DESACUERDOS

32 4 3
                                    

-¿Qué hace mi hijo del brazo de esa mujer? - preguntó Milk hablando entre dientes y acercándose todo lo posible al oído de Bulma.
-¿Como quieres que yo lo sepa, mujer? - contestó su amiga.
-Pero es que esto no puede ser posible - insistió la hija de Ox Satán incrédula.
Raditz que se había situado al costado derecho de Milk, recorrió su labio inferior con la punta de la lengua.
-¿No decías que esa mujer quiere asesinar a tu hijo? - preguntó dirigiéndose a la madre - porque a mí lo que me parece es que están saliendo.
La esposa de Goku empezaba a sudar frío.
Raditz se había atrevido a pronunciar las palabras que ella evitó decir.
Eligió fingir que no había escuchado nada. Lo cual no era difícil de aparentar puesto que la multitud que esperaba de pie bajo la escalera - y de la cual ellos formaban parte - gritaba el nombre de la joven delincuente, mientras que otros tantos, la bombardean con preguntas.
Las pisadas de la mujer más solicitada aquella noche, se sincronizaron con las de su acompañante, que ahora cuidaba de no cometer error alguno. Tanta gente lo hacía sentir abrumado.
-¡Señorita - gritó alguien - luce hermosa y sexy con ese vestido!
-¡Gracias! - Videl contestó - no hubiera logrado que me quedara sin haber pasado días enteros frente al retrete.
La prensa y el resto de los presentes estallaron en risas.
-¿Qué estas diciendo? - Gohan inquirió  en tono reprobatorio, con los dientes apretados sin dejar de sonreír.
-Tomalo con calma.
No soy anorexica.
Es solo una ironía.
Solo espera y verás como en poco tiempo, se hará un escándalo especulando si en realidad lo soy o solo fue una broma.
Por extraño que fuera, Gohan se sintió aliviado.
Tuvo que proteger a Videl cuando por fin tocaron el suelo, porque la gente se le fue encima apenas tenerla a su alcance.
En una larga mesa a pocos metros de las escaleras, se hallaba sentado su padre, en la provisión central, como anfitrión de la fiesta.
Ella avanzó hasta él sin soltar a Gohan ni por un segundo y al minuto siguiente, los tres estaban ocupando lugares al lado del campeón de artes marciales.
-Ese muchacho es... - empezó diciendo Míster Satán.   -Así es papá - completó su hija - te presento a Gohan.
Ambos se saludaron desde la corta distancia a la que se hallaban.
En otra mesa mucho más alejada y grande que la de los dueños de la mansión, estaban sirviéndose los platos para los asistentes.
-Espero que tengan hambre - comentó Satán - porque hay mucho por probar.
Sus acompañantes sonrieron nerviosos, observando como los invitados se acomodaban alrededor del gran salón, preparados para iniciar el festejo.
El volumen de la música aumentó luego de que el millonario agradeciera a la ciudad su asistencia y el buen trato que le daban a su hija.
Goten solo podía sentir la sangre hirviendo dentro de sus venas.
Se obligó a comer y no rechazó nada de lo que se le ofrecía, incluyendo las bebidas alcohólicas.
Después del banquete, Míster Satán volvió a tomar el micrófono y la música volvió a descender su volumen.
-Esta fiesta no se ha efectuado solo con el motivo de celebrar a mi hija, sino que también tengo la esperanza de conseguir un buen miembro del equipo para su seguridad personal.
Al escuchar aquello, la joven levantó la cabeza y susurró.
-No papá, por favor, no es necesario.
Pero su padre la ignoró.
Raditz entonces encontró la oportunidad perfecta para cumplir con el cometido por el que a cambio, le darían la vida de Kakaroto.
Los flashes de las cámaras se accionaron.
La voz del anfitrión volvió a escucharse por encima del revuelo que se había formado después de sus declaraciones.
-Pero este asunto será tratado hasta horas más tarde. Por lo pronto todos continúen disfrutando de la fiesta.
Míster Satán se levantó de su sitio y Videl lo siguió.
-Tengo que hablar contigo un momento - dijo con firmeza una vez que las miradas de todos quedaron atrás.
-¿Cuál es la razón? - su padre no estaba dispuesto a discutir el tema.
-El último cuerpo de seguridad que me pusiste casi me mata - objetó Videl.
-Las equivocaciones son naturales en el ser humano, Videl.
Odié poner tu vida en riesgo de esa forma. Pero por suerte todo salió bien. Ahora todo irá bien.
No trates de hacerme cambiar de opinión.
Estas fueron las últimas palabras del jefe de la familia antes de ingresar al baño.
Videl golpeó la pared. Sabía que no podría hacer nada, por mucho que se quejara del asunto.
Gohan por su parte se había quedado sentado en su sitio dando la cara a las cámaras y siendo acosado con preguntas que no pensaba responder.
De pronto recordó  el motivo real por el que se encontraba ahí.
Se levantó para ir en busca de Videl.
Su madre no lo había perdido de vista desde que lo vio del brazo de la joven y tenía muchas preguntas que hacerle. Sin embargo no había tenido oportunidad de acercarse a él.
Esperó a que la gente se dispersara y entonces disimulando, comenzó a seguir sus pasos.
Oculta tras una pared, lo encontró contemplando a la joven en medio de un momento de intensa frustración.
Como madre solo podía pensar en que él estaba equivocando el camino. Se estaba olvidando de lo que esa chica le había hecho a su novia.
Ella no permitiría que él se pusiera en riesgo de esa forma.
Videl sólo abandonó el lugar sin prestarle atención a Gohan. Tenía que volver a la mesa antes de que los intrusos se atrevieran a invadir sus límites.
Fue entonces cuando Milk emergió de entre las sombras.
Tomó a su hijo por las solapas del saco y lo sacudió con fuerza.
-¡¿Pero que demonios te crees?!
-¡Mamá! - gritó Gohan con los ojos bien abiertos debido a la sorpresa - ¿Qué estás haciendo aquí?
-¡¿Como que qué estoy haciendo aquí?!
¿Te atreves a dejar a tu madre sin noticias tuyas por más de un día y eso es lo único que me dices al vernos de nuevo?
-Baja la voz mamá, por favor - pidió Gohan, inquieto al no saber si alguien podría estar escuchándolos.
El ceño fruncido de Milk temblaba a causa de la rabia.
-Este es el peor momento para discutir sobre eso.
En serio.
-No tienes idea de la angustia que pasé por no saber si seguías o no con vida.
-Perdoname mamá, no quise angustiarte. Pero ya soy mayor y tengo asuntos que no puedo compartirte.
No podrás conocerlo todo en mi vida personal.
Ofendida por las palabras de su primogénito, Milk tiró de él antes de propinarle una bofetada.
Gohan la miró con desprecio por primera vez en su vida y se retiró en silencio hasta el salón.
Videl ya había comenzado a comer y también a beber en exceso.
-Controlate - le pidió Gohan.
-No estoy para tus palabras sensatas, Son.
Ahorratelas por favor.
-Tampoco yo tengo humor para que no actúes como debe ser.
Pasada media hora del banquete, la gente comenzaba a pedir que Videl abriera la pista.
-Esto es algo que odio hacer - susurró la joven.
Gohan pudo escuchar aquella declaración pero al frente de ellos había reporteros que estaban a la espera de cualquier cosa que pudiera convertirse en un escándalo.
Él tendría que hacer su parte.
Se levantó, se volvió hacia la joven y le tendió una mano.
-¿Bailamos?
Videl le tomó la mano a regañadientes.
Milk que justo en aquel instante se aparecía de nuevo por el salón, se quedó pasmada.
Tras ella se encontraba el padre de Videl.
Se fijó en la atractiva figura de la mujer que venía delante y fue entonces cuando se le ocurrió convertirla en su pareja.
-Señora.
Milk volteó de prisa.
-¿Si? - la voz le temblaba.
-¿Me concede esta pieza?
-Es que yo - la fémina se obligaba a pensar rápido, buscando una forma de librarse de la situación - yo estoy casada.
Sí, soy casada.
-¿Su marido nos honra con su visita?
-Por supuesto - contestó Milk, ya más confiada.
Comenzó a caminar hacia Raditz y levantó la mano para avisarle que lo necesitaba.
El villano asintió y anduvo hasta quedar a lado de ella.
-Cariño... - comenzó diciendo Milk - Míster Satán quiere...
-Bailar con su mujer - completó el peleador.
-Si ella no tiene problema...
Milk abrió los ojos negando con la cabeza.
¡Maldito seas, Raditz! - pensó Milk.
El hermano de Goku, río de medio lado como si hubiera adivinado sus pensamientos ofensivos y dio media vuelta para marcharse.
Pero Míster Satán lo detuvo, tomándolo del brazo.
-¿Sí?  - Raditz preguntó, la voz oscurecida.
Míster Satán, que se había ocultado apenas tras el hombro de Milk, hizo su ofrecimiento.
-Usted se ve como un hombre fuerte e inteligente.
¿Le interesaría el puesto de guardaespaldas de Videl?
La sonrisa maliciosa de Raditz se ensanchó.
Extendió la mano hacia el millonario y cuando este la tomó, agregó:
-Trato hecho.

SIMPLEMENTE TE ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora