15. OLIVER

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Me quedé en shock. No podía ser verdad. ¿Qué cojones hacía Gia allí?, de repente tuve un déjà vu, a cuando apareció inesperadamente en la fiesta que Gino organizó en su barco. La había cagado otra vez.

-- ¡Vámonos Aina!. – Gia agarró a su amiga del brazo para darse la vuelta y desaparecer de nuestra vista. Gino me miró con cara de 'haz algo', y obviamente lo iba a hacer aunque no me lo insinuara.

-- Gia por favor ven. – le supliqué.

-- No cambias Oliver, soy una imbécil por pensar que sí.

--  No es lo que crees.

-- Nunca es lo que creo.

-- Te prometo que esta vez es diferente.

-- Para ti siempre es diferente Oliver. No vas a cambiar nunca, estás destinado a liarla, siempre. Adoras estar metido en movidas, parece que te pone hacerlo, que así te sientes más feliz.

-- ¿Podemos ir a hablar tranquilos sin tener que gritar por el ruido de la música?. – le pedí alejarnos de allí, a ver si con suerte accedía. Tuve suerte.

Aina se quedó con Gino, estaría bien. Gino era un trocito de pan y parecía estar encandilado con aquella chica. Yo agarré a Gia de la mano, la cual parecía que estaba muerta porque solo agarraba yo. Estaba enfadada, no había dudas.

-- Venga a ver qué te inventas esta vez. – dijo Gia casi escupiendo fuego por la boca, justo cuando conseguimos apartarnos lo suficiente para poder escucharnos al hablar.

-- No me voy a inventar nada, te voy a decir la verdad.

-- Ya, casualmente tu verdad SIEMPRE es que tú nunca tienes la culpa de nada.

-- No me voy a justificar por todo lo que pasó el verano pasado, me merecía todo el daño que pasé cuando te perdí, pero esta vez estás equivocada.

-- ¿Estoy equivocada con qué exactamente?. Sigues haciendo las mismas malditas fiestas que me prometiste una y otra vez que no harías más. – Gia empezó a elevar el tono.

-- No te estoy gritando Gia. Déjame explicarte, por favor.

-- No quiero que me expliques nada, ¡estoy harta!. Me siento idiota por pensar que todo era diferente, que tú eras diferente, que habías dejado de meterte en problemas.

-- Esta fiesta no la he organizado yo.

-- Ya, claro, ¿te piensas que me lo voy a creer?.

-- Te estoy diciendo la verdad. – insistí.

-- Como las quinientas veces que me dijiste el verano pasado que era la última fiesta que hacías.

-- Joder...

-- ¡Es que no cambias!.

-- Te estoy diciendo que esta fiesta no tiene nada que ver conmigo. Ni conmigo ni con Gino.

-- Ya, ¿y quién la ha hecho entonces?.

-- Roque.

-- ¿Quién es Roque?, hablas como si le conociera.

-- Es que lo conoces.

-- No me suena ningún Roque.

-- El chico pelirrojo que conociste el verano pasado.

-- Ah sí, el mismo que me dio un maravilloso paseo en barca hasta mi barco destruido por una escandalosa fiesta. No tengo ni idea de quién estaba detrás de aquello...

-- Gia, por favor...

-- ¡Me agotas!.

-- Mírame. – le agarré la cara con suavidad. – Te estoy diciendo que no tengo nada que ver. Te lo prometo. – la miré, y no pude ser más sincero.

Agárrame fuerte (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora