Capitulo 26

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Todos estabamos en silencio, solo oiamos las embestidas de las olas contra las rocas, y en contacto con la arena.

En aquel instante J solotó a Allison y agarro al hombre por el brazo y se lo llevo a algunos metros de distancia mientras hablaban, de manera que nosostros no podiamos oirlo.

Lucas y Mia emperazon a reirse y yo le lanze una mirada amenazante. Miré a Allison que me dedicaba una sonrisa. Y yo se la devolví. 

Los cinco nos fuimos a la orilla mientras esos dos hablaban. En pocos minutos acabamos todos empapados. Miré a la lejanía, y observé como sus ojos se posaban en todos nosotros. Fijé mis ojos en todos y les hize una mirada divertida.

Todos empezaron a salir excepto yo. Observé como hablaban entre ellos. Y entonces, de repente me sumergí en el agua, me senté en la arena, sintiendo la corriente de el agua en mi piel, rozandome.

Empezaba a sentir mis ojos un tanto irritados a causa de la agua salada y eso causó cierta nitidez en mi vista. Pero pudé ver aquello que deseaba. Y entonces noté un fuerte agarre en  mi brazo izquierdo y luego en mi cintura.

Cerré mis ojos y me dejé llevar. Oí la voz de J pidiéndome que abriera los ojos. Y entonces le hize caso y los abrí de golpe. No le dió tiempo a reaccionar, cuando los chicos se tiraron encima de él.

Pasamos todo el día juntos hasta el atardecer. Empezó a refrescar bastante así que decidimos volver a las cabañas.

Habia tres cabañas asi que decidimos que la de la izquierda sería la de las chicas y la que está más a la derecha la de los chicos. Parecía un juego de niño. La que quedaba en el medio la usariamos como lugar de reunion o refugio en caso de emergencia.

La noche se nos abalanzó. Dejé a Allison acostada en su cama y a los demás jugando a un juego de mesa que habian encontrado en uno de los cajones de la cabaña de los chicos.

Salí a dar una vuelta y me dirigí a la playa. Me senté justo al limite de la orilla, donde la agua podia llegar a rozar mis enormes pies. Reí en aquel pensamiento.

 Me alejé un poco de la agua y apoyé mi cabeza y hombro en las sólidas rocas, mirando el reflejo de la luna en la pacífica agua. 

Cerré mis ojos por décima vez en el día para percibir la fresca corriente que acariciaba mi piel. Me entró un escalofrío que ocasionó el reflejo de abrazarme a mi misma. 

En aquel instante noté el roce de una tela encima de mis hombros. Giré mi cabeza para encontrarme con Allison. Le sonreí.

Y entonces aparecieron los demás, que se sentaron a mi lado. Todos menos uno. 

Suspiré. Ya me habia acostumbrado de que faltara en aquellos momentos especiales. Noté la mirada permanente en mi izquierda. Miré al causante de ello.

Daniel no habia dejado de mirarme desde que suspiré.contemple como su cuerpo se recostaba y miraba algo más alla de las enormes y rígidas piedras. Me recosté igual que lo habia hecho él y giré mi cabeza.

Abrí los ojos de repente, para encontrarme con un chico solo. Su pelo al compás del viento. Mirando a la agua fundirse con la arena. Volví a mirar a Daniel. El desvió su mirada al cielo.

-Ve- dijó sin mirarme en ningun instante-.

Me levanté y Mía dirigió su mirada en mi, sonrió y asintió.

Desvié mi mirada confusa y me dirigí a él. Ni siquiera noto mi presencia cuando me estiré a su lado.

Los estuve mirando durante minutos, y él seguía con su mirada perdida en la agua.

Pero me sorprendió cuando diposito sus ojos en los mios y me observó con curiosidad. Me sorprendió tanto que  desvié mi mirada. 

Oí la escasa risa que salió de sus labios. Sonreí y me levanté, para quedar sentada a su lado. Miré aquel lugar que no habia dejado de observar desde que habia llegado a la playa.

Provocó una risa franca al darme cuenta que delante de mi se encontraba un pequeño cangrejo cavando su hogar.

J me miró. Me tapé la cara con ambas manos para esconder la cara roja que tenia de tanto reir.

Paré de reir pero no retiré las manos de mi rostro. Terrible error.

En una décima de segundo sus manos agarraban mis muñecas colocándolas detrás de mi cabeza.

Mis ojos estaban más abiertos de lo que jamas hubiera podido abrir. Y mis labios... posados en los suyos. 

No supe si no lo aparté porque estaba petrificada o... porque no quería.

Pero aquello no tuvo que pasar. 

Un error muy grande.

Continuará...




Signos vitales de viejas memorias (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora