Suspiré hondo y termine de adentrarme al despacho. Ordenador abierto, supuestamente correos. Toda la mesa repleta de carpeta y hojas, sin embargo, a pesar de todo aquel montón de hojas que indicaban el hecho de que tenía trabajo, a pesar de eso, la atención de aquella habitación era yo.
Sin apartar la mirada, me hizo una señal con la cabeja de que me sentara en la silla.
Con temor pero sin demostrarlo hize lo que me pidió. Desviando su mirada hacia la ventana abierta de su derecha, empezó a hablar.
-Después de todo lo que nos has causado en este instituto apareces como si nada -su voz sonaba molesta mientras hablaba- Tu madre no nos contó donde estabas y que hacias. A pesar de que has desaparecido mas de dos meses no ha habido ninguna denuncia por parte de tu madre-.- Ella no es mi madre- soné cabreada- Tuvimos cierta pelea y me fui a vivir junto una amiga. He estado deprimida y no he tenido el valor de venir.
Mentira tras mentira para encubrir a ese idiota. Pudé ver como me escuchaba pero después de terminar de hablar, el silencio incomodo de la sala demostró que lo que habia contado no fue suficiente.
- Informaré a tu madre de que has vuelto-.
Me molestó el hecho de que volviera a mencionarla como mi madre pero entonces me di cuenta de lo que iba a hacer. Alterada aturé su mano bruscamente. Al darme cuenta de lo que habia hecho aparte mi mano y me incorporé.
- He informado a mi madrastra esta mañana, no es necesario- dijé intentando que mi voz no temblara- Si es posible me retiraré, he perdido muchas clases-.
La directora me miró de tal manera que alteró mis nervios. No podía saber lo que pasaba por su cabeza. Luego asintió con la cabeza. Mientras me retiraba agarré el cable del telefono con el pie y lo desenchufé mientras que lo arrinconaba en una esquina de la mesa.
Volví a mis clases aún bajo las incomodas miradas de los alumnos de las clases.
2 MESES DESPUÉS
Todos los dias la misma rutina. Por la mañana clases, luego comida en la cafeteria y finalmente clases obligatorias por las tardes para terminar durmiendo en casa de Alicia y Esteban. Aún no podía entender como era posible que siguiera todo igual que cuando volví. Sin mi madrastra detrás de mi todo el tiempo o usandome con cebo para mi hermano.
Por las tardes posteriormente de las clases obligatorias que me habia asignado el tutor, acudia a un psicólogo. Fue idea y obligación de Alicia a causa de que muchas noches despertaba sonámbula y me paseaba por dirección inexistentes y aquello causaba varios golpes y moratones. Mañanas que despertaba y me quedaba en trance mirando el suelo. Todo a causa de sueños que casi nunca recordaba y los que recordaba no los contaba.
Nos acercabamos ya a época de verano cuando tan solo quedaba un mes y poco más para terminar las clases, sin embargo aquella mañana parecía ser la primera de enero. La niebla cubria toda la ciudad y el frío helado hacia sentir a cada persona que fuera a quebrarse en cualquier momento.
Terminamos las clases del medio dia y volví a recorger la chaqueta que me habia olvidado en el gimnasio. Antes de entrar pudé ver como salían chicas hablando.
-Creía que no quedaba nadie en el gimnasio- dijé a las chicas-
- Pues no somos las únicas- dijeron entre risas-.
Luego salieron unos chicos detrás y pudé oir como una decía algo como '' Ese chico no es de este instituto no?'' Pero ignoré eso.
No entendí a que se referían. Abrí la puerta y me dirigí al banco donde habia dejado mi chaqueta. Me paré, deshizé mi cola y me giré. Habia recorrido todo el instituto para que alguien se hubiera llevado mi chaqueta. Cerré los ojos cansada y levante la cabeza mientras me pasaba la mano por la cabeza una y otra vez con brusquedad. Techos. Los odiaba desde que empezé a vivir en el barco.
- J- hizé una sonrisa al darme cuenta de a quien habia mencionado pero luego se convirtió en una cara seria-.
-Dime-.
Me alteré y dirigí mi mirada hacia el lugar proveniente de la voz. Un chico. Mi chico en lo alto de las gradas del gimnasio sujetando mi chaqueta azul marino. Sin darme cuenta terminé andando en dirección hacia él, bajo el hechizo de sus extraños ojos y terminé parada a metros de él.
Se incorporó y bajando en dirección hacia mi me ofreció mi chaqueta sin apartar la mirada de mis ojos.
- Tu pelo ha crecido- dijó apartando su mirada de mi-.
Aquella frase me sacó de mi ensoñación y pusé una mueca de frustación. Agarré su barbilla rudamente y lo giré para que me mirara.
- Que haces aqui?- Dijé sin mostrar ninguna emocion-.
Agarró mi muñeca y la aparto de su barbilla pero no me soltó.
Los chicas y Mia me han obligado a venir a buscarte- Lo miré con desprecio- Y también he venido a disculparme. Mi comportamiento fue inadecuando para un chico de 20 años. Me sacó de quicio.
Lo miré esperando que me contara el que le saco de quicio aunque era obvio queria oirlo. El me miró con una cara de que no iba a hablar pero eso no fue lo que pasó. Suspiró y me pareció notar que se encontraba asustado. Finalmente se dispusó a hablar.
- Lo que me sacó de quicio fue el hecho de que me hubiera enamorado de mi hermana-.
Mi cabeza repitió esa frase otra vez. Cuando finalmente me di cuenta de lo que habia dicho me solté violentamente de su agarre y retrocedi mienttras que su rostro serio se ponia rojo.
Continuará...
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Signos vitales de viejas memorias (en edición)
RomanceAmor prohibido, historias más allá de la que ha vivido y amistades de las que duran para siempre. Eso es lo que descubrirá nuestra protagonista, Alba, cuándo decide romper las cadenas que la tiene prisionera bajo la custodia de su madrastra. Mientra...