Tom Kaulitz es la fruta prohibida que desde niño quería saborear y ahora lo estaba haciendo. Caminamos a pasos torpes para cerrar la puerta y continuar con los besos fogosos que estabamos dandonos. Desprendió mi chaqueta junto con la camisa y besaba mis hombros desnudos, la piel se erizó gracias al contacto de la fría puerta.
— Hay algo que tengo que decirte. — susurré acariciando sus trenzas, me encantaba como se le veía; muy apuesto y ardiente como siempre.
— Habla mientras exploro tu cuerpo.
Tomé mucho aire, la erección se me bajó de golpe y ya casi no sentía placenteros los besos que me brindaba en los pezones.
«Tenía mucho miedo.»
— Tom, yo soy BeKa. — mi gemelo con lentitud se apartó de mi cuerpo para verme a los ojos, tenía una sonrisa que al instante se borró por ver mi rostro de seriedad.
— ¿Es una broma? — negué con la cabeza y me dejé caer al suelo arrimado aun a la puerta. — Carajo, Bill. — apreté los ojos esperando a que me diera un regaño. — O sea que desde el primer momento eras tú, siempre me acosté contigo y te contaba a ti sobre... ti. — afirmé con la cabeza. — ¡Fuiste mi primera vez, Bill! — susurró/gritó mientras se hincaba en frente de mí. — Mierda, te juro que eso no me lo esperaba.
— ¿No estás molesto?
— Sí, un poco. — sonrió acariciandome el cabello.
— ¿Entonces por qué sonríes?
— Porque estoy feliz de que hayas sido mi primera vez con un chico. — ya me sentía más tranquilo por como lo tomó.
— Déjame contarte todo, por favor. — Tom se acomodó a mi lado y me abrazó, no podía creerlo... era increible para mí.
— No es necesario. — suspiró. — Lo que hayas echo antes de reencontrarte conmigo no me importa, me importa el presente y estás aquí.
— Al menos déjame explicarte lo que viste en la cocina, con Andreas... — me daba escalofríos pronunciar su nombre.
Mi hermano calló, de refilón vi como su mandíbula se tensaba y una vena sobresalía de su frente. — Andreas y Angela se conocieron en la fiesta de Laila, ella le contó a él sobre nosotros, que eramos hermanos y el trabajo sucio que yo hacía para ganar dinero... también la perra esa le contó lo que hicimos en México y tu amigo quería usarlo en mi contra para chantajearme, me dijo que si no me acostaba con él... te iba a decir quién era yo.— Hannah tenía razón. — murmuró mirando a la nada.
— Ese día quería abusar de mí y a tiempo llegaste tú... en serio que si no llegaban, no sé que hubiera sido de mí. — no me di cuenta de las lagrimas que salían de mis ojos, creo que era porque sentí una carga menos en mi conciencia.
— Vamos a denunciarlo, ahora mismo. — no permití que se levante de mi lado, quería que me abrace lo suficiente hasta creer todo esto. — Ay, me siento un idiota de verdad.
— Solo, no creas nada de lo que dice Andreas, te lo suplico. — Tom asintió tomando mis manos para besar en el dorso, no iba a sentirme confiado pero si seguro de lo que iba a pasar después.
— ¿Qué va a pasar entre los dos, Bill?
— No me vengas con eso ahora. — quité mis manos de las suyas, tomé impulso y me levanté de su lado para irme, no quería responder a eso.
— ¿Por qué? — Tom imitó mi acción y evitó que abriera la puerta. — Ya sé la verdad, ¿qué es lo que te impide continuar conmigo?
— Somos hermanos, Tom, por dios.