ɢöʀɢüʟɛʀ || 𝚜𝚎𝚟𝚎𝚛𝚞𝚜 𝚜𝚗𝚊𝚙𝚎 [𝙷.𝙿]

𝚄𝚗 𝚕𝚒𝚐𝚎𝚛𝚘 𝚊𝚌𝚎𝚛𝚌𝚊𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘

*╔═══❖•ೋ° °ೋ•❖═══╗*

*╚═══❖•ೋ° °ೋ•❖═══╝*

— ¿Así que serás el nuevo buscador de Gryffindor? — Ivette pregunta muy sorprendida, aunque por dentro mentiría sino dijera que estaba asustada.

Era muy bien sabido que el Quidditch era el deporte favorito de todo el mundo mágico y ser parte de un equipo es el sueño de muchos, ya sea como golpeador, buscador, guardián o cazador todos buscaban una manera de entrar. Por supuesto Ivy no era muy fan del deporte, en realidad jamás había visto un partido ya que estaba concentrada aprendiendo y mejorando sus hechizos. Incluso un profesor siempre tenía algo nuevo que aprender.

Harry era aún pequeño y por lo tanto se estaba arriesgando al entrar en un deporte tan rudo como Quidditch, por lo que Ivy ha leído en el periódico es que algunos jugadores terminan muy mal. Puede que esté exagerando pero ¿Acaso estaba mal preocuparse?

Después de pensarlo un poco Ivette intentó calmarse, al final de todo era la desición de Harry y ella no era nadie para detenerlo. Solamente que su corazón de madre se preocupaba bastante.

— La profesora McGonagall dice que soy el más joven en entrar después de un siglo — Harry menciona feliz mientras comía las galletas preparadas por su profesora.

De acuerdo, eso definitivamente no ayudaba en nada a los nervios de Ivette. Ella ya estaba pensando en James Potter, por pura casualidad un día visitó la vitrina llena de trofeos de Gryffinfor donde se dio cuenta que el padre de Harry era buscador. Tal vez eso de ser jugador de Quidditch lo llevaban en la sangre los Potter.

Con un suspiro la ojiazul observó por unos segundos al pequeño para luego empezar a hablar.

— Me alegró mucho por ti Harry, estoy segura de que serás un excelente buscador. — Remueve el cabello del infante con mucho cariño. — Ya espero ansiosa poder verte en tu primer partido.

— ¿Enserio me vendrá a apoyar? — Pregunta con asombro y un leve sonrojo en sus mejillas. — Es que como usted es de Ravenclaw y yo de Gryffindor...

— Creíste que no te apoyaría. - No era una pregunta, más bien era una afirmación. — Harry, no importa si pertenezco a otra casa. No veo ningún problema con apoyar a otra.

— Tiene razón profesora. — Se podía notar en los ojos del niño la admiración que tenía sobre la castaña.

La sonrisa de Ivette se hizo grande, había algo en los ojos de aquel niño que siempre la hacia estar más tranquila y en paz. Ivette tenía muy en claro una cosa, por más que se parecieran físicamente Harry no era Mehmet, pero en su corazón estaba creciendo ese sentimiento de protección hacia el ojiazul.

— Señorita Ivette, usted es una persona muy alegré, imaginó que tuvo una linda infancia. — Harry comienza a imaginar la posible infancia feliz de su profesora.