LA AMANTE DE MISTER SATÁN.

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El campeón de artes marciales, salió de la bañera apenas colgar el teléfono. Su compañera debió componer la postura a regañadientes y luego de hacerlo, lo miró con fijeza.
Observó su cuerpo desnudo de arriba a abajo.
-Me tengo que ir - le hizo saber él.
Ella extendió la mano a la izquierda y bebió con delicadeza de su copa. Por un instante no dijo nada. Pero la molestia era notoria en su expresión.
-Deberías dejar que tu hija se arregle sola de una vez - el silencio acompaño a estas palabras después - ya no es una niña. No puedes correr a protegerla de todo.
-Erasa, por favor - contestó el hombre un tanto molesto - no vamos a discutir de nuevo este tema.
Ella puso los ojos en blanco y se colocó en pie.
-¡Abre los ojos de una vez!
No me convertí en tu amante para quedarme sola la mayoría de las ocasiones en las que nos encontramos.
Conozco a Videl mejor que tú.
Olvidas que fui su mejor amiga durante mucho tiempo, antes de que decidiera convertirme en tu compañera sexual.
-Te dije que no tenías por qué alejarte de ella - sentenció Satán con dureza.
-Videl jamás aceptaría que su mejor amiga estuviera con su padre.
¡Antes me mataba a golpes, y yo tampoco tenía intención de pelear el lugar que Mai se fue ganando en su vida!
-No es mi problema que hayas permitido que te desplazara. Si no hubieras dejado que ocuparán tu lugar, entonces podrías continuar dentro de la mansión el tiempo que quisieras, y podríamos haber estado juntos en todos los sitios de la casa sin que ella se diera cuenta.
-¡Piensa al menos por un minuto en lo que estás diciendo!
Tu hija no está acostumbrada a verte con ninguna mujer dentro de...  - ¡Me refería a hacer las cosas a escondidas!
-Videl no es nada tonta - el tono severo de Erasa, hizo que el campeón guardara silencio.
La muchacha lo miró colocarse la toalla alrededor de la cintura, preparandose para salir.
Entonces decidió poner los pies fuera de aquella tina.
Sin pensarlo detuvo al padre de quien antaño fuera su mejor amiga, colocándole una mano en el hombro.
-Erasa - la nombró Míster Satán, volviéndose apenas - entiéndeme, Videl es mi única hija.
-No Satán, entiéndeme tu a mi, si ibas a dejarme enseguida, entonces ¿por qué me hiciste cambiar mi color de pelo, colocarme extensiones, comprarme pupilentes negros?
¿Por qué tantos cambios si pensabas largarte?
-¡No sabía que algo como esto sucedería!
Tengo que ir a ver a mi hija.
Erasa extendió sus brazos por encima del pecho del hombre con el que se acostaba y lo aprisionó.
-No dejaré que salgas de aquí, sin que no me expliques y tampoco sin que me cumplas como hombre.
Él se mantuvo inmóvil durante un instante antes de volverse, tomarla por el cuello y besarla con fiereza, introduciendo su lengua en la boca de ella y queriendo devorarla
La había observado con detenimiento después de regresar del salón de belleza y ahora le gustaba mucho más.
Se parecía tanto a aquella mujer, a la mujer de la fiesta que ofreció para su hija aquella noche.
Era cierto que no tenía el mismo volumen en el busto.
El de Erasa era más pequeño. Pero ya habría oportunidad de arreglar ese detalle.
Por lo pronto con los cambios efectuados, habían avanzado bastante.
No estaba seguro de si Erasa aceptaría una operación en el busto, pero estaba dispuesto a intentarlo todo para convencerla.
Ella puso sentir la ereccion de su miembro, cuando este rozó con su pelvis.
No tenía idea de por qué el padre de su amiga pasó de ser solo algo que había probado por curiosidad a un hombre que con solo besarla lograba encenderla.
Era cierto que el campeón no era su único amante, pero tenía que admitir que era uno de los mejores.
-Ven acá - le dijo él hablando contra su boca, al tiempo que se apartaba para tomarla del brazo.
De esta manera la condujo hasta la cama de la habitación de hotel y la aventó con fuerza hasta el colchón.
Ella soltó un grito, asustada por la posibilidad de haberse caído en el proceso de arribo al colchón.
Él jadeaba, excitado.
En definitiva no era la primera vez que tomaba su cuerpo pero algo en su transformación, lo hacía desearla como un loco.
Cuando introdujo su miembro en la cavidad vaginal de ella, soltó un gruñido y ella gimió al sentir la dureza y firmeza de su falo.
-Wow - la escuchó musitar.
Pero al instante la hizo callar.
Su voz no era igual a la de la mujer de la fiesta, y tampoco se le parecía, así que prefería mantenerla en silencio.
Ojalá hablara como ella.
Ojalá pudiera escucharla gemir en aquella entonación.
Erasa había empezado a masajearse los senos, pues sabía que su compañero disfrutaba de esto, y de vez en cuando se Inclinaba lo suficiente para lamerle o morderle los pezones.
Antes de hacerlo, Satán siempre la miraba a los ojos y le sonreía, pero ahora aunque buscara su mirada, él parecía centrarse solo en sus pechos.
Erasa entonces sintió una profunda desilusión.
-¿Qué te pasa? - le preguntó con frialdad.
Él fingió no oírla y continuó embistiendola.
La muchacha cerró las piernas y utilizando los pies, lo empujó hacia atrás.
-¿Qué es lo que te pasa a ti? - le dijo él, enojado - primero me exijes hacerte mía para que me dejes ir, y ahora te niegas.
-No me trates como una tonta.
-Entonces no actúes como una.
Con rapidez, la joven se levantó de la cama, encaró a su amante y lo abofeteó con fuerza, antes de volver al baño.
Él se sobó la mejilla con el ceño fruncido y gritó su nombre antes de seguirla al cuarto de baño.
Ella se había vuelto a meter a la tina y bebía a prisa el alcohol del que hace un rato, solo había tomado un sorbo.
-¡Eres una insolente! - la reprendió él.
Ella sostuvo la copa vacía en una de sus manos, echada hacia atrás, preparada para lanzarla.
-Te lo preguntaré una vez más - le advirtió - ¿Cuál es la razón de querer hacerme tantos cambios físicos?
-Todo se debe a una maldita fantasía.
-No.
Dime la verdad.
-No hay verdad que decir.
Era solo una fantasía que quise cumplir, como otras tantas que hemos hecho.
-¿Por qué no me miras mientras lo hacemos?
Rehuyes mirarme ¿ por qué?
-Solo me deleitaba mientras tus jugabas con tus senos.
-Parece que las cosas son más graves de lo que pensé.
-No sabes lo que dices, estás hablando tonterías.
-Llévame contigo a tu mansión.
-Estás loca, no puedo hacer eso.
-¿Ves? Me ocultas algo.
-No, pero no me apetece que mi hija vea que estoy acostandome con alguien que fue su mejor amiga.
Tu misma me dijiste que es descabellado que yo te meta en casa.
-Pues ahora no tengo problema con que lo hagas.
Videl ya está bastante madura para entender lo que pasa entre nosotros y yo tampoco tengo interés en buscar su amistad como antes.
-Sí no te llevas bien con mi hija, no tienes nada que hacer en la que es su casa.
-No me meteré con ella.
-Pero ella contigo sí.
¿Acaso crees que se quedará tranquila cuando te vea llegar conmigo? Me armará un escándalo de proporciones apocalípticas y encima me odiara.
Yo no estoy dispuesto a ganarme el odio de mi hija por tu causa.
- Estás viendo a alguien más ¿verdad?
-¿De dónde has sacado tales locuras?
-Una mujer conoce al hombre con el que se acuesta, mucho mejor de lo que se conoce él mismo.
-No sé con cuántos haya funcionado tu teoría, pero conmigo no has acertado.
-Eso es lo que quieres que crea.
-Escuchame Erasa, nunca he metido a mi casa a una mujer que no fuera la madre de mi hija y no comenzaré a hacerlo solo por una creencia ridícula tuya.
-Me importa poco si no me llevas contigo ahora.
Yo puedo abordar un avión y caer de sorpresa en tu deslumbrante mansión para visitar a Videl.
Quién sabe, quizá ya es hora de que se entere de todo lo que su padre y yo hemos pasado.
Míster Satán avanzó con violencia hacia ella, pero en su defensa, la fémina le arrojó la copa encima y luego esta cayó al suelo, haciéndose pedazos.
Su acción al menos tuvo el efecto que esperaba, pues su amante detuvo su andar y pareció olvidar sus intenciones de acercarse.
-Escuchame Erasa, nunca me ha gustado amenazar a mis amantes, y en la historia de mi  vida, ninguna se había atrevido a amenazarme como tú lo has hecho. Pero voy a decirte una cosa, y espero que te quede bien clara, no metas a mi hija en nuestros asuntos. Porque puedes arrepentirte toda tu vida por ello.
-¿¡Que tiene de malo que tu hija sepa que tienes una amante!?
-¡Entiéndelo de una vez, podrías ser su hermana!
Las lágrimas de Erasa comenzaron a quemar al interior de sus ojos, pero no se permitiría llorar.
El campeón de las artes marciales, se llevó una mano a la frente.
-Empaca tus cosas - soltó sin pensarlo demasiado - nos vamos.

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