El silencio entre J y yo era terriblemente mortal. Ambos separados por un pasillo, apoyandos en las paredes del los lados con las armas cargadas. Se podían oir gritos escadalosos en dirección nuestra.
Se podía oir como cargaban las armas. Miré a J que se encontraba raramente tranquilo. Cuando a penas quedaban unos dos metros para que los sujetos descubrieran nuestro escondite de ataque, J hizó un movimiento brusco y desafiante de cabeza. Colocamos los silenciadores y luego él giró rápidamente la esquina y luego lo hizé yo.
Cinco hombres. Mi puntería había realmente mejorado. Apunté con seguridad y apreté el gatillo. Las tres balas disparadas atravesaron en menos de diez segundos sus cabeza, del resto se encargó J. Le observé intentando limpiar los restos de sangre de su rostro. Me acerqué a él y limpié su frente con delicadeza, En el momento que pretendía alejarme y seguir con nuestro trabajo, agarró el cuello de mi camisa de cuadros azul y me besó rodeando su brazo en mi cintura.
Finalmente le aparté avergonzada al notar un par de ojos observandonos divertidos.
- El hackeo de la red de seguridad no durará mucho más- Nos aviso Lucas- A menos que queraís pasar vuestro primer mes de relación en una cárcel para los más buscados, deberías dejar de entreteneros-.
J rió un poco y luego nos hizó una señal con la cabeza de que nos apresuraramos. Salimos corriendo dirección a la mercancía. Disminuimos la velocidad hasta que nos colocamos delante de la puerta que daba a la sala de los mafiosos.
- Hay ocho sujetos en la sala, un guardía y una mujer en el sofá.- Oímos que decía Mia desde el auricular- J y Lucas encargaos de los hombres que estan en la mesa. Daniel viene de camino y se encargará de la mujer. Alba encagargate tú del guardia-.
Los tres nos miramos y pasamos a la acción. En el instante en que la puerta se abrió entramos apresuradamente y hicimos lo que se nos encargó. Entré y en pocos segundos bloqueé la mano del guardia sujetando una PP-2000 y luego apunté a su cabeza con mi pistola.
- Te aconsejo que la sueltes- le dijé señalando su arma- Muevete sin que te lo diga y te vuelo la cabeza-.
Con una mueca de rabia soltó su arma y la agarré alejandola de él. Observé la sala. J y LUcas manteniendo a raya a todos aquellos hombres cabreados, un montón de billetes esparcidos por la mesa. Desvié mi mirada hacia la izquierda, donde se encontraba la mujer. Mujer blanca de unos veinte años. Se encontraba atada y sobre ella se encontraba un hombre que nos fue detectado por Mia.
Acababa de llegar Daniel que se encargaba de agarrar toda el dinero. Mi vista no se apartaba de aquel hombre que se encontraba sobre la mujer. Ambos sin moverse.
- Apartate de ella -dijé dirigiendome al hombre-.
El sujeto empezó a levantarse al mismo tiempo que la mujer hacia el intento de taparse el pecho. La sonrisa traviesa que hizó al oirme me puso alerta y cuando vi como sacaba una pistola, desvié mi arma hacia él.
- Tiene una pistola- grité a los demás-.
En ese instante sentí un golpe violento sobre mi ojo derecho. Fue tan fuerte que me hizó caer dolorida hacía el suelo. En esos cortos segundos se podían oir gritos y disparos por todas partes. En el instante en que noté las gruesa manos del guardía abrí mis ojos bruscamente y como pude. Agarré mi pistola con más fuerza y dandole un codazo al hombre desvié mi arma hacia él y disparé. Me aprté rodando y el hombre cayó sin vida.
Abri mis ojos como pudé. Un montón de hombres sin vida en el suelo tirados, otros en sus propias sillas. J me ayudó a levantarme. En aquel momento me acerqué rápidamente a la chica y con una navaja corté las cuerdas. Ella bajó su camiseta de tiras y se incoporó. Sin decir nada le saqué los tacones y agarré su mano para salir corriendo junto a los demás. Bajamos las escaleras de incendios y salimos. Nos metimos en el todoterreno que habiamos comprado hacia unas semanas y arrancamos en coche.
A medida que nos alejabamos por aquel barrio de asesinos y traficantes, podía sentir un par de ojos marrones y oscuros observandome detenidamente mientras que podía oir las sirenas de los coches de polícia aproximandose. Habría mucho papeleo y ningún asesino.
Aparcamos el todoterreno en un callejon y por un atajo fuimos hasta el puerto y luego hacia el barco. En cuanto la chica bajo del todoterreno me acerqué a ella, agarré su muñeca y la arrastré hasta mi cuarto del barco. La hizé entrar y cerré la puerta con seguro. Me giré y vi como me observaba con miedo. Supiré y me dispusé a hablar.
- Coje cualquier prenda de mi armario, cambiate y luego sal. Vuelve con tu familia y no cuentes nada sobre nosotros porque no servira de nada, podemos desaparecer.
La chica me escuchó atentamente. Me apoyé en la pared con los brazos cruzados mientras ella se levantada y abria el armario. La chica empezó a mirar por todo el armario. Me entró la risa y solté una pequeña carcajada, era como una niña pequeña que por primera vez veía aquella vestimenta. La chica me miró y sonrió y luego agarró una camisa de tiras y unos leggins y se fue a cambiar.
Al poco tiempo salió con mi ropa puesta. Pudé ver como era una chica con buen cuerpo. Alguien de quien cualquiera tendría envidia, sin embargo un tanto más baja que yo. L ehizé una señal de que saliera por la puerta. Pocos segundos después salí yo.
Vi como la chica se encontraba parada con la cabeza agachada. J se la quedó mirando en silencio. Aquello me causó un escozor en el pecho. Celos. Aparte mi mirada molesta.
- Que ocurre- oí como decía J mientras se acercaba a ella-.
- Vivo en Dallas- Dijó la chica con voz-.
Golpeé mi rostro con frustración, llamando la atención de J que me miró extrañado. Además de una belleza latina, tenía voz de una niña inocente.
- Yo te llevo en coche hasta el aeropuerto y te pago el vuelo- Oí que decía J-.
Miré hacia allí y vi como la chica asentía y observaba a mi novio como si fuera un pan con nutella. Me molesté tanto que me fui de allí sin decir nada.
Mientras me iba hacia mi cuarto a maldecirme por no haber apretado el gatillo conra ella también, me encontré con los demás que se dirijían a la cocina a cenar.
- Oye dónde está J- pregunto Mia cuando me vió- Vamos a cenar todos juntos-.
- Esta llevando a la modelo al aeropuerto con el todoterreno- Dijé bien molesta-.
PUdé oir pequeñas risas por parte de los chicos y un chillido de incomodidad por parte de Mia. Cuando vi que ella iba a hacer un intento de consolarme, suspiré, di media vuelta y volvi a cubierta.
- Cenad vosotros- chillé en la distancia-.
Salí fuera y no habia rastro de ninguno de ellos. Al parecer ya se habían ido, sin decir nada. Me subí a la barandilla y me estiré apoyando mi cabeza en la madera. Lentamente quedé dormida.
Desperté cuando noté como mi cuerpo se movía. Creí que iba a caer y en el momento que caía me agarré a la supuesta barandilla sin embargo, el golpe fue contra un frío suelo de madera de roble oscura y me había agarrado a unas sabanas.
Pusé una mano en mi pecho intentando calmar mi desbocado corazón mientras que me incoporaba. Donde estaba? Conocía todas las habitaciones del barco. Aquella jamás la había visto. Me dirijí hacía la puerta y la abrí esperando encontrarme la cubierta pero no fué así.
Al salir vi una barandilla de madera. Me encontraba en un pasillo de habitaciones en la planta alta de una casa. Me asomé y vi a Allison mirando la televisión y a Mia en una cocina de electrodomésticos de acero abierta al comedor. Vi como sacaba una caja de cereales de un armario. MIré por los cristales del comedor donde se encontraba Allison. Daba a un jardín. Y era de día.
Donde estabamos?
Continuará....
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Signos vitales de viejas memorias (en edición)
RomanceAmor prohibido, historias más allá de la que ha vivido y amistades de las que duran para siempre. Eso es lo que descubrirá nuestra protagonista, Alba, cuándo decide romper las cadenas que la tiene prisionera bajo la custodia de su madrastra. Mientra...