23. La cura

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Harriet

Nos encontrábamos desembarcando en una isla a 300 kilómetros de la costa de Nueva Escocia, hacia un frío del demonio. Antes de llegar Stefan me dijo que procurara siempre estar a su lado o con Rebekah para que nada malo me pasara.

Después de desembarcar cada quien se encargó de preparar su equipo. Estaba ayudando a Stefan mientras Rebekah observaba con odio a Elena quien estaba pasando justo frente a nosotros.

—No estás ayudando— dijo el vampiro.

—Ustedes pueden hacer un nudo sin mi

—Desearle mal a Elena no nos sirve de nada— dije.

—Después de lo que me hizo tiene suerte de que solo la vea feo

—Sabes que te escucho ¿no?— dijo la doble.

—Sabes que no me importa ¿no?

Eso molesto a la Gilbert pues se acercó con gran velocidad para amenazar a la rubia con la estaca de roble blanco.

La Mikaelson arrogo a la vampira al suelo sin ningún esfuerzo—Anda trata de matarme. Pero tendrías que enfrentar tus problemas reales— hablo —Como el que Stefan me invitara a venir con él. Creo que le volví a gustar— dijo por último antes de caminar lejos.

Stefan siguió arreglando su nudo mientras yo me acercaba por detrás de la doppelgänger. Con agilidad tome la estaca que esta tenía en su mano.

—¿qué crees que haces?— dijo molesta intentando quitármela —Devuélvemela

—No— ella seguía intentando quitármela lo que ocasiono que Stefan se interpusiera.

—Basta Elena— dijo con fuerza —Déjala en paz.

—Dile que me la devuelva

—¡No te la pienso devolver!— grite —Tu maldita imprudencia solo ocasiona problemas— ella se fue molesta. 

Todos comenzamos a caminar para empezar a buscar la cura. 

Klaus

Aún me encontraba encerrado en la sala de la casa Gilbert. Le mandaba mensajes a Sean para que reportara cada hora el estado de mi hija. Pero mi paz se vio interrumpida por Tyler.

—Buenos días, solecito. Te ves patético.

—Solo hasta que se pase el hechizo de Bonnie que me encierra aquí— dije con calma —Entonces me vere diferente. Estaré muy molesto. Y no podrás ver porque te arrancare los ojos de la cara— mi voz fue amenazante.

—Mis amigos ya habrán vuelto con la cura para obligarte a beberla y hacerte inmortal

—Soy un original ¿qué te hace pensar que mi linaje no quedará curado conmigo? Es decir, tú.

—¿sabes que creo? Que es imposible— su irreverencia me estaba hartando —En el momento que dejes de ser vampiro nuestra conexión se romperá. Y todo lo que te pase a ti, te pasará solo a ti. A si podre matarte sin que mueran otros ¿aún me debato como hacerlo?

Estábamos frente a frente —Te recomiendo ahogarme. No hay nada como alguien luchando por un respiro— se veía completamente irritado —Y déjame decirte, tu madre peleo mucho

 Harriet

Seguíamos caminado por el lugar siguiendo al profesor Shane que según Kol estaba muerto.

—Mi teléfono satelital no tiene señal— dijo el profesor.

—Que buen augurio— dijo el vampiro pelinegro con sarcasmo.

Lirios rojos (Klaus Mikaelson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora