28 de noviembre de 2022
Me levanté cuando los rayos de sol entraron por la ventana de la habitación. Miré mi teléfono y me fijé en que solamente eran las nueve de la mañana.
Intenté volver a dormirme, pero fue imposible al escuchar una música que provenía del baño que había al otro lado del pasillo.
Me levanté y miré las vistas que tenía desde este apartamento. Se veía el mar y parte del puerto de Mónaco.
Mis padres habían decido que nos quedaríamos unos días más después de la gala, y hoy era el penúltimo.
Malhumorada, salí de la habitación y aporreé la puerta del baño.
Unos minutos después salió Chris, con una toalla envuelta al rededor de su cintura y el cabello mojado.
- Buenos días hermanita - dijo con su mejor sonrisa.
- Buenos días serán para ti - contesté mosqueada - ¿Qué haces despierto?
- Voy a salir a correr.
- ¿Y para eso te duchas? Volverás sudado.
- ¿Quieres venir? - me ignoró.
Suspiré y acabé aceptando.
Correr era algo que hacía con mi hermano desde que cumplí los doce. Era como una rutina para nosotros y hacía que nos mantuviéramos unidos, teniendo así un momento del día los dos solos para ponernos al día.
Aunque nos lleváramos cinco años, éramos bastante cercanos y nos contábamos todo.
Corrimos por la costa de Mónaco, la rodeamos entera. Hacía un buen día, así que nos paramos a desayunar en una terraza al sol, con vistas al mar, una vez acabamos nuestro entrenamiento.
- ¿Qué hay con Max? - preguntó y alzó los ojos - ¿Te lo tiraste?
Un poco más y el zumo se me sale por la nariz.
- ¡Christopher! - le pedí que bajara la voz - ¿De que estás hablando?
- ¿No has visto los rumores que se han creado después de que llegarais juntos a la fiesta?
- Claro que los he visto.
Como para no hacerlo, estaban por todas mis redes sociales.
- Eso no significa nada, Max no me interesa en lo más mínimo.
- Mejor - se acomodó - no he escuchado buenas cosas sobre él.
Rodé los ojos, recordándome lo que me dijo Charles en la discoteca.
Como si lo hubiéramos invocado, la puerta se abrió dejando ver a Max.
- Hemos invocado al diablo - murmuró mi hermano, leyendo mi pensamiento - voy a pagar.
Se levantó de la silla y caminó hasta la barra. Levanté la vista de mi teléfono cuando noté a alguien a mi lado, pensando que era Chris, per me equivoqué.
- ¿Todavia sigues aquí?
- No, soy un holograma - dije irónicamente.
Vi la sonrisa de lado que se formó en el rostro del piloto. Sin preguntar, agarró una silla y se sentó a mi lado.
- Me voy mañana en la madrugada.
- Una pena.
- ¿Por? - pregunté.
- Quería invitarte a comer - vi a mi hermano venir a lo lejos.
No me esperaba para nada esa respuesta.

ESTÁS LEYENDO
VICTORIA - MAX VERSTAPPEN
أدب الهواةVictoria Eberhardt, hija del legendario cinco veces campeón del mundo Andreas Eberhardt, ha crecido en el vertiginoso mundo de la Fórmula 1. Desde su temprana infancia, ha estado rodeada por el sonido ensordecedor de los motores, el olor a gasolina...