Seguía repitiendo aquella frase en mi cabeza y por mucho que quisiera no me entraba. Quería, necesitaba, deseaba creerlo y decirle que el sentimiento era mutuo. Pero lo único que salió de mis labios fue una suave risa mientras agachaba la cabeza hecha un lío.
Observé entre los mechones de mi pelo como se sentaba de golpe, como cayendo agotando en el suelo de madera de roble. Sus codos apoyados en las rodillas de sus piernas abiertas. Su cabeza agachada y sus manos rebolviendose en su pelo.
- Extraña manera de disculparte- dijé entre risas-.
- Me da lo mismo lo que pienses en estos momentos sobre mi confesión inoportuna- dijó con la voz apagada- Solo necesito que vuelas a nuestro lado-.
Levantó su cabeza aún en la misma posición y tapando sus ojos mientras volvía a pronunciar unas palabras.
- Que vuelvas a mi lado- Y entonces me miró serio-.
Su rostro estaba sonrojado, seguramente igual que el mío en aquel momento. Mi respiración se cortó mientras oía la respiración alterada de él. Creí que en cualquier momento me pondría a llorar de emoción.
Lentamente dejandome llevar por mis sentimientos me arrodillé delante de él sin apartar mis ojos temblorosos. Observaba su rostro mientras que ninguno hacia señal de querer apartar al otro. Sus aroma inundaba mis fosas nasales volviendome loca. Sin darnos cuenta nuestros dedos se entrelazaban buscando desesperadamente el calor del otro.
Toda aquella magia se esfumó cuando tuvimos que separarnos rápidamente y bruscamente en el momento en el que la puerta del gimnasio se abrió dejando ver a tres profesores cabreados mientras murmuraban cosas inaudibles para mi oído.
En un pestañeo, entre mis dos ojos pudé observar como rápidamente J se levantaba y salí corriendo con la cabeza agachada y desaparecía por la puerta del gimnasio mientras que dos profesores lo seguían.
Aún en seguía shock después de todo lo que habían pasado al haberme dejado llevar. En aquellos momentos no me había parado a pensar que hubiera pasado entre nostros si los profesores no hubieran llegado. Mi rostro augmentó de temperatura mientras me encotraba tirada en el suelo.
Terminaron regañandome ya que ensaron que yo habia dejado entrar a J. Cansada de todo, decidí saltarme las clases de las 5:30 a las 7. Volví al pequeño apartamento que me había comprado el padre de Alicia hacia poco tiempo. Realmente eran ricos.
En el momento que fuí a agarrar las llaves para abrir la puerta del pasillo principal del edificio pudé observar como un sujeto saltaba desde el balcón de mi apartamento. Rápidamente me apresuré a llegar a mi apartamento. Dejé las cosas tiradas por cualquier lado y me asomé al balcón y entonces me di cuenta.
Mi apartamento estaba situado en la tercera planta y cualquiera que hubiera saltado desde allí se hubiera matado. Suspiré y me adentré. Ya eran demasiadas locuras en 24h.
Me tiré en el colchón del suelo que era supuestamente mi cama y cuando mi mano entró en contactó con las sabanas, noté una superfície suave y lisa. Un papel arrugado. Lo agarré y lo abrí. En el se encontraba un número de teléfono.
Agarré mi pórtatil y accedí a aquella aplicaciones que hace un par de semanas encontré por casualidad en la red. Era algo como el Whatsapp. Introduce el número con el los signos de interrogantes como nombres y me dispusé a llamar a aquella misteriosa persona mientras leía de reojo el comentario de la nota ''llámame''
- Hola- dijé insegura mientras oía una respiración al otro lado del teléfono-.
Cuándo me dispusé a colgar asustada se oyó una voz.
- No cuelgues- dijó alterado-.
- J que ocurré.. eras tu el que ha saltado desde mi balcón?- dijé molesta-.
-Es posible- dijó entre risas- quiero que me des una respuesta-.
-Una respuesta- la respiración se me cortó-.
- A lo de volver al barco tonta-.
- No puedo volver, debo seguir con mis estudios y no puedo volver a desaparecer-.
- Ya veo- se oia frustrado- entonces necesitamos un favor-.
Me sorprendió la rapidez con la que cambió de tema y la normalidad con la que actuaba después de esa supuesta declaración. Hice un sonido de asentimiento.
- Es peligroso lo sé pero necesitamos que te cueles en la casa de tu madrastra y borres todo el rastro que pueda haber de nosotros. Te he dejado un auricular que conecta con la torre informática del barco. Debe ser ahora ya que ella no se encuentra allí-.
Sin pensarlo accedí y colgué de golpe mientras que me calzaba y me colocaba el auricular en el oído. Sin embargo no lo encedí.
Me dirigí hacia la casa aún sin entender mi corportamiento hacia unos minutos pero lo entendía. Se lo debía por ponerlos en peligro.
Finalmente llegué a la casa. Ese maldito infierno que deseaba que se desvaneciera. Encendí mi auricular y desvié inconscientemente mi mirada hacia un tejado de la tercera casa a la derecha, donde se encontraba posado cómo un gato J y a su lado Lucas junto a un pórtatil.
Su cara era de sorprendida al darse cuenta de que habia averiguado donde se encontraba, sin embargo yo tampoco entendí como lo habia hecho.
''Hemos desactivado el cierre automático de la puerta y la alarma asi que tan solo debes girar el pomo para entrar''
Asentí y me dirigí a adentrarme a la casa. Aún no entendía de donde habia sacado ese coraje ya que por dentro temblaba de miedo al pensar en las conseqüéncias de mis actos si era descubierta.
Suspiré y después de adentrarme en la casa me dirigí a paso rápido hacia donde se encontraba el ordenador central. Lo encendí y hackeando los documentos ocultos pudé acceder a una carpeta.
''Mark 18''
Aquel nombre heló todo mi cuerpo. El nombre de una bomba nuclear.
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Signos vitales de viejas memorias (en edición)
RomansaAmor prohibido, historias más allá de la que ha vivido y amistades de las que duran para siempre. Eso es lo que descubrirá nuestra protagonista, Alba, cuándo decide romper las cadenas que la tiene prisionera bajo la custodia de su madrastra. Mientra...