ɢöʀɢüʟɛʀ || 𝚜𝚎𝚟𝚎𝚛𝚞𝚜 𝚜𝚗𝚊𝚙𝚎 [𝙷.𝙿]

𝙻𝚊 𝚟𝚘𝚣 𝚖𝚒𝚜𝚝𝚎𝚛𝚒𝚘𝚜𝚊

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Varias semanas después de lo ocurrido con lo del auto, y de que Ron se llevará un gran regaño por parte de su madre, los días eran algo tranquilos en Hogwarts. Tener clases, comer en el Gran Comedor, hacer tareas y de vez en cuando había un lesionado debido a las prácticas de Quidditch.

Normalidad, así eran los días en la enorme escuela de magia. Al menos Ivette evitaba a toda costa a Gilderoy el cual enviaba cartas siempre que podía. Ya se estaba haciendo una costumbre con eso, la castaña solo respondía por amabilidad aunque sus respuestas eran cortas con la esperanza de que perdiera el interés.

Pero Lockhart no dejaba de insistir y eso que apenas llevaban el mes de haber iniciado clases, a este paso Ivette rezaba para tener la paciencia necesaria.

— Se me canso la mano. — Harry suelta su pluma para girar su muñeca en un intento de apaciguar el dolor.

— Si no se metieran en problemas entonces no tendrías que hacer dos ensayos completos. — Lo regaña de manera gentil, era demasiado bondadosa no quería regañarlo bastante.

— Ve el lado positivo, estoy teniendo mi regaño contigo y no con Lockhart. — Sonríe inocente.

Ivette siente escalofríos de solo escuchar el apellido, con suerte lo ha evadido incluso en las reuniones de profesores.

— No digas su nombre, solo tendré pesadillas. — Niega varias veces ante la idea causándole una leve risa al menor.

Luego de varios minutos de un agradable silencio, Harry voltea hacia todos lados como si buscará algo.

— ¿Qué? — Susurra confundido.

— ¿Pasa algo mi niño? — La mujer deja de escribir en su pergamino volteando a verlo.

— La voz que se oye. — Responde aturdido observando a los lados, seguía buscando la fuente de esa voz. — ¿No la escuchas?

— Harry solo estamos tu y yo en el salón. — Ivette empieza a preocuparse, con sus manos acaricia las mejillas de él. — ¿Qué te está diciendo esa voz?

— Es confuso pero... su voz es tan... es... es difícil de decirlo. — Baja la mirada decepcionado de no poder decirlo con exactitud.

— Mejor ve a cenar algo, ya es tarde y tú estómago no puede estar vacío. — Besa con cariño su frente. — Si sigues escuchando esa voz ven a decírmelo de inmediato.

— Está bien Ivy, lo prometo. — Con mucha valentía, también algo de pena, besa la mejilla de quien estaba empezando a considerar cómo una madre. — ¡Nos vemos!

Sale disparado del salón con un leve sonrojo en el rostro. Ivette por su parte toco con suavidad su cachete, ahí donde fue dejado el beso.

Su sonrisa se hizo grande, su esfuerzo estaba valiendo la pena. Al menos eso quería creer ella, de verdad hacia lo posible para que Harry disfrutará de una buena infancia.