16.Mikaelson Forbes

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Estaba llegando a la escuela para limpiar el desastre que quedo del baile de décadas. 

—Hola Care— abrace a mi hermana quien estaba en un pasillo.

—me asustaste

—perdón— sonreí con inocencia —porque parece que somos las únicas que vinieron a limpiar

—esperemos que eso no sea cierto

Caminamos a la cafetería donde nos encontramos con Rebekah.

—¿dónde está Matt?— cuestiono mi hermana.

—No vino. Lo llamaron del trabajo a último momento— la rubia Mikaelson siguió limpiando.

—¿estas bromeando? solo somos tres

—sí. Y llegan tarde. La limpieza empieza a la 8

—son las 8:02— dijo mi hermana confirmando la hora en su celular.

Yo me aleje para comenzar a limpiar mientras la seguía escuchando.

—Exacto. Yo llegue a tiempo y no pude asistir al baile que yo misma organice— Rebekah se alegó molesta pues con todo lo que había pasado quien podía culparla.

—lamento lo de tu mamá— me sorprendió oír esas palabras saliendo de la boca de mi hermana, pero no fui la única —lo lamento.

—lamento lo del maestro. Se veía gentil.

—si, lo era.

—Empezare con el gimnasio— Rebekah salió de la cafetería dejándonos solas.

—ella no es tan mala como piensan. Incluso podrían ser amigas— le dije a mi hermana quien se giró a verme con molestia 

—no te pases— comenzó a limpiar, pero se detuvo —¿te vas a quedar ahí sentada?

—es que estoy muy cansada— la bebé me agotaba a sobre manera —debí aceptar la propuesta de Klaus de quedarme en casa.

Me di cuenta de que estaba hablando sola minutos después cuando no vi a mi hermana. Salí de la cafetería en busca de ella.

—¡Caroline!— caminaba por los pasillos buscándola —oye lo siento, te prometo que las ayudare a limpiar— no se escuchaba nada —¡Caroline!¡Rebekah!

Sentí como alguien me tapo la boca y la nariz bloqueándome el paso del aire, lo que ocasiono que me desmayara.

Narrador

Rebekah entro apurada a su casa.

—Alaric Saltzman trató de matarme

—se supone que está muerto—

—Ya es vampiro gracias al hechizo de nuestra madre y con una estaca de roble blanco que no puede matarlo— Nik parecía no tomarle importancia a las palabras de su hermana.

—es fuerte Nik, demasiado— la rubia estaba preocupada.

—¿y dónde está?— hablo mientras seguía guardando cosas en cajas.

—está en la escuela y no tiene anillo, en cuanto anochezca vendrá por nosotros. Debemos irnos rápido.

—espera ¿dijiste la escuela?

Rebekah se dio cuenta de que olvido lo más importante: Harriet.

—ella estaba ahí

—¡la dejaste sola!— el híbrido estaba que hervía de la furia.

—no podía hacer nada muerta— trato de defenderse —estaba tratando de sobrevivir.

Klaus fue en busca de los Salvatore pues ellos serían de utilidad.

Lirios rojos (Klaus Mikaelson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora