UNA CARRERA POR LA VIDA

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-¡Maldita sea! - gritó Gohan al ver que la velocidad de la camioneta aumentaba.
Trataba de mirar a Videl pero no alcanzaba a mirarla si quiera un poco.
Tenía que estar tranquilo para poder idear un plan con el que rescatar a la muchacha. Por ahora no había mucho de qué preocuparse puesto que la carretera estaba libre de cualquier otro vehículo que no fueran los pertenecientes a los guardaespaldas de la familia Satán. Pero la situación no sería la misma durante todo el trayecto y menos con la rapidez con la que se movían.
No había forma de salvar a Videl alineando su coche con la camioneta, pues no habría oportunidad alguna de que la muchacha pudiera saltar al auto de al lado y ser atrapada por él.
El exceso de velocidad lo complicaba todo.
Tampoco podía pedir ayuda a la policía porque un solo error podía costar la vida de la mujer que amaba. Si los policías llegaban e irrumpian en la escena así sin más, Raditz bien podría elegir estrellar la camioneta contra los elementos de seguridad. Al saiyajin, las vidas humanas no le interesaban.
Había pensado también en arrojar una bola de energía en dirección a su tío. Pero nada le aseguraba que este poder sólo afectaría al hermano de su padre y no a Videl.
El tiempo apremiaba y el seño de Gohan se fruncia, tratando de encontrar una forma de poner a la hija de Míster Satán a salvo.
De pronto llegó a él la respuesta.
La acción sería descabellada y si algo salía mal, jamás se perdonaría afectar a la joven. Pero no existía otra forma.
Decidido, Gohan pisó a fondo el acelerador del auto, provocando que este se colocara de inmediato a la par de Raditz y pronto delante de la camioneta de este.
Al comprender la estrategia de su sobrino, Raditz sólo atinó a maldecir y puso todo su empeño en maniobrar el volante para no estamparse contra el auto. Pero era de idiotas pensar que este se detendría con sólo accionar el freno.
Videl soltó un desgarrador gritó cuando la camioneta colisionó contra el auto y ambos vehículos salieron disparados por los aires.
Un estruendo terrible se dejó escuchar en cuanto los cristales de ambos autos se hicieron añicos al entrar en contacto uno contra otro.
-¡Imbecil! - aquel fue el insulto que Raditz profirió antes de que el aparatoso accidente ocurriera.
Gohan se había teletransportado de su auto a la camioneta, segundos antes de que esta impactara contra la carrocería del coche.
Videl, debatiendose entre la conciencia y la inconsciencia, escuchó un grito del varón al que hasta hace poco amaba pero aunque se esforzó por reaccionar, su cuerpo no le respondió.
Gohan sacó de la camioneta a Videl llevándola en sus brazos.
Él había recibido el golpe que resultó de la colisión de ambos autos, razón por la que había gritado. Pero su cuerpo era resistente y aquello seguro no pasaría de ser un daño leve.
Mientras caminaba, observó el rostro de Videl, dormida en sus brazos y con rasguños apenas notables.
Lo había logrado, la había protegido.
Raditz por su parte, se había llevado también algún perjuicio de aquel choque. Pero nada que comprometiera su salud de forma seria.
La noche era fresca y especial, aquello podía notarse en el aire. A pesar de todo lo que había ocurrido, en el ambiente estaba presente una estela de frescor, que ayudaba al muchacho a serenarse.
Sobrino y tío habían terminado en diferentes lados de la carretera, de pie, pero en sitios que se oponían al otro. Y la lejanía, era algo que Gohan agradecía de momento, porque no pensaba soltar a Videl hasta que la ayuda llegara.
Raditz podía sentir la rabia de Gohan pero continuaba sonriendo. Solo que ahora una de sus manos impedía apreciar por completo su sonrisa, debido a que la usaba para limpiarse la sangre que le brotaba de la comisura derecha de la boca.
De entre la calma de la ciudad, se levantó el sonido de la sirena de una ambulancia.
Gohan se había encargado ya de dar parte a los paramédicos y ahora se encargaria de avisar a Míster Satán de lo ocurrido.
La gente curiosa se había arremolinado alrededor de lo que quedaba de los vehículos y al parecer, alguien en la multitud reconoció a Videl y dio parte a los medios.  Fue entonces cuando Gohan se vio obligado a ser él quien enterase primero al campeón de artes marciales de tal tragedia.
-Aquí Míster Satán - escuchó que decía la voz de su patrón, del otro lado del teléfono.
-Señor, buenas noches.
-Buenas noches muchacho, te noto intranquilo ¿ha pasado algo?
-Sí señor. Pero antes de que se alarme, por favor escuche mi informe completo.
La mujer desnuda, abrazada a Míster Satán, le besó el pecho y le acarició el rostro, pero de inmediato él, hizo un ademán para que ella detuviera sus caricias.
-No me angusties muchacho, te escucho.
-La señorita Videl quizo salir a dar un paseo en su camioneta.
Raditz la acompañaba en la camioneta, mientras que yo iba detrás para cuidarles las espaldas.
De pronto el vehículo comenzó a acelerar...
Mientras Gohan hablaba, notó que Videl comenzaba a reaccionar.
La miró y ella alcanzó a ponerse un dedo en la boca, pidiéndole que guardara silencio.
-¡Deje de narrarme la historia! - exigió el padre de la joven - dígame como está mi hija.
-Videl se encuentra sana y salva señor.
Solo tuvo unos cuantos rasguños que ya estarán siendo valorados por los paramédicos pero se encuentra a salvo.
-Pásamela - pidió - quiero hablar con ella.
-Está empezando a recobrar la conciencia.
El exceso de velocidad le afectó un poco.
"Videl - escuchó Míster Satán que Gohan la llamaba - es tu padre.
El varón le colocó la bocina en el oído y ella apenas habló.
-Papá - dijo con debilidad - estoy bien.
-Voy a regresar - le avisó su padre - te llevaré golosinas de las que más te gustan.
-No papá.
Por favor no regreses.
Hace mucho que no te tomas unas vacaciones.
Las mereces. Yo puedo cuidarme sola.
-Pero Videl... - Por favor, papá. Quedate ahí.
Las súplicas de Videl, fueron repetitivas. Y Gohan trató de apoyar su postura diciéndole a su padre que él se encargaría de cuidarla.
-Lo único que resultó con daños graves fue el aspecto material - completó su informe - tanto el coche como la camioneta, terminaron hechos un desastre.
La reparación no es una posibilidad.
-Las pérdidas materiales no me importan.
Lo único que quiero es que mantengan sana y salva a mi hija.
En cuanto hayan terminado de examinarla, podremos enviarle una fotografía para que constate que se encuentra bien.
-Acepto la propuesta muchacho.
La ambulancia arribó y Gohan esperó a que los paramédicos estuvieran listos para atender a Videl.
Apoyando a los socorristas, Gohan sentó a Videl con cuidado en la camilla de la unidad.
-Ahora vuelvo - le susurró al oído, reprimiendo sus ansias por besarle la sien antes de cruzar la calle para hablar con Raditz.
Videl se dejó atender, sin embargo siguió con la mirada la trayectoria de Gohan.
Raditz irguió la postura y elevó el rostro, esperándolo.
Los ojos de Raditz brillaban, divertidos a causa del enfrentamiento que se avecinaba. Los de Gohan en cambio, estaban ahogados en furia.
-¿Qué demonios pensabas hacer? - inquirió Gohan molesto en exceso.
Raditz ladeó el rostro y miró a su sobrino con gesto burlon.
-Será mejor que relajes esas hormonas enamoradas que te hacen ver cosas donde no las hay.
-Creí que quienes poseían la sangre saiyajin eran hombres valientes. Pero por lo que veo, la valentía se hereda y tú, no fuiste dotado de ella.
Quizá con tus evasivas pretendas que crean que sólo estabas cumpliendo con tu trabajo y nada más. Pero se te olvida que no estás tratando con cualquier persona.
Estás hablando con el mismo familiar al que raptaste cuando era sólo un niño. Así que conozco a la perfección tus artimañas.
-Acabas de traer a mi mente un bonito recuerdo, sobrino. Aunque el concepto que tienes de mi, al menos en el aspecto de la valentía, está muy errado.
Me importa un carajo si me crees o no, pero solo estaba haciendo mi trabajo.
Tu novia iba a encerrarse en una cárcel, solo porque alguien como tú se lo pidió.
Solo porque alguien como tu, no comprende los motivos que están más allá de la ridícula justicia que conoces.
Incluso eres injusto al juzgarla, porque tu no tienes las manos limpias ¿O es que ya se te olvidaron todos los villanos que han muerto con tu colaboración?
Esa pobre imbecil mató por tu culpa.
Porque su amor por ti, la cegó.
Piénsalo Gohan, el delito de esa muchacha fue un crimen pasional. Algo que desde luego tu hubieras podido evitar si no fueras tan idiota.
Tu también tienes la culpa de la muerte de Mai.
Lo sabes y eso te perturba.
Yo solo le pedí a Videl que disfrutara su última noche en libertad primero, para que se diera cuenta de que estar encerrado en una prisión no es la mejor elección. Además, si tanto anhelas su ruina ¿Entonces por qué cuidas de ella?
-Ella y yo tenemos un acuerdo.
-¿Ah sí?
¿En qué consiste?
Raditz fingió pensar por unos segundos.
Déjame ver, tal vez tu le cuidas la espalda por ahora, pero estás esperando el momento idóneo para traicionarla.
Eres tu quien acabará con su vida ¿verdad?
Gohan solo miró a su tío, en silencio.
Raditz soltó una carcajada que de pronto se oscureció y llegó a su fin.
-Eso te convertirá en un asesino, en lo mismo que detestas que ella sea.
Idiota.

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