—… es que yo me fui a España para olvidarme de ti y me di cuenta que no pude porque eres insuperable, Tommy. No me importa lo que hayas echo con tu gemelo, te juro que queda en el pasado pero vuelve conmigo, yo te haré muy fel...
— Tom, mi amor. — lo bracé con ganas y luego me separé para darle un beso en los labios. — Gordon nos invitó a cenar. — mentí. — ¿Nos vamos? Obviamente solo los tres. — me besó de vuelta y sonreí.
— Vamos. — entrelazamos nuestras manos y comenzamos a caminar. — Toma un taxi, Chantelle y vete a tu casa.
— Pero...
— Shhh, ya lo oiste.
Reí para mis adentros, le comenté a Gordon que si quería ir a comer y aceptó con Gusto. Nos dirigimos a un restaurante de comida rápida, pedimos tres hamburguesas con papitas extra y una bebida gaseosa. Me crugía mucho el estómago con solo verla frente a mí.
— ¿Cuanto tiempo ya llevan juntos? — ambos miramos a Gordon al mismo tiempo.
— Unos pocos días no más. — respondí.
— Es que al fin Bill se decidió por mí. — me atreví a darle un golpe en la pierna. — ¡Au! — se quejó mientras reía.
— Preguntaba porque se ven como una pareja que lleva tiempo y que a pesar de tener ese tiempo se siguen amando de la misma forma que al inicio.
— ¿Será porque somos hermanos y nos conocemos de nacimiento?
— Es cierto. — sonrió nervioso.
— ¿No te incomoda eso a ti?
— Para nada. — habló luego de limpiarse la boca con una servilleta. — Bien digo yo que no hay que meterse en la vida de los demás, si ustedes son felices así ¿qué puedo hacer o decir yo? Nada.
— Gordon me caes bien. — expresé con toda la sinceridad del mundo. — Gracias por no vernos como bichos raros.
— No podría, en un futuro si su mamá quiere terminaría siendo su padrastro y no me gustaría que nos llevemos mal.
— Que Dios te oiga para que se quite ese vejestorio que tiene por marido. — los tres reimos al mismo tiempo. La comida fue bastante entretenida, parecía que estaba en una verdadera familia.
Estaba cómodo y Gordon realmente se ganó mi confianza junto con el cariño de un padre.
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En la noche de ese mismo día, Tom y yo estabamos dando por finalizado nuestro acto sexual grabado para nuestros seguidores de onlyfans. Me pareció un poco loca la idea de la lencería roja pero al final acepté.
También le dimos uso a mis juguetes sexuales los cuales ni me había acordado que los tenía y ¿para qué? si con el pene de mi novio era suficiente para mí.
— ¿Ahora si me vas a decir quién te dió la idea de la lencería roja? — reí mientras la recogía del suelo y la levantaba ante la vista de mis ojos.
— Fue Hannah, ella me dijo que para el almuerzo me esperarías con una bonita lencería roja y yo le creí.
— ¿Por eso la compraste?
— Sí.
— Idiota. — reí ahora dejandola a un lado para acostarme junto a él. — Admito que fue una idea, ¿okay? Me puse durísimo.
— Lo sé, Billy. — me dió un besito tierno en la frente. Cerré mis ojos con cansancio hasta dormir.
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[𝑼𝒏𝒐𝒔 𝒎𝒆𝒔𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆́𝒔... ]