Extra: Verdades

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Dos mil años atrás en Grecia...

Silas caminaba por los jardines junto a Qetsiyah, habían tenido una reunión de viajeros hace unos minutos.

-Quédate conmigo, lo demás pueden esperar- la morena le rodeaba el torso -Por favor.

-Es necesario, no puedo simplemente ignorar lo que me compete- le dio un beso para posteriormente partir del lugar.

El brujo estuvo horas trabajando en un hechizo junto a otros tres viajeros. La noche cayó cuando al final terminaron, el brujo tomó rumbo a su recinto. Pero como era costumbre se desvió hacia su lugar favorito conocido como I límni tou peproménou.

-Discúlpeme- ayudo a la mujer a levantarse -No fue mi intención. Espero no haberla lastimado.

-Tranquilo solo fue un accidente- la mujer levantó la mirada chocando con unos ojos verdes que la observaban con suma atención.

El castaño reaccionó -Disculpe no me he presentado. Silas- extendió su mano a la espera de ser aceptado por la joven.

-Amara

Ambos sintieron una corriente fluir por sus cuerpos en el momento en que sus manos se tocaron.

-es un placer conocerla- deposito un beso en el dorso de la mano de la chica haciendo que esta se sonrojo, pero gracias a la tela que cubría su rostro aquel sonrojo paso desapercibido.

-digo lo mismo

Esa fue la primera interacción de Silas y Amara, y el inició de una de las historias de amor más grande que haya existido.


(...)

Después del primer encuentro estos se volvieron algo común entre los jóvenes. Siempre se veían en el mismo lugar, a la misma hora, los mismos días. Las interacciones que tenían al principio eran como la de dos personas que apenas que se conocían, pero el paso del tiempo hizo que un sentimiento de amor creciera en su interior. Pero había un problema en su historia de amor. Silas ya estaba comprometido, debía casarse con Qetsiyah.

(...)

Silas se encontraba sentado a la orilla del lago. Su mirada estaba perdida en la belleza que presentaba la naturaleza frente a sus ojos mientras esperaba la llegada de Amara. Aquel lago era lugar donde se conocieron y donde realizaban sus encuentros.

-¿qué es lo que miras?

El castaño de levantó mirando con una sonrisa a la mujer. Se posicionó detrás de ella dirigiendo su vista a donde él la tenía anteriormente.

-es hermoso- exclamo con asombro. Frente a ella se presentaba una bella imagen de lo que ocasionaba el reflejo del sol en aquella agua cristalina que poseía las piedras más preciosas de la zona -¿por eso te gusta venir aquí?

-Es una de las razones- la abrazo por detrás -Pero también es por esto- señalo a su alrededor desconcertando a la joven.

-no entiendo

-La paz que siento cuando estoy aquí es indescriptible. En este lugar no soy un brujo poderoso, no soy un viajero. Simplemente soy Silas- deposito un beso en el cuello de la mujer causando un escalofrió en ella -Pero ahora no soy solo yo. Somos nosotros.

-¿me amas?

La posición de la pareja cambio. Ambos se encontraban frente a frente.

-Si- respondió sin dudar -Eres el amor de mi vida

-Y tú el mío

Las manos del castaño se posicionaron con delicadeza en el rostro de la castaña. Aquel velo que cubría su rostro desapareció dejando ver al hombre la verdadera belleza.

Lirios rojos (Klaus Mikaelson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora