Pasaron unos cuantos días, y lo que empezó con una batalla de queso acabaron siendo mil quedadas de parejitas. Sabía que Oliver lo hacía por mi, y se lo agradecía muchísimo. Siempre había soñado con vivir un verano así con mis amigas, y no podía estar disfrutándolo más.
Los días consistían en despertarnos, desayunar con mi padre, y prepararnos para ir a la playa. Algunos días tan solo a bañarnos, otros a ir con las paddle surf, otros a ir a hacer snorkel, e incluso alguno que otro pasábamos la mañana en mi barco si mi padre no iba a ir. Eso sí, todos esos planes los seis juntos. Y os preguntaréis, ¿Oliver podía mantener la calma teniendo a Derek tan cerca?, pues al principio no mucho. No bajaba la guardia, siempre estaba soltándole comentarios para picarle y provocarle, pero tras ochocientos golpecitos míos y miradas asesinas, conseguí que enterrara un poco el hacha de guerra. A pesar de eso se evitaban, no eran amigos ni mucho menos, lo hacía por mí. Lo sabía. Al igual que sabía que cuando no miraba le seguía diciendo alguna tontería que otra, porque veía a Derek de vez en cuando poner los ojos en blanco o resoplar de mala hostia. Por ejemplo, la mañana que estuvimos en mi barco, iban a tirarse de cabeza desde lo más alto, y acabaron en el agua porque empezaron a pelearse. Eran muy pesados, ya no les hacíamos ni caso.
Después del plan que hacíamos por la mañana, volvíamos a casa, nos duchábamos, nos cambiábamos y volvíamos a quedar todos. Cine de verano, raves, jugar a los bolos (teníais que haber visto a Oliver y a Derek, picadísimos uno con el otro, como dos niños pequeños), pasear por la playa, tomarnos un helado... Esos eran muchos de los planes que hacíamos, hasta que llegaba la hora de cenar. Sin duda estaban siendo días increíbles, jamás hubiéramos imaginado un verano igual. Oliver supongo que tampoco.
Respecto al mensaje de Marcos y a la negación rotunda de mi amiga Cleo... no volvimos a mencionar el tema, preferimos dejarlo estar durante unos días.
Esa mañana habíamos ido a la playa, y habíamos jugado un partido de volley, que por cierto, ganamos nosotras. No podía ser diferente.
Esa noche no cenaríamos juntos, Gino prometió a su madre que llevaría a Aina a su casa, para cenar todos juntos en familia. Cleo por su parte, improvisó un plan con su querido Derek.
-- Amiga, vas a tener que ver esa peli tú sola.
-- ¿Me dejas tirada?... qué fuerte me parece. – me hice la indignada, bromeando.
-- Derek me ha dicho si me apetece cine en su casa.
-- Ah, ¿con él si?. Me parece aún más fuerte... -- cerré los ojos, haciéndome la enfadada, pero no podía evitar reírme.
-- Tía, ¡tiene un cine en su casa!.
-- Y yo un portátil precioso. Es rosa. Tchs...
-- Te quiero. No me eches de menos. – Cleo me dio un pequeño abrazo y salió más rápida que un rayo.
-- Lleva cuidado, anda...
Después de muuuuchos días estaba sola. También necesitaba ese tiempo para mí, no os lo voy a negar. Mi padre no estaba, como de costumbre. Mi pobre casa este verano la teníamos olvidadísima.
Iba a ver una película, exactamente 'A todos los chicos de los que me enamoré', peliculón. Ya la había visto un par de veces, pero me encantaba. Miré a mí alrededor antes de darle al play, y oye, hacía tiempo que no me relajaba y disfrutaba del silencio.
Cerré la pantalla del ordenador y fui a mi cuarto de baño. Puse el tapón de la bañera y abrí el grifo. Encendí unas cuantas velas, las suficientes para poder apagar la luz y no quedarme a oscuras, dejando una luz relajante más que maravillosa.
Me deshice del pijama y de la ropa interior que llevaba puesta, cogí mis auriculares y ahora sí, cerré el grifo. La bañera ya estaba casi hasta arriba.
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Agárrame fuerte (2)
RomanceSEGUNDA PARTE DE LA BILOGÍA AGARRADOS. Gia y Oliver decidieron separar sus caminos, con lo que no contaban era con la fuerza del destino. Otro verano lleno de amor y locura, pero esta vez ella estará acompañada de sus mejores amigas. Ninguno lo sabe...