38. GIA

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Me senté en la hamaca de mi piscina, Oliver vendría en cinco minutos, pero tenía que recapitular lo que había sido mi verano.

El verano pasado llegué aquí, con muchas ganas, después de tantos años sin pisar mi preciosa Altea, y no fue precisamente el verano de mis sueños. Descubrí un Oliver que no conocía, sufrí, luché, me enamoré aún más, y me fui más rota que nunca. Durante años mi cabeza guardó la imagen de aquel niño inocente, bueno, y risueño que me enamoró en aquel mirador, pero cuando llegué viví una pesadilla, la de saber que el niño bueno que guardaba en mis recuerdos, ya no existía. Fue muy duro, pero más lo fue tener que irme y volver a separarme de él. Así tuvo que suceder, porque esa persona no era la que yo conocía. Ahora puedo decir, con seguridad, que mi Oliver ha vuelto, y ha vuelto en la mejor versión de sí mismo. Mi Oli ha madurado, crecido, y aprendido de sus errores, y yo soy la persona más feliz de que eso haya pasado.

Tuvimos que estar separados, llorar mucho, y pasar mil noches sin dormir, pero todo eso ha merecido la pena.

Regresar nunca entró en mis planes, y de la manera más inesperada aquí amanecí, junto a mis mejores amigas y mi padre, la persona que más quiero en la vida. No pude pensar demasiado, ni planificar mucho, porque la vida quiso ponerme a Oliver de nuevo en mi camino. Y le doy las gracias por ello. Puedo asegurar que he vivido el mejor verano de mi vida, el que siempre había soñado vivir. Ya no sólo junto a él, sino junto a mis amigas. Creo que este verano hemos sido felices todos, y eso es muy bonito.

Cada día ha sido mejor que el anterior, cada día he sonreído más que el anterior, y cada día he sido más feliz que el anterior.

Hemos reído, llorado de la risa, amanecido en la playa. Disfrutado de la playa, de la piscina, del sol, de la arena, de mis amigas, de nuestros chicos. E incluso hemos allanado la casa de unos mafiosos.

Me levanté de aquella hamaca feliz, sabiendo que tenía mi decisión muy clara.

-- Cariño voy a por Gemma, ahora nos vemos. – mi padre se despidió de mi, y se montó en el coche.

Aquella mañana mi padre y Gemma quisieron organizar una comida en mi barco, querían contarnos sus planes, y que pasáramos el último día de las vacaciones todos juntos.

-- Buenos días hoyuelitos, ¿preparada para otro día maravilloso de playa?. – Oli me esperaba encima de su moto, con su sonrisa tan característica.

-- Preparada para otro día maravilloso juntos. – le abracé. Le hubiera dado un beso, pero con el casco... preferí optar por el abrazo.

Llegamos al muelle a la vez que el resto. Abracé a mis amigas con fuerza, eso de no dormir las tres en la misma cama como cuando empezó el verano... era lo que menos nos gustaba. Desde que había sucedido lo de Derek, se habían quedado en mi casa, en un cuarto de invitados. Él insistió varias veces en que podía irse a casa de un amigo, pero Cleo no le dejó. Al principio se sentía muy incómodo, pero teniendo en cuenta que mi padre no pisaba mi casa, y Oliver había enterrado el hacha de guerra por completo... al final consiguió sentirse mejor. Oli se había quedado a dormir conmigo, y bueno, Aina y Gino durmieron juntos en su casa. Ambas quisieron dormir con sus chicos, tenían muchas cosas que hablar, al igual que nosotros... ellos también tenían decisiones que tomar.

-- ¡Por favor mirad qué bien huele esta paella!. – Gemma nos mostraba la paella que había encima de la mesa. La habían encargado en el mejor restaurante de Altea, y sí, olía espectacular.

-- Son las doce de la mañana y ya me está entrando hambre... -- bromeó Gino, acercándose a olerla.

-- ¡Siempre pensando en comida!. – Aina puso los ojos en blanco.

Agárrame fuerte (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora