UNA MADRE PROTECTORA

46 3 0
                                    

Manteniéndose siempre al día con las noticias por televisión fue como Milk se enteró del horrendo asesinato de la novia de su hijo. Para entonces Gohan todavía no se encontraba en casa y supuso que tampoco estaba con Mai, porque de ser así, él no habría permitido que agredieran de esa forma a la mujer que amaba. Pero, si no estaba con ella, entonces ¿dónde se encontraba?
Angustiada abandonó el sofá y levantó el teléfono para enseguida marcar el número de asistencia del trabajo de su hijo.
De la bocina brotaron tres timbrazos que a ella le parecieron eternos.
-¿Diga? - escuchar la voz de Gohan al otro lado del teléfono, la tranquilizó.
Pero notarlo así de tranquilo también le produjo un pesar inmenso porque entonces aquello significaba que todavía no estaba al tanto del asunto.
Cuando quiso responder, la voz se negaba a brotar de su garganta pero se esforzó hasta donde pudo por hacerse escuchar y entonces un débil hilo brotó.
-Gohan, soy yo, mamá - su voz sonó apesadumbrada.
De inmediato la respiración del muchacho se alteró.
-¿Mamá, está todo bien?
-No - le contestó ella.
-¿Qué pasa? - inquirió él está vez sin preocuparse por hacer notoria su alarma.
-Lamento mucho lo que voy a decirte hijo. Pero en las noticias de esta tarde, hace unos minutos informaron sobre el asesinato de una mujer.
Gohan permaneció en silencio, con el corazón oprimido.
De alguna forma entendió lo que ocurría pero prefirió esperar.
-Hijo han... han matado a Mai.
Milk había empezado a sollozar sin poder evitarlo y Gohan de pronto sintió que era tragado por el suelo. Que todo a su alrededor se estaba hundiendo.
En la casa de los Son la televisión seguía encendida y la nota volvió a ser narrada, esta vez con una pizca de información extra.
"Se presume que la autora de tan reprobable acción, es para pesar de todos, Videl, la hija del gran campeón Míster Satan."
Al escuchar aquello, a Milk se le cayó el alma a los pies y el teléfono se le resbaló de las manos.
De repente tuvo la sensación de estar encerrada en un letargo.
Fue la voz de su marido lo que la hizo despertar de un salto y volver a sujetar el teléfono de nuevo.
Goku que se había mantenido desayunando un tazón de cereal de gran tamaño, casi se cae de la silla cuando la presentadora de la televisión había revelado el nombre de la asesina.
-¡Videl! - gritó de pronto - ¡eso, eso no puede ser!
La muchacha se había presentado ante ellos como alguien demasiado amable, atenta y correcta, por lo que no era fácil creer lo que se estaba diciendo de ella.
-Mamá - pronunció Gohan sintiéndose vacío - sube el volumen de la televisión por favor.
Milk atendió el pedido de su hijo sin mediar palabra.
Gohan se mantuvo escuchando aquella frase que repetían entre los comentarios de presentes en el canal televisivo. Gente que al igual que todos, no lograba dar crédito a lo que escuchaba.
-No puede ser - musitó el saiyajin.
Mai y Videl se habían convertido en las mejores amigas.
Llevaban mucho tiempo siéndolo.
Tenía que haber un error.
Soltó el teléfono de golpe y salió a toda prisa hacia su casa.
-Esa muchacha no me agradó desde que la conocí - comentó Milk, pero entonces se hizo consiente de que lo único que se escuchaba al otro lado, era la nada.
La gente miraba asombrada aquella silueta humana que avanzaba por el cielo. Más de un individuo se frotó los ojos para hacer desaparecer aquella visión pero aún después de hacer esto, continuaron viéndolo.
Gohan tenía destrozado el corazón y el nacimiento de las lágrimas en sus ojos le obstaculizaba la visión.
Al llegar a casa abrió la puerta con tal fuerza que esta rebotó de vuelta a él. Pero sus reflejos le permitieron enviarla de nuevo hacia la pared.
Su madre se apresuró a recibirlo con los brazos abiertos, en los que Gohan se refugio para llorar.
La televisión continuaba tratando el mismo tema para tortura de los seres que amaban a Mai. Pero gracias a esto, el muchacho comprobó con evidencias que el nombre de quien cometió el crimen, era correcto.
La vivienda de los Son comenzó a temblar bajo aquella rabia. Pero fue entonces cuando su padre se acercó a él y le puso una mano en el hombro.
-Tienes que pensar con la cabeza fría hijo. Si sales ahora lo más probable es que cometas una tontería igual a la de Videl.
Sé cuanto amabas a Mai y tú madre también lo sabe. Pero la justicia ya se está encargando del asunto y es mejor dejarles continuar.
Gohan siguió a su madre hasta el sofá y derramó su alma en lágrimas.
Aquel sería un día en sus vidas que nunca olvidarán.
Largo tiempo había pasado desde entonces y la ciudad entera parecía haberse olvidado de la tragedia. Incluso las autoridades encargadas de hacer pagar a la delincuente, parecieron borrar el caso de su memoria.
La familia Son asistió al funeral pero pronto dejó de saber de los padres de Mai, quienes no soportaron lo ocurrido y se marcharon para siempre del lugar.
De la hija del peleador de artes marciales no se volvió a saber nada.
Los medios ya no pasaban las horas fuera de la mansión de su padre para enterarse de su paradero.
Gohan estuvo obligado a continuar con su vida aunque todo estuviera cayéndose a pedazos.
El muchacho dedicaba su tiempo libre a indagar por su cuenta sobre la persona que había mtado a su novia.
Quería hacerla pagar. No obstante sus esfuerzos parecían no rendir ningún fruto, lo que lo desesperaba al punto de dejarlo sin fuerzas.
Hasta que una noche, una carta cambió el rumbo de los acontecimientos.
Su madre dejó como todos los días, el correo que no era de su incumbencia sobre la mesa. Pero no se olvidó de hacer saber a su hijo que había recibido algo.
Gohan dio las gracias y se llevó el sobre a su habitación.
Esa noche aunque su madre lo llamó a cenar, él muchacho se negó a abandonar su pieza.
Desde el momento en el que leyó la carta por primera vez, no pudo dejarla de lado.
Sus ojos recorrieron aquellas palabras escritas con tinta negra, una y otra vez.
"Videl, Videl, Videl".
Aquel nombre se repetía en su cabeza.
¿Por qué él nunca se dio cuenta de que algo andaba mal con ella?
Apenas y podía recordar a la chica noble que alguna vez conoció. Porque desde la muerte de su novia, Gohan no era capaz de evocar a la hija de Míster Satan como era. Sino que al imaginarla, solo podía contemplarla en lugar de Mai.
Siendo su sangre la que se derramaba.
Siendo su cuerpo el que se deterioraba.
En la carta ella lo estaba invitando a encontrarse.
Le decía que sólo quería verlo una última vez antes de que fuera él quien le arrebatara la vida.
¿Como había llegado Videl a enloquecer hasta ese grado?
Se estrujó los sesos pensando. Pero al cabo de un rato decidió que no le importaba para nada el modo en el que ella había perdido la razón. Sin embargo, tal y como ella misma mencionaba, sí que le interesaba su oferta.
Despues de todo los seres humanos no podrían hacer mucho contra un saiyajin. Así que si él decidía matarla, nadie lograría someterlo jamás.
Videl estaba regalandole la oportunidad y no pensaba tirarla a la basura.
Salió esa misma noche con rumbo a "el abrigo de la dama de rojo".
Como bien sabía Videl, él nunca antes había estado en ese lugar. Así que tuvo que buscar la ruta en Internet y después salir a hacer el recorrido por aire para no perderse la noche siguiente.
En esa ocasión su madre no advirtió nada.
Él cuidó de ser tan sigiloso como pudo.
El aire nocturno era frío, lo cual causó que Gohan rememorara las ocasiones en las que había salido con Mai mientras el mismo clima transcurría.
Ella siempre le pedía que la abrazara aún trayendo un cálido suéter puesto.
"El calor de tus brazos no puede compararse al de ninguna piel que haya probado antes" - le decía.
Con sólo observar la marquesina sobre la entrada del lugar, el público podía advertir que aquel establecimiento era sólo para gente que gozara de poseer una fortuna.
En su caso particular, la fortuna era de su madre, no de él. Así que por eso Videl se había empeñado en recalcarle que debía trabajar con ahínco si quería seguirle los pasos de ahora en adelante.
No pensaba pedirle dinero a su madre. Esa era una idea que siempre había rechazado y que continuaría deshechando todavía con mayor empeño ahora que estaba por convertirse en el autor de un delito. Además haberlo hecho, le habría asegurado el que su madre descubriera sus verdaderas intenciones.
Ya había pensado en todo y esa noche se había dejado la carta en su habitación porque no deseaba extraviarla de ningún modo.
Esa sería la prueba más grande que llevaría consigo de que habría sido Videl quien buscó su propia muerte.
Estaba actuando con toda claridad como una suicida y él abandonaría esa carta sobre su cuerpo como señal de haber hecho justicia por la muerte de Mai.
No le importaba que su nombre apareciera escrito.
No le Importaba nada ya.
Ni siquiera el saber que - con lo que haría - le causaría una gran pena a su madre.
Por su parte, Milk no había podido conciliar el sueño  pensando en lo tonta que había sido por no atreverse a abrir la carta dirigida a su hijo.
Supo por su reacción, que algo grave debía haber sido plasmado en la hoja que contenía aquel sobre.
Sin lograr apaciguarse, se levantó de la cama con suavidad y caminó de puntas hasta la habitación de su hijo.
No cometería el error de llamar a la puerta. Así que solo giró el pomo y se asombró cuando esté dio vuelta sin mayor complicación.
Dio un paso adelante con la vista fija en la cama.
Parecía que su hijo dormía pero entonces pronunció su nombre sin poderlo evitar.
Llamado al que Gohan no respondió.
Entonces la madre encendió la luz y casi gritó cuando vio que aquel bulto estaba formado solo por almohadas y sábanas.
Desde la distancia, alcanzó a ver el sobre que había dejado sobre la mesa de la cocina, ahora sobre el escritorio de su hijo.
Se dio prisa en acercarse y extraer la hoja que había dentro.
Sus ojos se devoraron con presteza el contenido y entonces regresó a la habitación matrimonial para despertar a su marido.
-¡Goku - gritó desesperada la mujer a su esposo mientras lo sacudía - despierta, tenemos que llamar a tu hermano!
Goku se sentó de golpe, aturdido.
-¡Videl se ha puesto en contacto con Gohan!

SIMPLEMENTE TE ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora