— Debiste pedirle el número, Bill. — habló una vez que el coche seguía andando luego de dejar a Tom en el taller. — Joder, con él si quiero grabar.
— Tom. — Laila lo miró confundida.
— ¿Qué pasa con tu hermano?
— El chico al cual te quieres coger es Tom, mi hermano. — los ojos de la mujer casi se salen de su lugar, el rostro se le tiñó de un ligero rubor e hizo a Bill reír.
— Si es tu hermano, ¿¡por qué no te reconoció!? — Bill suspiraba deteniendo el auto y abriendo el portón automático. — ¿¡Por qué tu no le dijiste nada!?
— No lo sé, Laila. Tampoco me importa saberlo... — ponia en marcha el auto hasta estacionarlo adentro. — Creí que había dejado en claro los sentimientos a mi familia.
— Me vas a disculpar. — pulsó el botón para cerrar el portón y seguir a Bill hasta el departamento que compartían. — Pero Tom no tiene nada que ver en las desiciones que tus padres tomaron contigo.
— ¿Ahora lo defiendes? — indagaba divertido. — Hace como un mes lo odiabas y decías que por su culpa me sacaron de la casa.
Laila analizaba con una expresión media ida.
— Simone me echó porque decía que le voy a contagiar con mi homosexualidad, que no se te olvide.
— Joder, joder, joder. — susurraba de un lado a otro cuando ya entraban al departamento. — Tu hermano es muy guapo, Bill.
— Lo sé. — la chica suspiró y se dejó caer al sofá, rendida. — ¿Galletas?
— Sí, gracias. — tomó una fila larga de galletas para comenzar a comer.
— En serio fue Tom quien empezó con mi desgracia no tan desgraciada, Laila.
— Nunca me has dicho el significado profundo de lo que eso quiere decir... O sea, siempre que tocamos este tema dices eso y nunca me explicas el por qué.
Otro suspiro se escapaba de los labios delgados de Bill.
— ¿Me vas a decir ahora o tengo que...
— Lo diré. — interrumpió mientras sonreía comiendo más galleta. Laila asintió esperando a que hablara. — Verás, hubo un tiempo en donde él y yo compartiamos novias... hasta el punto de llevarlas a la cama. Siempre era Tom quien tenía la acción pero yo no... no me atraía ver el cuerpo de ella, si no el de Tom. Con el tiempo creo que se volvió enfermizo... por decirlo así... — una galleta más y cerraba la fundita poniendo una pinza encima. — Tuve una erección bastante dolorosa cuando vi a Tom hacerlo, gemir y besar a la chica creyendo que lo hacía conmigo.
— Oh, dios. Oh, dios. Oh, dios. Me está palpitando el clítoris con solo oirlo.
Bill carcajeó.
— Luego de eso, con otra chica bastante sucia y que me gustó. — encogió sus piernas y las abrazó ocultando una sonrisa. — Fue cuando me hizo besar a Tom en la boca, decía que le excitaba vernos hacer eso y tocarnos... obviamente Tom no quería porque le daba pena pero te juro que su pene habló por él cuando lo besé y toqué. Se le puso duro, duro, duro como una roca.
— Ay. — se relamió los labios para remojarlos. — Ojalá hubiera podido presenciar eso.
— No seas tonta.
— Luego de eso, ¿qué más pasó? — Laila estaba muy intrigada y Bill solo se ponía más ansioso y un poco excitado por recordarlo.
— Tom y yo llegamos a tocarnos sólo una vez.