1. GIA

1.5K 76 6
                                    

¿Cómo de bonita es la navidad?, podría ser perfectamente mi época favorita del año, pero tengo que decir que a pesar de lo vivido sigo prefiriendo el verano. En diciembre las calles de Madrid sí que estaban repletas de gente, disfrutando del ambiente navideño de la capital. Los envidio, porque los que somos de Madrid sabemos que la Gran vía no se pisa durante todas las vacaciones, es deporte de riesgo.

Aquel curso estaba siendo muy complicado, no por tema de materia, sino por mí misma, mi cabeza era un bucle constante, benditas vacaciones de navidad.

A la vuelta de Altea digamos que mi hogar cambió un poquito, ahora éramos mi padre y yo contra el mundo, y no se nos estaba dando nada mal. Nada mas pisar mi casa de Madrid recibí un mensaje, sinceramente me hubiera gustado que hubiera sido de otra persona, pero no, fue de Lucas.

'Podemos vernos cuando quieras canija, solo tienes que escribirme.'

En el fondo me gustó el mensaje, porque estaría preocupado por mí, pero jamás contesté. Acababa de volver de la ciudad más bonita del mundo, de perder a la persona más bonita del mundo, ¿y mi mundo?, mi mundo estaba en la mismísima mierda.

Me pasé las vacaciones de navidad encerrada en mi habitación, escuchando en bucle la lista de reproducción de Spotify que yo misma cree al regresar, uno de esos días en los que si hubiera caído un meteorito me hubiese hecho un favor. ¿Adivináis el nombre que le puse a aquella lista?, 'lluvia de perseidas', sí, escogí ese nombre entre lágrima y lágrima, podéis buscarla, es preciosa.

Si os preguntáis si volví a saber algo de Oliver, no, absolutamente NADA. Las primeras semanas me metía como cien veces al día en su conversación de WhatsApp, para ver la hora de su última conexión. Amigas, no me llaméis loca que eso lo hemos hecho todas... Obviamente por mi salud mental, Cleo y Aina me obligaron a ocultar mi última conexión, así tampoco vería la de él, pero la obsesión cambió a estar durante largos minutos dentro de su chat, para comprobar cuándo se ponía 'en línea', en fin, enfermizo y obsesivo todo.

Cada día que pasaba me torturaba yo misma con la situación, así que decidí sacar toda la fuerza de voluntad que tenía, no sé ni de dónde la saqué pero lo logré, hace dos meses que no me meto en su chat, un aplauso para mí, me lo merezco. Tampoco tenía otra opción, llegué a suspender mi primer examen del curso, sí, yo, Gia la cerebrito, cosas del desamor...

Ver a mi padre deprimido y triste, quizá fue ese uno de los motivos por los que tenía que empezar a superar la situación, y que no siguiera superándome ella a mí.

Poco a poco volví a la normalidad, no olvidando pero sí dedicando mi tiempo a otras cosas. Pasé mucho tiempo en la biblioteca, me sentía más segura estudiando allí que en mi propia habitación, donde casi seguro mi cabeza regresaría a momentos que mejor evitar.

Era domingo, y mañana regresaban las clases, volver después de unas vacaciones era un poco complicado, pero también significaba que terminada la navidad, poco a poco desaparecería el frío, guardaríamos las chaquetas y llegaría el verano de nuevo. ¿Planes para este verano?, ninguno, por ahora.

Mi padre ya me había dejado mi uniforme limpio y planchado colgado junto al armario, no podía quererlo más.

Ver otra vez los libros de Biología, Física, Matemáticas... me estaba dando muchísima pereza. Me dejé caer de espaldas hacia la cama, resoplando resignada al saber que tenía que volver a estudiar como si no hubiera un mañana, esto del bachiller y jugarse la nota para entrar en la universidad era un infierno interminable.

Justo cuando caí sobre mi cama recibí un mensaje, imaginé que sería Cleo refunfuñando porque retomábamos la rutina de nuevo.

'¿Te vienes conmigo mañana al instituto?, estoy seguro de que no te apetece coger el metro'.

El mensaje me hizo gracia, porque de nuevo no volvía a tener ningún reparo en escribirme, en mostrar que seguía pensando en mí. Lucas me ofreció recogerme para ir al día siguiente al instituto, y no sabía qué hacer... Le dí varias vueltas al mensaje y a ver, ir en metro a las siete de la mañana era lo que peor llevaba de la rutina. Podía ir en coche, mi padre me ha repetido mil veces que su chofer me puede llevar cada mañana sin problema, pero yo me negaba, no me gustaba nada la idea de tener chófer para ir al instituto, ni que fuera Kardashian.

Así que pensándolo fríamente y recordando aquel mensaje que jamás le respondí, valoré mucho que volviera a escribirme después de haber sido ignorado. Lucas se cambió de instituto y este año compartíamos pasillos, sabía perfectamente que siempre estaba cerca, pero nunca nos cruzábamos, ambos lo evitábamos.

Estuve un par de minutos pensando cómo responder y bueno, decidí no pensar en nada más, algo que hacía mucho tiempo que no hacía.

'Me parece buena idea, no sabes lo lleno que está el metro a esas horas...'

Lucas estaba 'en línea', y tardó un segundo en responderme.

'Te recojo a las siete y media'.

¿Sabéis qué?, iba a dormir veinte minutitos más gracias a no tener que coger el metro.

Agárrame fuerte (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora