La cabeza me daba vueltas. Recordaba en todo momento el instante en que apreté el gatillo y la bala atravesó varias veces el cuerpo del sujeto. Aquello me causaba insomnios. Desperté alterada a causa de la octava pesadilla que habia tenido estos los últimos dos dias. Estaba completamente sudada y mi respiración era entrecortada y acelerada.
Me incoporé y pasé mi mano por el enredado y sudado flequillo que cubria mi rostro. En el borde de la cama se encontraba una pieza de ropa. Se trataba de un vestido blanco, con un cuello alto junto a unos bordes azules alrededor del cuello. La parte inferior era una falta corta y rojiza y la parte posterior había un faldón que quedaba hasta los tobillos. Los bordes del vestido era de una tela azul.
El vestido era realmente lindo pero bastante extraño. Aún nos encontrabamos refugiados en aquel edificio a la deriva. La planta más alta se suponía que era mi habitación, una sala de cemento a medio hacer con tan solo un colchón en medio. A pesar de decir que se trataba de la planta más alta, tan solo era la segunda. El resto del edificio se encontraba en ruinas a causa de una mala estructura en la supuesta planta tres.
Suspiré frustrada de haber vuelto a aquella vida de fugitiva y me dispusé a bajar aquella escaleras también a medio hacer y sin protección de caida libre hacia el subsuelo. Bajé lentamente para encontrarme con los chicos sin embargo el lugar se encontraba vacío.
Entre buscar en un espacio vacío olvidé completamente por donde pisaba. Miré bajo mis pies y a causa del vertigo que me entró, de cierto modo salté y quedé apoyada en la pared de la siguiente planta. Cubrí mi rostro maldeciendo mi torpeza y agradeciendo el hecho de no caer. Alzé mi cbaeza dispuesta a incorporarme, sin embargo la imagen de dos agujeros de bala penetrando la pared, cubrió mi vista, recordando los sucesos anteriores.
Me aparté de golpe irritada. Mi retirada fué tan torpe que casi me llevo el suelo por delante si no fuera porque una mano masculina agarró mi hombro fuertemente y me atrajó hacia su cuerpo. Su cuerpo desprendía una brisa fría y a pesar de que sabía la identidad de mi héroe, levanté mi vista para asegurarme. J.
Su rostro era de sorpresa igual que el mío. Nos encontrabamos paralizados y a pocos centímentros. J sonrió atrayendome aún más hacia él con su brazo posado en mi espalda. Un ardor cubrió violentamente mis mejillas. Me pusé tan nerviosa que aparté bruscamente a J.
- Nunca vas a cambiar Alba- Dijó él mientras se reía a carcajadas-.
- Idiota no hagas esas cosas tan de repente- Grité molesta-.
- ¿El que?- Dijó inocentemente- ¿Sonreirte y abrazarte?-.
No sabia que contestarle, al fin y al cabo quería que lo siguiera haciendo pero realmente me ponía nerviosa. Lo único que hizé fue apartar la vista. Entonces el empezó a acercarse y de forma divertida me rodeo con su brazo y volvió a atraerme hacia él. Cuándo pensé que finalmente no iba a apartarlo, sentí un aliento cálido en mi oído.
- Estás hermosa- susurró muy cerca de mi oído para luego morderlo-.
Chillé avergonzada y intenté apartarlo pero me fué imposible. Giré mi cara para mostrarle mi enfado pero cuando vi que me miraba con cariño y una pequeña sonrisa mientras que sus mechones pelirojos se deslizaban por su mente, perdí totalmente ante él. Como consumida en sonambulismo me acercaba a sus labios pero de repente empecé a oir las voces de los chicos acercandose así que volví a empujar a J lejos de mi y me aparté un poco más aún con el rostro violentamente rojo.
Los chicos entraron con bolsas de plástico en las manos mientras que se sacaban las gafas de sol para no ser reconocidos.
- Oh buenos di- empezó a decir Mia en dirección nuestra- Y esas caras?-.
Me giré hacia J que se encontraba con la mano en medio del rostro y aquello me pusó aún más nerviosa. Sin embargo cuando me miró y luego empezó a retorcerse de risa, pasé a estar molesta. Giré sobre mis tacones y me dispusé a irme aún oyendo las carcajas de J mientras que todos nos miraban extrañados. Dirigí mi mirada a Allison que me observaba de arriba a abajo. Me paré y entonces me di cuenta de mi aspecto. Volví a girarme hacia J que se encontraba secandose las lágrimas de risa.
- Se puede saber que es este atuendo?- Grité haciendo un puchero-.
- Recuerdas ese día en la playa en que me pediste ser como yo?- empezó a decir mientras yo asentía extrañada- Pues creo que mi socia debe de tener un atuendo especial como el mío-.
Su socia? Acaso eso significaba que aceptaría mi propuesta? Me pusé tan feliz que sin pensar, riendo, corrí y salté a sus brazos. Cuando sentí sus brazos en contacto con mi espalda, salté para atrás soltandome.
- Yo-yo lo siento mucho- tartamudeé sonrojada mientras me alejaba-.
Él me dedico una sonria tierna y empezó a irse.
- Esta tarde tendrás entrenamiento de armas con Lucas- dijó mientras se alejaba-.
Justo antes de irse completamente me hizó una señal de que extendiera mis manos. Hizé lo que me pidió y vi como me tiraba un objeto. Cuando conseguí atraparlo pudé ver como se tataba de una Calibre 22. Las manos empezaron a temblarme. Miré a J aterrada pero cuando vi en sus ojos reflejada la preucupación, sonreí forzosamente. Sin embargo su rostro no cambiaba. Agachó su cabeza y se alejó. Cuando finalmente desapareció de mi vista, dejé caer la pistola y me alejé.
Seguía observandola cuando de repente un pie se interpuso y alejó la arma a un lado. Levanté mi vista y me encontré junto a Daniel.
- Me ayudas a preparar una ensalada?- dijó sonriendo tranquilamente y asentí-.
Todos empezamos a preparar una ensalada, allí en medio de una sala vacía. Comimos animadamente pero sin la compañia de mi supuesta pareja. Aquella tarde dejé a Mia y Allison descansado en uno de los colchones. Daniel había desaparecido igual que J. Mientras yo me dirigía al puerto de Miami.
Finalmente divisé el barco y cuando me adentré en la cubierta vi la silueta de LUcas saliendo de una trampilla del piso. Jamás la habia visto. Me acerqué y lentamente me adentré. Cuando finalmente terminé de bajar las escaleras mis ojos se pusieron en blanco. Una sala de disparo bajo la cubierta.
De la nada apareció Lucas y me arrastró hacia un blanco y me entregó la arma. Pasamos casi 3 horas practicando.
- Realmente soy mala en esto- dijé frustrada a punto de sacarme los cascos-.
Una mano paro la mía y cuando levanté la vista me encontré con esos ojos verdes que tanto me gustaban. Sin embargo esos ojos no me miraban a mi. Miraban al papel agujereando.
- No eres mala en eso- dijó seriamente mientras sujetaba mis manos junto la arma- Le tienes miedo a la pistola-.
Colocó su dedo encima el mio. Apreté el gatillo y sin embargo la puntuación no fue demasiado buena. J se alejó de mi fustrado.
- Si le tienes miedo a la pistola me es imposible enseñarte- dijó- A pesar de que pusé la arma en posición correcta, tus manos temblaban tanto que no pudiste disparar correctamente, lo siento no puedo verte asi-.
Aquello me molesto bastante.
- No le tengo miedo- dijé alzando la voz-.
Coloqué mis pies firmes. Me pusé apuntando al blanco y suspiré. Cerré los ojos y luego volví a abrirlos con seguridad. Y apreté el gatillo seguidamente haciendo retumbar los disparos por toda la sala. Bajé la arma y sonreí. Por ti. Sin miedos
Continuará...
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Signos vitales de viejas memorias (en edición)
RomantikAmor prohibido, historias más allá de la que ha vivido y amistades de las que duran para siempre. Eso es lo que descubrirá nuestra protagonista, Alba, cuándo decide romper las cadenas que la tiene prisionera bajo la custodia de su madrastra. Mientra...