Capítulo 21

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11 de noviembre de 2023

El concepto de medioevo surge para denominar el período entre la Edad Antigua y el mundo moderno. Se desarrolla lentamente, adquiere connotaciones personales, se configura como periodo en el siglo XVIII.

El primer escrito en que aparece es en una carta que un obispo, Andrea dei Bussi, dirige a Pablo II en 1469 dedicándole una obra llamada Apuleio. No se alcanza a dilucidar el espacio geográfico que abarca dicho periodo en este escrito.

Alcanzando el termino su conceptualización en 1685 cuando Cristóbal Keller (Cellarius) profesor de una universidad alemana, publica un libro de Historia Universal, donde habla de una edad Antigua que llega a Constantino, una Edad Media de Constantino a la Caída de Constantinopla, y un Tiempo Nuevo que era el que vivía el autor. 

Cierro mis apuntes cuando escucho la puerta de mi habitación sonar.

Estábamos apunto de entrar en el mes de exámenes finales, antes de las vacaciones de navidad, y eso significaba estar encerrada en mi habitación sin respirar aire del exterior.

Me quedé helada cuando vi a Max al otro lado de la puerta.

- ¿Qué haces aquí? - me extrañé.

- ¿No puedo visitar a mi novia? - sonrió - he traído comida.

- Pasa entonces - sonreí.

Cerré la puerta y me agarró de la cintura para besarlo.

No lo veía desde el Gran Premio de Austin, pues era la primera carrera del último triplete de la temporada y yo había tenido que volver para comenzar a estudiar.

Él se sentó en la cama y yo me senté encima suya, dejando mis piernas a los costados de su cadera.

- ¿Llevas todo el día estudiando? - asentí - ¿Y no te apetece distraerte?

- Me apetece, pero no puedo - respondí.

- Solo un rato, se te van a saturar las neuronas más de lo que ya las tenias.

Abrí mi boca, ofendida, y le di un golpe en el hombro con mi puño.

- Cuidado no me vayas a lesionar - bromeó.

- ¿Puedes parar de vacilarme?

Fui a salir de encima suyo, pero me agarró de la cintura intensificando su agarre.

No pude evitar que ese gesto me recordara al momento que compartimos en nuestra reconciliación en el baño de la discoteca de Mónaco, y estoy segura de que mis mejillas se sonrojaron.

- ¿En que piensas? 

- En nada - respondí.

- ¿No? - negué - tu mirada ha cambiado de un momento para el otro.

Apartó el cabello de mi cuello y dejó allí algunos besos húmedos, encendiéndome por completo. Dios, ese era mi punto débil y Max lo había descubierto.

- Ya veo que no pensabas en nada.

Bajó su mano hasta mi parte intima y la acarició por encima del corto pantalón de pijama que estaba usando. Me tumbó en la cama, quedando él encima de mi, y me sacó los pantalones junto a mis bragas en un rápido movimiento.

Antes de que pudiera hacer nada, di la vuelta a la situación y ahora era yo la que estaba encima. Max se apoyó en el respaldo de la cama y se quitó los pantalones.

En un movimiento lento le quité los calzoncillos y me lamí los labios.

Me acerqué a su pene y después de masajearlo un rato me lo metí en la boca.

VICTORIA - MAX VERSTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora