Podría jurar que Tom le bajó las ganas de burlarse de un sopletón cuando Ana y Laila comenzaron a burlarse. Para hacerlo terminar con la absurda presentación, mi gemelo tomó la iniciativa de besarme mientras me apretaba de la nalgas y yo solo pude profundizar el beso en sus narices.
Me encantaba que Tom se tome tan en serio su papel de ser el novio de su hermano, le salía tan real.
Entreabrí los ojos cuando él dejó de besarme. Me di cuenta de que Lucas y Ana tampoco estaban.
— Bill. — apreté los ojos con fuerza y lo abracé fuerte. — Creo que me ha ganado el impulso.
— No te preocupes, vas bien. — quería seguir besandolo pero ya no me dejó. Se alejó de mi para jalarme de la mano hasta entrar a la casa.
— Debes estar cansado.
— En realidad no. — acaricié a lo largo de su brazo, era un poco músculoso y podría jurar que me derretía. En este viaje no me iba a contener y en serio disfrutaría a Tom como mi pareja. Ya luego me preocuparía en pensar que es sangre de mi sangre. — Me encantan las fiestas y ahora mismo quiero salir a una.
— Oh, pues ve.
— Quiero ir contigo, Tom.
— Estoy agotado por el viaje.
— Que triste. — rodee los ojos al escuchar la voz de Lucas a nuestro detrás. — Si tu novio no quiere acompañarte ven a buscarme y salimos los dos.
— Amigo, — musitó mi novio en un tono irritado. — ¿No te enseñaron a respetar las conversaciones ajenas?
— Bill, te conseguiste un novio bastante aburrido. Tú necesitas a alguien que te haga sonreir y ese alguien soy yo.
Tom apretó mi mano, la mirada asesina que le daba a Lucas era un poco intimidante. Tenía que sacarlo de una vez de esta situación antes de llegar a mayores.
— Entonces me quedaré contigo, cariño. — acaricié la mejilla de Tom y sonreí con confianza. — No me molesta.
— No sabes cuanto me encanta que seas así de atento, Bill. Esa es una de las cosas que me enamoró y si me pongo a enlistar no acabaría nunca.
— Te adoro, Tom.
— También te adoro, Billy.
A decir verdad me causaba un poco de miedo creerme las palabras melosas que me decía porque sonaban sinceras.
¿Qué pasará por la mente de Tom en estos momentos?
— Tom, ¿cierto? — mi novio ni siquiera le respondió, sólo se metió a la habitación que tenía mi nombre en letras grandes en la puerta. Reí por lo bajo mientras observaba a Lucas. — Wow, Bill. Conmigo no eras así... recuerdo que un fin de semana me enfermé y justo ese día era la fiesta de Ana, ¿te acuerdas?
— Ajá.
— Te pedí que te quedes conmigo y no lo hiciste.
— ¿Eso en que te afecta ahora?
— ¡Me hubiera gustado que me dijeras eso a mi! — con lentitud se acercaba hasta mi. Lucas era de mi tamaño pero con un poco de mas calorías «ahora que lo veo bien.»
— ¿Y qué quieres que haga ahora, eh? — coloqué mis manos en mi cintura y levanté un poco mi rostro, altanero. — Tu tiempo ya pasó, Lucas. Ya fuiste...
— Estoy seguro que ese Tom es otro de tus noviecitos pasajeros solo para ponerme celoso, chiquito, y vaya que lo has hecho, si me siento celoso.
— Tom es mucho más que pasajero, por si no sabes... El sí es el amor de mi vida.