Capitulo 28

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Desperté de una horrible resaca de la noche anterior. O apenas hacia un par de hora cuando habiamos llegado todos bebidos de la discoteca.

Me encontraba entre Daniel y Mia durmiendo a medias en el borde de la cama mientras que J estaba durmiendo apoyado en el margen de la puerta y Lucas en el suelo.

Me incorporé intentando no despertar a nadie y casi me derrumbo del mareo que me entró en aquel momento. Me puse derecha y me quite los tacones aun puestos, que me dejaron las marcas de los bordes del tacon. Ande de puntillas y moví el cuerpo helado de J del lado de la puerta para que pudiera abrirla.

En cuanto la mitad de mi cuerpo cruzó la puerta un viento frío cubrió mi cuerpo y una intensa luz atravesó mis ojos cegándome de la vista. Me costó un corto período acostumbrarme a la claridad del amanecer que aprecia en el horizonte y que se filtraba por las hojas de los arboles.

Pisé las abundantes hojas de color avellana. Mojadas. Al parecer habia caido una escasa lluvia durante el tiempo que estuve inconsciente de mi alrededor.

Me dirigí dificultosamente a mi cabaña y ví a Allison durmiendo tal y como la habiamos dejado. Decidí no arroparla ya que la despertaría a causa del contacto con mis manos gélidas. 

Diposité los tacones en la entrada y agarré unos pantalones largos y una camiseta junto con una chaqueta que me habia comprado en Itália y me dirigí al baño. Observé mi rostro manchado de rímel y unas ojeras sobrantes con mis manos posadas en ambos lados del lavabo. 

Me desvestí y me metí en la ducha y luego me vestí. Volví a mirarme en el espejo y lavé mi cara con agua caliente para acabar de quitarme todo el maquillaje. 

Habia pasado casi una hora desde que habia despertado. Debían ser aproximadamente las seis y cuarto. El almuerzo no empezaba hasta las ocho así me tiré en la cama, hizé un ovillo y en poco tiempo empezé a dormirme. Una pequeña oleado de aire frío rozó mi piel y un chirrido de la puerta llegó a mi oído pero para cuando levanté la cabeza, no habia nadie en la puerta.

No sé cuando me habia dormido pero cuando me volví a despertar ya eran casi las ocho así que me levanté y me dispusé a salir. Antes de ir al hotel para almorzar pasé por la cabaña de los chicos, y cuando asomé la cabeza ví que los chicos seguían en el mismo lugar que cuando me habia ido. Pero el que no estaba era J. Era de esperarse.

No tuve que hacer mucha cola para entrar. Me ofrecieron la mesa de uno que estaba en el lado de la ventana. Pedí un café y  un envuelto de chocolate, crema de cacahuete y plátano.

Observaba como la gente iba de arriba a abajo y como entraban y salían. Familias almorzar riendo y otros solos como yo. Me llamó la atención una pareja que estaba tonteando y haciendo tonterias con la comida. No sé si era porque yo tenia celos o algo, porque no me pareció agradable.

Pero en aquel momento recordé el beso con J en la playa aquella misma noche y noté mis mejillas ardiendo por milésima vez en el dia. Una mano que se movía frenéticamente delante de mis ojos hizo despertarme de mi ensueño.

Daniel era el dueño de aquella mano. Y detrás de ellos se encontraban los demás junto con Allison. Sin tener tiempo de articular siquiera una palabra observé como le pedían al mesero si podían juntar las mesas de alrededor con la mía. Cuando salí de mi trance todos se encontraban sentados en la mesa. Daniel y Lucas hablando entre ellos y Mia pidiendo los platos. 

Desvié mi vista a mi plato a medias y seguí comiendo. Entonces empezé a sentir un silencio incomodo en la mesa así que fijé mis ojos lentamente en los causantes de ello. 

-Ocurre algo- Dijé con la voz temblorosa pero sin miedo-.

Mia reacciono y negó con la cabeza y todos siguieron a su rollo. 

-Alguien ha visto a J esta mañana? Sabéis algo?- Dijó de repente Daniel-.

- Se fue esta mañana poco después de las seis, pero vosotros seguíais durmiendo- Dijé sin pensar siquiera-.

No estaba ni segura de que aquella brisa fria y el chirrido de la puerta hubiera sido él. Quizás fuera solo mi imaginación.

Volvió ese silencio pero con susurros por parte de Mia.

-Acaso estuvisteis juntos durante ese tiempo- Noté su risita y una sonrisa traviesa- Apuesto que fue a causa de el alcohol que vosotros os- Me levanté de forma brusca que hizo que ella se callara de golpe-.

Las personas que se encontraban a pocos metros de nosotros me miraron y empezaron a susurrar. Algo me molestó. 

-Mira que eres molesta- Y con la cabeza agachada me empezé a alejar-.

No despegué mi mirada del suelo en ningún instante hasta salir del hotel. Algo me estaba machacando en  mi mente y era grave ya que no habia derramado ninguna lágrima.

Me dirigí a la playa y me senté en las rocas más altas, donde las olas que colisionaban contra las rocas, rozaban mi pies. Me pasé la mano por mi rostro y pelo pero nada en mi mente me decía nada.

Que era esa rabia que sentía en ese momento? Esa frustración?

Pasé un largo y incontable tiempo sentada allí mirando el mar en movimiento brusco, recordando aquel instante en el almuerzo. 

Hasta que alguien se colocó detrás de mi.

- Que te ha hecho estallar de esta manera?- Me dijó aquella voz que jamás olvidaré- Me lo han contado todo cuando he vuelto. He supuesto que estaría en la playa pero no aquí arriba. 

Lo miré y sin pensar volví a hablar.

Enséñame- Dijé con una voz decidida pero con un mar de confusión en mi interior-.


Continuará...

Signos vitales de viejas memorias (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora