ɢöʀɢüʟɛʀ || 𝚜𝚎𝚟𝚎𝚛𝚞𝚜 𝚜𝚗𝚊𝚙𝚎 [𝙷.𝙿]

𝚃𝚛𝚊𝚗𝚚𝚞𝚒𝚕𝚊𝚜 𝚜𝚎𝚖𝚊𝚗𝚊𝚜

— Más les vale jovencitos que terminen de limpiar esos estantes o les triplicó el castigo. — Advierte con fingida seriedad a los tres adolescentes que suspiraron derrotados.

Habían pasado semanas desde que Hermione y Harry salvaron a Sirius viajando al pasado sin embargo, no siquiera Ron, se salvaron del castigo por parte de la profesora el cual fue limpiar por completo el salón de Historia sin usar magia.

La cual era una tarea complicada ya que todo el tiempo se usaba la magia para cualquier tipo de tarea doméstica.

— Profesora, ya barrimos e incluso limpiamos el polvo... ¿Nos dejara ir? — Mione pregunta con una mirada de inocencia tratando de convencerla.

— Que buena pregunta mi niña... pero... aún falta limpiar las mesas y sillas. — Ivy guiña el ojo sonriendo divertida al escuchar las quejas del trio.

Por mucho que no le gustará castigar a sus pequeños sabía que no siempre podría ayudarlos a salirse con la suya.

Luego de 15 minutos la ojiazul solto un suspiro y del cajón de su escritorio saco algunas de sus galletas, con su varita hizo aparecer cuatro vasos con jugo de manzana.

— Muy bien mis niños, creo que ya fue suficiente castigo vengan por su recompensa por haber limpiado el salón. — Llamando la atención del trio los cuales no dudaron en soltar los objetos de limpieza corriendo directamente por los deliciosos refrigerios.

— Siempre diré esto, usted es la mejor profesora de toda la escuela. — Ron menciona mientras comía una galleta y en sus manos había galletas.

— Me halagas mucho mi niño. — Sonríe nuevamente con cariño observando de reojo a su hijo el cual la veía con tanto cariño. Cosa que ánimo el corazón de Ivette.

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— ¿Qué tal tu nueva escoba? — Pregunta limpiando el rostro del cicatrizado con un pañuelo.

— Esta genial, mi padrino hizo una gran elección. — Contesta justo en el momento que si madre dejo de limpiarlo.

— Yo también quería regalarte una pero... cierta persona que se disfraza de perro se me adelantó. — Entrecierra los ojos recordando esos momentos de tensión y sorpresa que se llevaron gracias al fugitivo.

— ¿Te cae bien? — Inclina la cabeza de lado esperando su respuesta.

— No me cae mal, simplemente necesito conocerlo o verlo más seguido para confiar en él al 100% es normal que una madre este siempre preocupada por sus hijos y no tenga completa confianza. — Sujeta la taza de té bebiendo con la mirada perdida. — A pesar de eso puedo deducir que es un buen hombre y que se preocupa por ti lo cual es suficiente para mí.