| 7 |

338 59 8
                                    

N.A: avanzando de a poco con está historia, me encantaría leer que les esta pareciendo, los leo en comentarios. Saludos!

------------

- Está bien – Minerva miró a la joven castaña – puedes retirarte, Hermione gracias

- No hay problema profesora – asintió levantándose – nos vemos después, Val

- Hasta entonces, Hermione – asintió respetuosamente sin dejar de mirar a su madre

Una vez que la castaña salió de la oficina de la profesora, está se levantó para prepararse rápidamente un té y un poco de sangre para su hija antes de sentarse con la mirada lo más neutral que podía pues no quería influir en las respuestas de esta sobre la conversación que intuía sabía que tendrían. Val no podía dejar de escuchar el corazón de Hermione hasta que estuvo lo suficiente lejos como para implicar un esfuerzo extra en encontrarlo, sintiendo a su vez la mirada que tenía su madre en ella.

- Cariño – le ofreció una taza intentando la mejor forma de abordar la conversación – sé que sabes lo que quiero conversar

- Lo sé – suspiró dándole un sorbo a su bebida – y soy plenamente conciente de que no va a ocurrir nada entre nosotras

- No quiero ser estricta con esto, pero es menor que tú – respiro hondo prestando atención a las reacciones de su hija – no creo poder ser más clara al decir que lo de ustedes ahora mismo no es posible

- Conozco la situación a la perfección, mamá – la miró sin esconder sus emociones al menos por esa vez – y por mi condición no pienso acercarme más allá de una amistad, aunque lo nuestro sea posible

- ¿Por qué no lo harías? – estaba un poco confundida de que fuera tan honesta

- Soy un vampiro, mi condición siempre ha representado un problema a la hora de conocer a una mujer – negó tomando otro sorbo – acepté hace mucho tiempo que nadie podría amar a un monstruo como yo

- No eres un monstruo, Valkyria – se molestó por esa percepción que tenía de sí misma – jamás has hecho daño a nadie

- Para el mundo mágico eso no importa – una mueca de tristeza que no podría confundirse con una sonrisa apareció – me enamore hace unos años de una mujer, pensé que finalmente alguien dejaba los prejuicios de lado para verme como soy detrás de mi condición...pero solo estaba utilizándome

- ¿Qué quieres decir con utilizándote? – se levantó para sentarse a su lado y tomar su mano – cariño

- Ella quería escribir un libro sobre criaturas mágicas extrañas, cuando se enteró que era un vampiro milenio no desaprovechó la oportunidad – suspiró cerrando un momento sus ojos – por supuesto que ignoré sus intenciones, pero jamás di información extra

- ¿Qué fue lo que hizo, Val? – se preocupó por eso pues desconocía completamente lo que ocurría en la vida personal de su hija

- Intentó quitarme el anillo, todo para que reaccionara antes de decirme que nadie jamás amaría a alguien como yo – se encogió de hombros – no hacía falta que lo dijera para saberlo, es algo con lo que aprendí a vivir desde que me mordieron

- No es correcto, ni es justo para ti – acarició su mano con suavidad – mereces ser amada, tu condición no tendría que ser un impedimento para eso

- Pero al final lo es, el concepto que tienen de los vampiros es que son seres sin corazón – miró a su madre un momento – incapaces de sentir empatía, incluso piedad por los demás una vez que la sed de sangre los domina...si bien mi especie es completamente diferente, nadie se detiene a escuchar esa parte una vez que se enteran lo que soy

- Siento tanto que hayas tenido que pasar por todo esto sola, cariño – rodeo sus hombros con su brazo – me hubiera gustado estar ahí para apoyarte

- Lo sé, mamá y tú han sido las mejores madres que podría haber elegido – se apoyó en su hombro – pero no merecían que las etiquetaran por tener una hija vampiro, así que tenía que protegerlas incluso de mí

- No eres peligrosa, Valkyria – la miró un momento con molestia – y sé que jamás nos lastimarías o a alguien que sea importante

- Lo apreció, pero fue mi decisión al final – besó su frente – al igual que lo es ahora mantener las distancias con Hermione a pesar de que me guste indistintamente de nuestra diferencia de edad

- Quiero que hables conmigo de cualquier cosa que te preocupe ¿está bien? – vio que asentía antes de levantarse - ¿tienes trabajo?

- Siempre hay algo que hacer en los terrenos del castillo – asintió caminando hasta la puerta – gracias por escucharme y perdón por no haberlo dicho antes

- No tienes nada que disculparte, cariño – se acercó para rodearla en un abrazo – eres una gran hija, y estoy segura de que la joven Granger no es como las demás personas que conociste hasta ahora

- Tengo conocimiento de eso – sonrió genuinamente esta vez – y es por eso que no merece ser estigmatizada por estar conmigo de ser el caso de un amor correspondido

- Val – intentó que no pensara de esa manera

- Está bien, no hace falta que digas nada –

Salió de la oficina de su madre, caminando por los pasillos del colegio escuchando conversaciones indistintas a su alrededor, sabía que tenía que verificar que los unicornios regresaran a su sector del bosque luego de la clase de cuidado de criaturas mágicas, así que procuro hacer eso mientras observaba a la distancia como algunos estudiantes volaban en sus escobas, sonriendo con el recuerdo de haber pertenecido al equipo de Gryffindor en sus años escolares.

A pesar de que quería concentrarse en otra cosa, la conversación que había tenido con su madre seguía rondando en su mente, el recuerdo de la mujer que había traicionado su confianza, la promesa de no volver a demostrar sus emociones y alejar a cualquiera que quisiera acercarse con otras intenciones, era un recordatorio constante de quién era y porque hacía lo que hacía. No significaba que le doliera menos, que no le pesara en su corazón que a diferencia de lo que muchos podían pensar seguía latiendo, pero al igual que con los murciélagos lo hacía en una frecuencia completamente diferente.

Cualquiera que leyera información sobre vampiros, sin dudas se sorprenderían al saber que no tenían absolutamente nada de parecido con los del milenio, pues en caso de morder a alguien por accidente o por sed no había manera de convertirlos...su "veneno" era completamente inocuo, tampoco poseía garras largas y sus ojos seguían siendo los mismos de siempre a menos que tuviera hambre en donde sólo sus pupilas se volvían rojas como una advertencia.

Claro que nadie se quedaba lo suficientemente cerca como para descubrir que no era un vampiro cualquiera por el miedo que había instaurado el ministerio de magia sobre las criaturas nocturnas demasiado peligrosas para acercarse, haber tenido que inscribirse y detallar su condición no había sido nada placentero sin dudas, pero fue necesario para ahorrarse problemas después. Al terminar de guiar a los unicornios a su hábitat, decidió regresar a la cabaña de su viejo amigo para alimentar a Fang y porque no leer algo de su biblioteca privada que llevaba a donde fuera con un hechizo de expansión en su maleta.

- Aunque me guste, sé que tengo que mantener la distancia contigo – suspiró sintiendo cerca el latido de corazón de la castaña – por favor no lo hagas difícil 

BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora