Lentamente Bill se bajó de mis piernas gracias al pellizco que le di en la nalga, si no hubiera sido por eso el no se iba a levantar nunca y daría mucho de que hablar. Me intrigó un poco porque no venía sola, un hombre que se veía igual de la edad de ella la acompañaba, el se veía en un mejor estado y estaba claro que no era el chofer porque no traía un uniforme.
— Quizás es su amante. — burlaba Bill con los brazos cruzados, se me puso el vello de punta el solo pensar que podía existir esa posibilidad.
— Gordon, ellos son mis hijos: Tom y Bill, son unos gemelos preciosos.
— Mucho gusto. — el desconocido extendió su mano hacia nosotros y la tomé por no ser grosero, en el caso de Bill solo la miró a los ojos con desagrado. Gordon tuvo que retirar su mano quizás con una mala impresión de él.
— Disculpa a Bill, es un poco antisocial.
— No, no lo soy. Solo no estoy de acuerdo en que traigas a uno de tus novios a la casa.
«Esto estaba poniendose un poco incómodo.»
— Bill. — mi madre se aclaró la garganta y miraba al suelo. — Gordon solo es mi amigo.
— No me des explicaciones, no las necesito.
— Creo que es mejor que me vaya. — habló él mirando a mi madre. Yo miré a mi novio con desaprobación y jalé su mano para meternos en la cocina. No podría con esta situación. Lo golpearía para que deje de ser así.
— ¿Qué fue eso? — cuestioné mientras me cruzaba de brazos. Bill me dió la espalda para caminar hacia la puerta que daba al jardín y yo lo seguí, no se detuvo hasta que llegó a la piscina y se paró en la orilla. — ¿Bill?
— No tengo que fingir algo que no soy delante de ese Gordon.
— A veces pienso que lo de mamá y tú ya es muy personal, va más allá de ese rencor por separarnos y me asusta un poco. — confesé abrazandome a mi mismo. Él no me respondió, se quitó la camisa quedando al desnudo y se tiró a la piscina. — Te comportas como un niño malcriado y no me gusta la forma en la que le hablas, es... bastante grosera, atrevida...
— Cállate, ¿quieres?
Quedé en silencio realmente, mirando como se sumergía en el agua. Ignoré el resto de reclamos que estaban amenazando con salir de mi boca porque comenzaba a provocarme, mi pene reaccionó al instante.
Disimuladamente cubrí mi entrepierna mientras trataba de desviar mis ojos hacia otro lugar que no sea la piscina.
— Tom, ven aquí.
— Uhm, no.
— Por favor. — nadaba hacia donde estaba yo, me era imposible no verle más allá del rostro tan perfecto. — Estoy solito.
— Estas conmigo, Billy.
— Pero no como quisiera.
Di un suspiro leve antes de comenzar a quitarme la ropa, me quedaría en boxers por si las dudas. No quería arriesgarme tanto. Doblé perfectamente la ropa y la escondí en un rincon para que no se moje. Caminé un poco más hasta las graditas y metí mis pies, el agua estaba a una temperatura considerable pero ahora hacía más calor.
— Rápido. — alentó mi gemelo, no me quedó de otra que sumergirme hasta llegar a él, abrazarlo por la cintura y darle un besito disimulado. — ¿Solo uno?
— No... — susurré con una sonrisa, le di otro beso un poco más largo. Bill sonrió cuando sintió mi pene duro y mientras me besaba, con sus pies fue quitandome la unica prenda que tenía, ni siquiera se donde quedó solo estaba centrado en sus besos y caricias.