7. Inmortalidad

36 4 0
                                    

Narrador

—Basta Damon déjame en paz—  Harriet se soltó del agarre del pelinegro con brusquedad —Te dije que lo olvidaras

—¿crees que eso es fácil de olvidar?— preguntó sin creerlo —Ella te dijo...

Harriet le tapó la boca con rapidez evitando que siguiera hablando. Se cansó de la insistencia del Salvatore quien no la había dejado en paz desde que regresaron Nueva Jersey. No confiaba en Damon, pero sería más peligroso que siguiera preguntando. Además, necesitaba liberarse de todo lo que la inundaba, era demasiado para una persona.

—¿me vas a explicar?

—Lo haré para que me dejes en paz— sentenció.

—Dudo que eso pase después de lo que escuche. Ella te dijo hija.

Harriet largó un fuerte suspiró. Desvió la mirada por unos minutos.

—Porque es la verdad— sinceró —Amara es mi madre Damon.

—¡¿qué?!— su rostro demostraba la gran confusión que lo inundaba.

—Es la verdad. Soy su hija.

—espera...— su mente comenzó a conectar las cosas —si Amara es tu madre eso quiere decir que Silas es...

—mi padre

—No puedes pedirme que te deje en paz después de esta revelación— se encontraba muy sorprendido —Eres hija de Silas. El ex-inmortal de más de dos mil años que ahora es un brujo que busca destruir el otro lado.

—Esto debe quedar entre nosotros— declaró.

—Harriet si ellos son...

—Te conté la verdad para que me dejaras en paz. Así que deja de hablar de esto— interrumpió al pelinegro.

—Harriet— la tomó del brazo —escúchame sí..

—Cállate— se soltó de su agarre con fuerza para posteriormente azotarlo contra la pared —Supera lo que te dije. Porque si le dices a alguien te voy a matar.

La mujer decidió volver a Mystic Falls por su propia cuenta dejando sorprendido al Salvatore no solo por la información, sino que por la fuerza que utilizó contra él.

—Sin duda es hija de Silas

(...)

—Lamento mucho no haber venido antes— le extendió una botella con sangre —Pero no sabía cómo acercarme

—Lo importante es que estas aquí— se acercó —y que eres real

—¿cómo supiste que yo era tu hija?

—Una madre no olvida— su mano se posicionó en el rostro de la menor —Además eres la copia viviente de tu padre

—Él dijo que yo era idéntica a ti excepto...

—por los ojos— completó la oración —Pero para mí tú siempre fuiste la versión de tu padre en mujer. Se parecen más de lo que imaginas.

Amara comenzó a ver otras personas en el lugar lo cual hizo que comenzará a desesperarse. 

—basta déjenme— comenzó a moverse por el lugar tratando de alegar algo que Harriet no veía —Váyanse— la desesperación crecía —Déjenme en paz

—Amara— la sujeto de los hombros —Tranquila. Solo estamos nosotras aquí— entro en la mente del ancla —Concéntrate en mí. Concéntrate en mí.

Lirios rojos (Klaus Mikaelson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora