LA PRIMERA CITA DE VIDEL.

23 4 0
                                    

El uniforme que lo identificaba como trabajador de la familia Satán le quedaba bien. O al menos eso era lo que le había dicho Videl, aunque de una forma que le restaba importancia al asunto.
-Tengo prisa - le hizo saber ella después - camina de una vez que no pienso llegar tarde a mi cita.
Él no tuvo que responder. Solo se dirigió hasta la salida de la casa, le abrió la puerta a Videl y esperó para poder seguirla.
Pero ni bien había llegado Videl a pisar el gran jardín de la casa, los apresurados pasos de alguien se escucharon acercándose.
Gohan entonces volvió la cabeza para encontrarse con una mujer madura de expresión amable que le sonrió al encontrarse a su frente.
-Joven - dijo ella casi sin aire - tengo un recado para usted.
-¿Para mi? - inquirió el muchacho sin comprender.
La fémina asintió.
Afuera Videl se quejó de estar sufriendo bajo los rayos del potente sol.
Pero su guardaespaldas continuó prestando atención a quien conversaba con él dentro de la casa.
-Así es, joven - la respiración de la mujer empezaba a recuperarse - hace un rato estuvo aquí un hombre, se identificó como su padre.
La expresión de Gohan se transformó de pronto, mostrándose un tanto alarmada.
-¿Qué fue lo que dijo? - preguntó enseguida.
-Qué su madre lo espera en casa para que le cuente sobre los últimos acontecimientos de su vida.
Al instante, una oleada de enojo envolvió el ser de Gohan. Sin embargo fue capaz de contenerse para agradecer con amabilidad a quien se había tomado la molestia de comunicarle el mensaje.
Una vez que lo hizo, dio media vuelta.
-Tengo mucho trabajo - expresó, tratando de justificarse - usted debe saber mejor que yo, lo exigente que es la señorita Videl.
Justo entonces se dejó oír un portazo en el área del copiloto de la camioneta y Gohan cerró la puerta sin más, montando en el lujoso vehículo y encendiendolo enseguida.
Videl notó enseguida la tensión en sus músculos, tanto en los faciales como en los corporales y se mantuvo en silencio mientras abandonaban la casa, pensando en sí debía hacer preguntas o si lo mejor era callarse el interés.
-¿Todo en orden? - soltó de repente, sintiendo que había cometido un error casi al instante.
-No - fue la respuesta que Gohan le dio sin apartar la vista de la carretera.
En vista de que el varón contestó su interrogante, ella tanteó el terreno, permitiéndose hacer otro cuestionamiento.
-¿Qué sucede? - antes de que Gohan pudiera abrir la boca para contestar, otra pregunta brotó de sus labios - ¿es algo malo?
-No lo sé - lo escuchó decir, mientras lo veía morderse la mitad derecha del labio.
Ella detuvo su indagación y se mantuvo mirando el paisaje por la ventana.
-¿Es tu madre? - inquirió, está vez sin atreverse a mirarlo.
-¿Como lo supiste?
-Desde que te conozco, si los asuntos no tienen que ver con la población de la ciudad o el mundo entero, tienen que ver con tu madre.
Gohan no supo cómo interpretar aquellas palabras. Si estas eran un insulto a Milk o si sólo se trataba de una opinión.
-Está enojada porque cree que tu y yo tenemos una relación.
La risa de Videl estalló en un segundo.
-Eso no puede ser - dijo entre carcajadas, sujetándose el estómago - de todas las cosas que se le han ocurrido a tu madre, esa es la más absurda. Tiene que ser la más absurda.
Gohan la miró, enojado. Pero ella continuaba prestando atención al exterior.
-Si quieres puedo ayudarte - ofreció de pronto la fémina.
-¿Qué? - Gohan - ¿Qué quieres decir con eso?
-Es sencillo - contestó ella entornando los ojos - sólo debemos ir con tu madre y explicarle que no tenemos ningún vínculo afectivo, que sólo querías trabajar para mí y nada más.
-Mi madre no es ingenua, no creerá eso solo porque sí.
-Te has rehusado sin siquiera probar la estrategia.
-La conozco bien. Seguirá creyendo que le ocultamos algo.
La joven fijó la mirada en  la luz roja que provenía de uno de los iconos del tablero de la camioneta.
Su cerebro de inmediato le hizo llegar una idea.
- Digamosle que te obligué a trabajar para mi - soltó de repente.
Gohan dio un respingo, sorprendido ante la idea.
-¿Qué? - inquirió sin comprender.
-Sí.
Escucha, tu madre cree que soy una peligrosa delincuente que puede hacerte daño en cualquier momento, entonces ¿por qué no usar eso a tu favor?
Es cierto que cuando lo escuche podría alarmarse todavía más pero confío en que encontrarás la manera de tranquilizarla.
-Si le decimos eso no te dejará marchar de casa tan fácil.
Podría llamar a la policía o lo que es peor, podría intentar matarte.
Videl volvió el rostro hacia Gohan y le sonrió con dulzura.
-El entrenamiento que me diste cuando éramos amigos, no fue en vano. Te aseguro que sé defenderme.
Gohan parpadeó, sintiéndose envuelto por aquel encanto inocente que la joven irradió en aquellos segundos. Tan cautivado estuvo que no fue capaz de articular palabra.
-Iremos en cuanto mi cita con Olivue finalicé.
Aquellas palabras de Videl, lo hicieron volver a la oscura realidad en la que se encontraba y el enojo surgió de nuevo desde su interior.
En medio de su arrebato, el joven aumento la velocidad a la que viajaban.
-Debes tener mucha prisa por verlo - expresó en tono amigable - y creo que te ha atrasado mucho. Así que estoy compensando eso.
La temperatura de Videl descendió de golpe con solo escuchar lo dicho por Gohan y de súbito el pecho pareció oprimirse de forma tal, que le dificultaba respirar.  Pero aún así, no estaba dispuesta a dejarle ver lo afectada que estaba.
-Solo imagina - declaró mientras parecía encapsulada en un sueño muy agradable - conocí al hombre que bien puede ser el amor de mi vida.
Es maravilloso.
Los dedos de las manos de Gohan se tensaron alrededor del volante. Pero él no emitió respuesta alguna.
Llegados a la vivienda de Olivue, Gohan bajó del auto para abrirle la puerta a Videl y al apartarse para que ella pudiera salir a sus anchas, su espalda dio contra el pecho de un hombre.
-Buenos días - escuchó que Videl decía, muy cortés.
Gohan cerró la puerta de la camioneta con más fuerza de lo que le hubiera gustado.
Volviendo a hacerse consiente de su presencia, la fémina se volteó hacia él para presentarlo como uno de sus nuevos guardaespaldas.
El primogénito de la princesa del monte Flypan, de pronto estuvo incómodo con ser conocido por quien a todas luces sería el novio de Videl, como un simple encargado de su seguridad.
-Mucho gusto - dijo el rubio sonriendole y sacándolo de sus cavilaciones - siguenos.
El hogar de Olivue era un auténtico palacio.
Su buen gusto tenía que ser reconocido.
Videl anduvo por los pasillos, curiosa y juguetona, embelesando a su futuro amor.
-¿Tienes hambre? - preguntó el anfitrión a su invitada.
-Mucha.
-Me alegro de que sea así porque he preparado muchas cosas para alimentarte.
La caminata de la pareja y del guardaespaldas, se desvío hacia la cocina. Misma que estaba muy bien equipada y por supuesto decorada.
Videl se impresionó al ver el tamaño de los platos, jarras y otros utensilios en uso.
Olivue soltó una pequeña carcajada y explicó.
-Recibo visitas muy a menudo.
En su mayoría acuden en grupo y por eso me he acostumbrado a adquirir artículos más grandes para servir mayor cantidad de comida y bebida.
Gohan no pudo evitar pensar lo feliz que sería la raza saiyajin entera si aquella fuera su cocina.
Los aromas agradables invadieron pronto el espacio.
-¿Haz cocinado todo esto solo?
-Solo he tenido ayuda para servir. Pero me gusta la cocina, así que trato de hacer mis propios platillos cada que tengo oportunidad.
En su interior, Gohan no creía que un solo hombre pudiera cocinar de esa forma y continuar con esa energía.
Por desgracia o por fortuna, fue incluido en el desayuno que el varón preparó para su conquista. Pero en todo momento, Videl estuvo atenta no sólo a las palabras del rubio sino también a sus gestos.
Sin duda ella tenía que haberle mentido cuando le hizo saber que le gustaba, que lo amaba. Quizá ella solo encontraba placer en conseguir lo que quería y cuando lo tenía lo botaba.
Se contuvo para no dar un golpe en la mesa y hacer saltar los alimentos.
Al terminar su parte del desayuno, se inclinó hacia atrás y dio las gracias. Luego se disculpó y se retiró de la mesa, alejándose un buen tramo para no tener que escuchar la conversación entre los flechados.
Videl le dirigió una mirada vaga y continuó con sus asuntos.
La charla se prolongó hasta que ambos se sintieron ligeros de estómago y se levantaron para pasar a la acción.
Jugarían un partido de tenis.
Olivue tenía una enorme cancha y no la desaprovecharian.
Antes de bajar los escalones que llevaban hacia este espacio, Videl hizo una seña a Gohan y alzando la voz, le dijo:
-Puedes permanecer de pie aquí o también sentarte, como mejor te acomode.
Espero te guste el tenis, porque si no, te aburrirás un poco.
Gohan avanzó hasta donde Videl le indicó que se acercará pero lo hizo en silencio y poco después, la miró desaparecer para - segundos más tarde - verla en la cancha, lista para el deporte.
Con la mandíbula apretada, Gohan trataba de controlar sus celos, pensando en que Olivue era el mejor chico que podía haber encontrado mientras se decía a sí mismo que ese era el curso que las cosas debían seguir.
A partir de ahora, él sólo sería un empleado de la familia Satán, sin mayores implicaciones con la  heredera de la mansión.
La química entre Videl y Olivue era obvia hasta en el juego.
Solo tenía que aceptarlo.
El problema era que esta, era la segunda cosa que debía aceptar de manera forzosa. Y no estaba listo para lidiar con ello.

SIMPLEMENTE TE ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora