ɢöʀɢüʟɛʀ || 𝚜𝚎𝚟𝚎𝚛𝚞𝚜 𝚜𝚗𝚊𝚙𝚎 [𝙷.𝙿]

𝚂𝚒𝚛𝚒𝚞𝚜 𝙱𝚕𝚊𝚌𝚔 𝚎𝚗 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊

Justamente cuando entró al árbol, de milagro ilesa, hizo lo posible por no golpearse por aquel pasadizo secreto que aparentemente existía desde hacia ya mucho tiempo. Con esfuerzo se apresuró a llegar hasta el final del pasillo pensando en el posible regaño que le daría a su pareja exigiendo explicaciones.

Entre más se acercaba podía oír la voz gruesa del pelinegro que tal parecía estaba con más personas.

— La venganza es dulce, esperaba ser yo quien te atrapara.

La castaña frunció el ceño mientras subía las escaleras apresurada queriendo llegar al lugar donde se escuchaban los ruidos y saber lo que ocurría.

— Severus yo... — Una voz que Ivette podría reconocer desde donde estaba.

— Le dije a Dumbledore que estabas ayudando a un viejo amigo en el castillo y ahora aquí está la prueba.

— Brillante Snape volviste a emplear tu mente aguda y penetrante y como siempre equivocaste la conclusión ¿no?

Esa voz confundió bastante a la joven que ya estaba por terminar de subir las escaleras.

— Y ahora así nos disculpas Remus y yo tenemos un negocio pendiente...

— Black se me esta colmando la paciencia...

"¡¿Black?! ¡¿Sirius Black?! Pero que... ¡MALDITAS ESCALERAS INFINITAS!" Maldice con todas sus ganas en su mente tomándose un pequeño descanso de segundos respirando agitada ya que había estado apresurada en salir del pasadizo para luego tener que subir las escaleras.

— Severus no seas tonto.

— No puede evitarlo ahora.

— Sirius cállate.

— ¡Cállate tu Remus!

— Escuchense los dos pelean igual que un viejo matrimonio. — Se notaba la irritación en la voz de Severus.

— ¿Por qué no mejor te vas a jugar con tu juego de química eh?

— Voy a matarte...

— ¡Severus alto! — Ivette entra a la habitación abandonada viendo toda la escena ante sus ojos.

— ¡Profesora Ivette! — El trio de oro la mira más que aliviados de verla ahí.

— ¿Chicos? — Abre la boca un poco sin creerlo por un momento. — Profesor Lupín...

— Profesora... — Un Remus muy apenado devuelve el saludo.

— Ustedes tres están en serios problemas. — Señala a los adolescentes para centrar su mirada en el prisionero que era buscado por todo mundo. — Sirius Black...

— En hueso y carne. — Dice sarcástico sin embargo fascinado en secreto con la belleza de aquella mujer que parecía cuidar muy bien de si misma.

— Más bien lo que queda de ti. — La castaña intercambio miradas con su pareja por unos breves instantes. — Tu también estás en problemas.