Capitulo 21

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Abrí mis ojos con dificultad.

Sentia como si tuviera un ladrillo en el lado izquierdo de mi cuello. Mi vista era escasa.

Conseguí mover la cabeza y aclarar mi vista. Aquel lugar se me hacia muy conocido. 

Me levanté tremendamente sorprendida. En ese mismo momento note una descarga por todo mi cuerpo y me retorcí de dolor. 

Me sentí mareada y medianamente consciente de mi alrededor. Mi habitación?

Empezé a recordar. TODO. como habia acabado otra vez en aquel agujero infernal?

Como pude conseguí mover mis piernas. Al limite de mis fuerzas me puse derecha. Todo daba más de mil vueltas. Lo veía todo triplicado y moviéndose. Acaso estaba drogada?

Pude distiguir un especie de cristal en medio de tanto movimiento. Lo recordaba.

Un espejo. El espejo que tenia mi madre de joven.

Caí. No conseguia mantenerme derecha. De la manera mas rara posible conseguí llegar al espejo. Arrastrándome como un gusano de tierra. Sonreí. Era lo único que podia hacer en ese despreciable momento.

 Agarrándome de la silla que se encontraba delante conseguí ponerme delante el espejo. 

Cerré los ojos con fuerza. Con miedo y asco con lo que pudiera encontrarme reflejado en el espejo, abrí mis ojos.

YO, obvio no?

Una marca de aguja en mi cuello rodeado con el tipico color morado. marcas de dedos en mis hombros y muñecas.

Bajé mi vista con lagrimas en los ojos, apunto de precipitarse en el suelo de madera. Mi tobillo inflamado. Ahora entendía una de las razones por las cuales me sentía con tanto peso.

Me senté en la silla y lentamente fui recuperando un poco la consciencia. Me miré mi muñeca derecha.

Era un pequeño artilugio con un cable que penetraba mi piel. Lo agarré y me lo arranqué. Maldita descarga que me había provocado hacia apenas minutos.

Oí los cerrojos de la puerta y a continuación el ruido insoportable de la puerta abriendose.

Habia aprendido de J a levantar la cabeza asi que me dispuse a hacerlo. pero una mano me lo impidió. 

Volví a notar otra aguja en el cuello pero esta vez detrás y no caí rendida.

Notaba una cuchilla y a continuación como arrancaban algo de mi piel.

-Gracias a esto conseguimos encontrarte maldita niñata- La voz de esa arpía resonó por toda mi cabeza y levanté la cabeza con una mirada desafiante-.

-Que quieres de mi-.

-De ti nada- me dijo para sonreir a continuación- Le quiero a él-.

Abrí los ojos de repente-

No se lo que ella sabia. 

Pero si se refería a ÉL no iba a dejar que saliera de aquella habitación con vida.

Continuará...

Signos vitales de viejas memorias (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora