Me acababa de partir la cara por 84927459 vez con Derek. Ni siquiera le dejé a Gino que me trajera a casa, de hecho mi moto se quedó allí, aparcada. Quería subirme andando, no me apetecía tener un accidente por la mala hostia que llevaba encima.
Mi estabilidad emocional era una maldita montaña rusa. Pasaba de estar en la mierda a tocar el cielo, así a diario. Me agotaba un poquito no tener control sobre esa estabilidad, empezaba a estar muy harto.
Entré en casa y mi madre no estaba. Vaya, qué raro. Nótese mi ironía. Desde que había llegado Gia a Altea mi madre pasaba más tiempo fuera que dentro. ¿Qué raro no?... ¿Por qué sería?... Justo en ese momento lo agradecí, porque tenía el pómulo un poco inflamado, al menos que no me viera así. No quería que se enterara de que había tenido problemas con Derek, mejor no remover la mierda, que huele.
Me quedé dormido con la tele puesta, rebozado entre mis sábanas y sin camiseta. Placeres del verano. Tuve como diez pesadillas, o al menos de esas diez me acordaba. Todas iguales. Gia besándose con Lucas. Gia tirándose a Lucas. Gia de cita romántica con Lucas. Gia comiéndose la boca en el parque con Lucas. Gia comiéndose la boca en el cine con Lucas. Y así en cinco sitios más.
Ya no sabía en qué posición ponerme. Daba mil vueltas a la cama, me tapaba la cara con la almohada, tiraba la almohada, la volvía a coger, la volvía a tirar, pegaba puñetazos en el colchón, me giraba, pegaba otro puñetazo de nuevo... ¡Joder!. Me incorporé, me froté la cara, ¿podía parar de perturbarme la cabeza con esas mierdas?. En resumen, no dormí una mierda.
Conseguí dormir un poco más, pero cuando entré en sueño profundo empecé a sudar como si estuviera dentro de una sauna. No recuerdo que fuera otra pesadilla, sí tenía claro que la culpable era la ventana de mi habitación. La había dejado abierta y serían más de las once de la mañana, por lo que probablemente hacían casi cuarenta grados. Resoplé. Era uno de esos días en los que levantarse y soportar el día iba a ser todo un reto. Miré el móvil y lo último que me esperaba era un mensaje de ella.
'Nunca te he mentido y nunca lo haría. Siempre serás la persona más bonita que ha pasado por mi vida.'
Joder, me pareció súper bonito el mensaje. Llamadme gilipollas, pero Gia me decía algo y se me pasaba todo. Había pasado una noche de mierda, ya no tenía ganas ni de seguir discutiendo, estaba agotado, saturado, pero muy decepcionado...
'No sé que pensar Gia, tengo el corazón roto. Tú eres mi vida.'
Quizá era el calor que me había ablandado el corazón, podía ser.
'¿Podemos vernos?.'
Quería que nos viéramos, y no sabía si eso era lo mejor en ese momento. Hace unas horas estaba hecho una furia, enterándome de que Gia me había mentido, y sí había tenido algo con el pijo de mierda de Lucas. Esa conversación podía acabar jodidamente mal, o jodidamente bien.
'No sé si deberíamos dejar que se enfriaran un poco las cosas...'
'He venido solo dos meses, no me gustaría perder tiempo que podría estar pasando contigo.'
Ese mensaje me gustó. Me gustó mucho.
'Quiero verte, pero no puedo.'
'Sí puedes, es tu orgullo el que no te deja.'
'Me has mentido Gia.'
'Repito, ¿podemos vernos?...'
'Te recojo en una hora.'
Me levanté de la cama, me senté en un lado, y me quedé pensando si estaba haciendo lo correcto. Una parte de mí me decía que sí, porque mi corazón sentía que tenía que escucharla, que seguro que no era lo que parecía, pero otro... otro me decía que estaba siendo un gilipollas, y se iba a reír de mi. Así, que opté por dejarme llevar y que fuera lo que tuviera que ser. Había pasado muchos meses imaginando cosas de nuevo, sufriendo por no tenerla, ahora que la tenía aquí, no podía negarme a verla, aunque fuera en esas circunstancias. Me daba igual parecer un gilipollas, la verdad.
ESTÁS LEYENDO
Agárrame fuerte (2)
RomanceSEGUNDA PARTE DE LA BILOGÍA AGARRADOS. Gia y Oliver decidieron separar sus caminos, con lo que no contaban era con la fuerza del destino. Otro verano lleno de amor y locura, pero esta vez ella estará acompañada de sus mejores amigas. Ninguno lo sabe...