CON LOS PIES SOBRE LA TIERRA

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Con la noticia, los cuerpos de Goku y Vegeta se tensaron de repente. Las esposas de ambos guerreros notaron el momento exacto en el que sus cuerpos se estremecieron y ambas se miraron como consultando con la otra en silencio, si pedir la ayuda de Raditz había sido una buena decisión.
Sus maridos - que hasta hace un momento presentaban una temperatura normal - empezaron a sudar y ninguno de los dos apartó los ojos del monitor de la máquina.
Seguían la trayectoria de aquel punto rojo con una atención sobrecogedora. Tanto fue así que Milk comenzó a ponerse un poco nerviosa.
-Parece que estuvieran esperando la caída de un meteorito - comentó Bulma con la intención de relajar a los tres - tranquilicense de una vez.
Si algo sucede son dos contra uno, estoy segura de que no van a perder.
-Ese no es el motivo por el que nos ponemos así mujer - Vegeta empezó a explicarle a Bulma - Raditz es un auténtico dolor de muelas.
Desde el primer segundo en el que toque tierra, será responsabilidad nuestra proteger a todo ser vivo de sus manos destructoras y sus ansias de poder.
Era por eso que en primera instancia aconsejamos que no tenía caso hacerlo venir.
Estamos seguros que los beneficios que se obtendrán con él aquí, serán mucho menores que los problemas que nos causará.
-Dejen de comportarse como unos críos - Milk los reprendió, recuperando su rudeza - ese tipo estará aquí pronto. Ahora sólo queda resistirlo.
Vegeta quiso culpar a la mejor amiga de su esposa por exponer a tal riesgo a todo un planeta sólo por preservar la vida de su hijo pero los reproches no iban con su personalidad.
En el monitor de la máquina se percibió el cambio de velocidad de la nave de aquel villano, había aumentado.
-Está a nada de tocar tierra - Vegeta expresó.
Y justo entonces un estruendo los sobresaltó.
Sin perder tiempo todos salieron del laboratorio y corrieron hasta el gran jardín en el que con frecuencia la familia Briefs desayunaba.
Ahí, en medio de una gran variedad de plantas, se encontraba la nave de Raditz.
Bulma miró hacia el techo de cristal de su jardín.
Una gran parte del vidrio había sido roto debido al impacto del objeto.
-Te lo pagaré - agregó Milk de prisa.
-Descuida, no es por eso que he mirado hacia arriba. Solo quería observar que tanta capacidad de destrucción tiene una nave como esa.
Por lo demás ni te preocupes.
Goku fue el primero en colocarse delante de todos los demás. Sus brazos estaban extendidos a medias, para señalarle a los suyos el espacio en el que debían permanecer. Pero Vegeta se negaba a que Kakaroto tomara el protagonismo tal y como lo hacía siempre. Así que decidió adelantar a Goku.
La nave del villano se abrió produciendo un sonido similar al que provoca el escape de calor.
En cuanto el primer pie de Raditz estuvo fuera de la nave, las mujeres de los guerreros saiyajin se prepararon para enfrentarse al peor escenario.
El hombre parecía haber ganado estatura a la par de su musculatura. Su pelo continuaba siendo tan largo como aquella primera vez en que lo vieron, y su expresión era tan déspota como siempre.
-Vegeta -  Raditz pronunció con la voz oscurecida, al tiempo que levantaba una ceja.
El príncipe de los saiyayin, lo miró con altivez, dándole la bienvenida con una media sonrisa de suficiencia en el rostro.
-Tan insolente como siempre, Raditz.
-¿Qué me dices tu? Sigues conservando los delirios de grandeza.
-El que habla como si fuera superior a mi, eres tú.
Te recuerdo que haber matado a Frezeer no es precisamente una hazaña y mucho menos lo es apoderarse de tierras que no conquistaste sin ayuda.
Raditz hizo una mueca de disgusto, empezaba a perder la paciencia. Pero lo mismo sucedía con Vegeta.
-Siempre has hecho alarde de poseer un gran poder, príncipe. Sin embargo nunca pudiste aniquilar a Kakaroto.
Aunque aquellas palabras hirieron el orgullo del saiyayin, no estaba dispuesto a dejarse ganar.
-Si no he matado a Kakaroto, ha sido solo porque dejé atrás ese deseo. Pero de proponermelo, no sólo podría acabar con él sino también contigo.
Raditz soltó una carcajada.
-Tus planes cambian de manera muy repentina ¿no Vegeta?
Según lo que me habías comunicado, el motivo de mi visita a la tierra era algo muy diferente al punto que estamos tocando en este altercado.
-No he cambiado el asunto por el que te hice venir.
-No obstante debes saber que no me es difícil en absoluto aprovechar mi estancia en este planeta para cumplir dos fines de una sola vez.
Si tanto confías en tus capacidades, entonces será un verdadero placer para mí que cuando llegué la hora de marcharme, no sólo me lleve el cuerpo inerte de Kakaroto, sino también el tuyo.
Conforme iba escuchando el rumbo que tomaba aquella conversación, la paciencia de Milk se iba agotando.
Sin pensarlo dos veces, asestó un puñetazo a la nave del hermano de su hermano, dejando una hendidura en el objeto.
-Ya fue suficiente de conversaciones sin sentido - dijo con la respiración tan agitada que parecía haber finalizado un combate hace apenas unos segundos.
Raditz inclinó apenas la cabeza por encima del hombro de Vegeta y preguntó:
-¿Quién es esta mujer?
Lo cierto es que ninguno de los presentes podría haber anticipado que Milk reaccionaria de aquel modo. Por lo que el silencio se apoderó un momento del sitio hasta que Vegeta contestó.
-Es la esposa de Kakaroto.
-Ah - Raditz expresó fingiendo deleite - debí haberlo imaginado. Es tan imprudente como él.
Goku se mantenía forme en su pocision como escudo tanto para su amiga como para su esposa.
-La dama tiene valor - continuó hablando el malhechor - mira que atreverse a interrumpir una conversación de dos seres que ni siquiera son sus iguales, requiere de valentía.
El villano empezó a andar con lentitud hacia Milk y después siguió hablando.
-Sin embargo, no soy el tipo de hombre que pase por alto un insulto.
Milk sintió miedo en aquel instante. Sin embargo levantó el mentón y endureció la expresión para demostrar que no la intimidaba tanto como él podría llegar a creer.
-Me parece que a las humanas, el relacionarse de manera sentimental con un saiyayin, les afecta la cabeza.
Me atrevo a creer que piensan que porque sus maridos son débiles de carácter con ellas, todos los hombres de la raza seremos iguales. Pero no podrían estar más erradas.
Raditz por fin llegó hasta donde su hermano se encontraba.
-Quítate Kakaroto.
Le enseñaré a tu esposa, cual es el verdadero carácter de un saiyayin.
Pero lo miró con frialdad.
-Será mejor que abandones esa idea, Raditz.
Acabas de llegar y aunque no me agrades, no quiero darte una mala bienvenida.
-¡Aparta de una vez! - Raditz concentró toda su fuerza en el brazo con el que quiso mover a Goku de sitio con sólo un manotazo. Sin embargo, su intento no tuvo ningún efecto en el cuerpo del guerrero.
-Retrocede - le advirtió Goku con firmeza.
Pero Raditz sonrió.
Estaba dispuesto a ponerlo a prueba.
-¿Qué pasa si no deseo hacerlo?
-Te aseguro que no querrás averiguarlo.
-Vegeta - Bulma pronunció apenas.
El saiyayin, que ya se había dado vuelta para mirar la tensa escena, observó a su mujer. Supo entonces que tenía que intervenir.
-Ustedes dos - dijo mirando a sus iguales - dejen de comportarse como críos. De cualquier forma les recuerdo que ya tendrán oportunidad de medirse el uno contra el otro de nuevo.
-Yo no recibo órdenes de nadie, Vegeta - contestó Raditz con enfado.
-Teníamos un trato y no creo que quieras restarte hombría faltando a tu palabra.
Aunque los involucrados en la reciente gresca, escuchaban a Vegeta, ninguno abandonaba su postura.
Estaban listos para atacar.
De pronto Raditz relajó los hombros al mismo tiempo que se relamia los labios.
-Da igual cuando sea, de todos modos, ya llegará tu hora.
Goku solo asintió al momento que sonreía entusiasmado.
Pelearia con Raditz en cualquier momento.
Hacía mucho tiempo que no tenía un combate que valiera la pena.
Seguro este sería un buen entrenamiento.
Por ahora tenía que mantener la vista fija en el objetivo.

Proteger a Gohan era la prioridad.
En silencio pero sin olvidar el asunto, Raditz siguió a Vegeta y a los demás hasta el interior de la vivienda.
El malhechor iba observando con detenimiento cada rincón del lugar. Era fácil darse cuenta de que los Briefs eran una familia acomodada.
-Veo que supiste escoger a tu pareja.
No hay duda de que nunca estuviste dispuesto a perder tu distinción.
Incomoda por el comentario, Bulma frunció el entrecejo y aguardó por la réplica que Vegeta ofrecería a tal observación.
-Es posible que un ser como tú no lo comprenda - Vegeta comenzó diciendo con desprecio - pero cuando me fijé en mi mujer, jamás presté atención a su posición económica.
Bulma tiene atributos más interesantes que el solo hecho de venir de una familia pudiente. Pero supongo que para un cerebro tan reducido como el tuyo, no debe existir nada más.
Raditz hizo un mohín de disgusto.
Bulma sonrió para sus adentros.
Llegados todos al comedor, tomaron asiento.
-Ustedes dirán - el villano habló.
-Esta tarde el padre de Videl celebrará una cena en honor a su hija - empezó diciendo Vegeta - cómo se desconoce el paradero de Gohan hasta ahora, su madre y mi esposa piensan asistir al evento.
-Es una buena idea - contestó el recién llegado para sorpresa de todos - suponiendo que el padre de esa chica desconozca el parentesco que ustedes tienen con Gohan. Porque de no ser así, estarían caminando directo a la boca del lobo.
En mi opinión, dudo mucho que el hijo de Kakaroto esté en aprietos. Pero unas simples humanas como ustedes - su mirada viajó a Bulma y a Milk - sí que pueden meterse en uno sí son reconocidas.
-Yo no pienso no asistir - dijo Milk aferrándose a sus intenciones.
-Yo no pienso dejarte sola - la secundó Bulma.
Raditz chasqueó la lengua.
-Bien, entonces me temo que tendré que acompañarlas.
Goku y Vegeta apenas podían creer lo que escuchaban.
-De vez en cuando - siguió diciendo el villano - hay que divertirse un poco.

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