CALLANDO POR... ¿AMOR?

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Habían pasado ya unos días desde que Milk había firmado el contrato como empleada doméstica y había iniciado sus labores. Mismos días en los que también su hijo había tenido oportunidad de verla y se había quedado pasmado sin comprender nada cuando Míster Satán la presentó como pareja de Raditz.
Videl había reconocido también a la mujer y se quedó boquiabierta ante la presentación que su padre había hecho. Pues no entendía de que forma la madre de Gohan podría estar ligada al segundo de sus guardaespaldas. Pero algo que sabía en definitiva, era que Raditz no era el padre de Gohan.
En cuanto Gohan estuvo a punto de abrir la boca para aclarar lo que parecía un malentendido, su madre lo miró como suplicandole que guardara silencio. Cosa que el muchacho hizo no sin estar dispuesto a saber que estaba pasando; le preguntaría a su madre apenas tuviera oportunidad.
Videl había quedado por demás sorprendida y hasta un poco disgustada de que su padre hubiera contratado a una mujer como esa.
"Ahora tengo al enemigo en mi propia casa" - pensó cuando la vio.
Milk llevaba encima el uniforme de mucama cuando Videl se dirigió al despacho de su padre.
Tenía que saber qué lo había impulsado a tomar semejante decisión.
En cuanto llamó a la puerta, su padre le dio autorización para que entrara y en cuanto lo hizo, Míster Satán se imaginó el motivo. Conocía bien la cara de su hija cuando un empleado no le agradaba.
-¿Qué necesitas, hija? - preguntó el hombre ignorando lo que se veía venir.
-¿Era necesaria una nueva empleada? - inquirió Videl con molestia.
-Bueno, si la contraté debe ser por algo.
Videl lo miró enfadada.
Míster Satán suspiró cansado.
-¿Cuáles son tus razones, hija?
-Estamos muy bien con los servicios de quien fue casi mi nana. A esa recién llegada no la conocemos y no me da buena espina.
-Estás apresurandote demasiado, Videl.
Conocer a una persona toma tiempo y tu no se lo estás dando a la nueva empleada. Por lo de tu nana no te preocupes que seguirá trabajando para nosotros.
-Pero es que no sabía que necesitaras empleados.
-No voy a informarte de todas mis decisiones - dijo su padre tajante - sabes que tanto como yo, somos personas muy independientes y nos gusta tomar nuestras propias decisiones. Puedo asegurarte que esa nueva empleada no hará más que beneficiarnos a todos. De cualquier manera me parece importante que sepas que no voy a echarla, esta vez no lo harás.
Tal vez mi error ha sido darte todo lo que quieras, ceder en todo lo que quieres, pero en esta ocasión no sucederá de esa forma.
La joven lo miró enfadada.
-¿En serio estás diciendome todo esto por una empleada?
-No es sólo por la empleada. Es mi manera de decirte que de ahora en adelante no permitiré tus intromisiones en mis asuntos.
-¿Todo esto es por lo que pasó con Erasa, verdad? - inquirió Videl con el ceño fruncido.
Su padre no contestó en aquel instante pero luego de una larga pausa, lo hizo.
-Cuando tu mataste a esa muchacha, yo no metí mis narices donde no me correspondía a pesar de imaginar hacia dónde caminaban tus planes.
Lo único que hice fue estar dispuesto a ayudarte con todo lo que tenía si llegaras a necesitarme.
-Será mejor que me mantenga fuera unos días - dijo Videl rindiendose al fin - no tienes de que preocuparte que me llevo a los dos hombres que haz dispuesto para cuidarme.
-¿A dónde vas?
-El sitio no es importante. Voy a divertirme.
Olivue no ha vuelto a llamarme desde el incidente de aquella cena y creo saber el motivo. Pero no me quedaré a sufrir eternamente.
Míster Satán se pasó los dedos por los bigotes.
-Me parece una buena decisión - agregó - si necesitas dinero solo dime la cantidad y...
-Tengo mis ahorros - contestó Videl ya de camino hacia la puerta.
No sé había despedido de él.
Aquello fue lo primero de lo que Satán se percató cuando la puerta se cerró.
Era evidente que su hija estaba molesta por no haber logrado despedir a la empleada que no le agradaba. Pero ¿Qué importaba?
Además ahora que Videl se iba, le dejaba el camino libre para hacer y deshacer por la casa, con esa mujer que tanto le alborataba las hormonas y otras partes del cuerpo.
Raditz había estado pasando su tiempo libre en el jardín, mirando a Milk arreglar las flores que adornaban el frente de la mansión Satán y fantaseando con ella de forma sexual cada que se agachaba a hacer un corte a las flores o a agregar más tierra a las macetas.
Milk era consiente de su mirada, pero lejos de que fuera algo que la molestara, era algo que la hacía sonreír.
La silueta de Raditz se dibujaba en la pared, gracias al sol de la tarde y era una visión que Milk estaba encantada de ver.
Unos pasos en el salón surgieron de pronto y la atmósfera íntima entre ambos, desapareció de golpe.
Gohan asomó medio cuerpo primero, como esperando a encontrarse con algo que no estuviera demasiado dispuesto a ver, pero después, al notar la normalidad de todo, se dejó ver por completo.
-Videl está alistando el equipaje. Saldremos de viaje mañana.
"Maldición" - refunfuñó Raditz para sus adentros.
Milk se encontraba a una distancia alejada de ambos varones, por lo que no pudo escuchar la noticia.
Raditz sabía que Gohan le había dado aviso para que él se lo comunicara a su madre.
En silencio, el hijo mayor de Goku permaneció mirando la escena que tenía delante, tratando de descifrar qué motivo había llevado a su madre hasta la mansión.
-Ustedes están tramando algo - se atrevió a decirle a Raditz al fin - y van a tener que decirme qué es.
-Vaya - contestó Raditz con la voz oscura que acostumbraba - tal parece que tu puesto como guardaespaldas te ha vuelto un tanto paranoico.
-Puedes estar seguro de que no - devolvió Gohan- pero cualquier cosa en la que tú estés involucrado, no puede ser buena.
Raditz levantó los brazos al aire como presumiendo inocencia y respondió:
-A tu madre le ofrecieron un empleo en el que ganaría muy bien. Tuve que presentarla como mi mujer porque es así como nos presentamos cuando tu suegro ofreció la fiesta en honor a su hija.
Venir a buscarte solo porque tu madre quería saber si estabas bien, nos dio muchos problemas y ahora estamos metidos en esto, pero todo ha sido por tu culpa.
Milk, que de vez en cuando dedicaba una mirada al desarrollo de la conversación, se acercó.
-¿Qué sucede aquí?
Gohan entornó los ojos al imaginar a su madre saliendo en defensa de su tío.
Sintió asco por un momento.
-Que bueno que te acercas Milk, le he pedido a Raditz que me explique porque razón tu y él son marido y mujer dentro de esta mansión.
¿Mi padre sabe de esto?
Ante el hecho de que Gohan la llamara "Milk", ella no pudo evitar sorprenderse.
El corazón detuvo su latido por un instante y un leve dolor físico se originó en su pecho.
Su hijo nunca la había llamado Milk. Pero unos instantes después trató de tranquilizarse repitiéndose que Gohan la llamaba así para no despertar sospechas en el dueño de la casa.
Un momento después, Milk abrió la boca y contestó.
-En aquella ocasión cuando Míster Satán ofreció una fiesta en honor a Videl, y yo seguía sin saber de ti después de haber leído la nota en donde se citaban en el restaurante, pensé lo peor. Así que le pedí a tu padre que viniera con nosotros, pero no quiso.  Entonces llegó Raditz e ideamos un plan. Al inicio nadie sabia lo del asunto de ser marido y mujer, hasta que Míster Satán insistió en bailar conmigo y vayase a saber que otras intenciones tenía.
Ahora Gohan estaba todavía más enojado.
-¿Viniste a trabajar a la casa de un hombre que te acosó?
Con solo recordar la noche en la que el peleador de artes marciales bailó con ella, Milk sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
Raditz observaba la charla madre/ hijo, pero no podía evitar pensar en qué haría Milk ahora que él no podría estar para protegerla del dueño de la mansión.
Justo en aquel instante, Videl salió y observó a los tres con recelo pero en cuanto Gohan se volvió hacia ella le dijo:
-Qué bueno que te encuentro, necesito que me acompañes por golosinas.
Gohan asintió avanzando hacia la salida de la mansión con las manos metidas en los bolsillos del pantalón, contrariado y sin dejar de pensar en lo que su madre y Raditz podrían estar ocultando.
Videl corrió al inicio para alcanzarlo pero luego decidió quedarse a propósito unos pasos detrás de él.
-¿Sucedió algo? - le preguntó agitada y dando pequeños saltitos.
-¿Algo como qué? - fue la respuesta de Gohan.
-¿De qué hablaban?
-Asuntos del jardín.
Ella rodó los ojos.
-No sabía que un jardín fuera tan interesante.
-Lo es aunque no lo creas - contestó Gohan defendiendo lo dicho con anterioridad - pero si no te gustan las plantas, no creo que tengas interés en entenderlo.
-Tengo interés en todo lo que te interese - le dijo, pero a los segundos se retractó - aunque sólo algunas veces.
Gohan se detuvo en seco entonces, siendo consiente de que  aquel día no había mirado a Videl con detenimiento ni una sola vez.
-¿Qué? - inquirió ella con inocencia y sin comprender.
Videl llevaba un vestido blanco con grandes flores en color azul marino.
Le iba de maravilla el azul.
A los pies, unas sandalias blancas y en los labios labial rojo.
La observó en ese orden sin saber por qué.
-¿Qué te pasa? - le preguntó Videl sin dejar de sonreír.
-Nada - contestó Gohan devolviendole la sonrisa - súbete ya a la camioneta, tenemos unos dulces que comprar.
Detrás de ellos el sol se ponía y Milk y Raditz pensaban, que no sería fácil hacer que Gohan olvidara a Videl, ni siquiera después de muerta.

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