Pude divisar el auto de Bill venir a una velocidad que pudo causar un accidente de transito. Sus llantas rechinaban sobre el asfalto cuando frenó y solo me hizo dar un poco de miedo.
— ¡Tus padres son una mierda! — exclamó bajandose del auto y azotando la puerta de este. — ¿¡Por qué te votaron!? ¡Dime!
— Se han enterado de que no tengo trabajo y...
— ¿Quién fue? Seguro fue la estúpida de Simone. — negué con lentitud mientras lo veía abrir la puerta. — ¿Entonces?
— Mi papá.
— Ah... — tambaleandose un poco me ayudaba a meter las cosas a su garage. — Lo vi más racional que tu madre pero ya veo que ambos son tal para cual. — me aseguré de no haber olvidado nada en la calle. Cerré la puerta y por fin pude respirar tranquilo sabiendo que tenía al menos donde dormir...
Lo mejor sería que le devuelva el agradecimiento con la propuesta que me hizo y así obtendría dinero lo antes posible para conseguir un lugar mientras busco trabajo y con ello, volver a mi casa.
— Bill... — llamé su atención colocando mi mano en su cintura, este me miró con un poco de recelo mientras envolvía sus manos en mi cuello. — Con respecto a esa extraña propuesta que me hiciste, mhmm...
— ¿Aceptas?
— Sí. — mi gemelo sonrió con altanería y me abrazó con fuerza, casi asfixándome. — Sólo dime que debo hacer.
— Lo diré mañana, cuando esté en buen estado y no salga con una mierda que te haga arrepentirte.
Uf, al menos eso.
— Ven, déjame ayudarte a subir. — como un niño emocionado, Bill se dejó cargar entre mis brazos. Andaba con cuidado de no caernos.
Él mismo abrió la puerta de su casa para poder pasar. Lo recosté en el sillón y luego volví por mis cosas para subir todo. Subí y bajé alrededor de seis veces. Me sentía muy sudoroso pero ya mañana me bañaría.
Como pude le arrebaté las llaves del auto del bolsillo trasero y bajé a estacionarlo en su respectivo garage.
Me pregunto mucho lo que pueda pasar mañana cuando Bill se de cuenta de lo que sucedió.
O en el peor de los casos, ¿qué pensarán mis padres sobre lo que estoy haciendo ahora para ganarme dinero?
Agh, sólo me dan ganas de arrepentirme e irme corriendo de este lugar a casa de Georg porque queda lejos.
Ahuyenté esos pensamientos y subí de nuevo con Bill para ayudarlo a entrar a su habitación pero ya no estaba. Vi a Laila salir de una habitación con una sonrisa y un poco sudorosa.
— Bill es muy complicado cuando toma, casi no pude hacer que entre a su habitación.
— Gracias por ayudarlo.
— Ah, no pasa nada. Es mi mejor amigo, casi mi hermano igual. — asentí sentandome en el sofá con la pierna cruzada mirando a un punto fijo. Por más que trataba de evitarlo mi mente daba vueltas en todo lo que pasó.
¿Por qué tan rápido?
— ¿Ya comiste?
— No.
— ¿Quieres que te caliente un poco de sopa de verdura?
— Por favor. — contesté timido. Lail con una sonrisa caminó hasta la cocina y yo la seguí para acompañarla.
— Bill casi me mata. — abrí mis ojos en grande al escuchar eso. — Quiero disculparme seriamente contigo por hacerte perder tu trabajo, en serio no fue mi intención.