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Porque Hermione era esa luz que había llegado para iluminar cada pate oscura de su alma, de su vida, y que, así como el sol era su debilidad lo era la castaña en igual o mayor medida y no podía estar más feliz de eso, de permitirse bajar sus defensas porque sabía que estaría a salvo entre sus brazos, bajo su mirada, atrapada entre su boca.

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Cuando los primeros rayos de sol comenzaron a iluminar la habitación, Hermione comenzó a abrir sus ojos aferrándose lo más que podía al pecho de su esposa pues no tenía ningún tipo de intención de escuchar una larga clase de Slughorn mencionando sus grandezas, a las personas mágicas importantes con las que se codeaban en vez de enseñarle sobre pociones.

Sintió besos de su pelinegra en todo su rostro provocando que una sonrisa se escapara de sus labios, aceptando la invitación de ducharse juntas antes de arreglarse para el día escolar, uno de los pocos que quedaban antes de los exámenes y por supuesto de su graduación. Sentía sentimientos encontrados de despedirse como estudiante del lugar que tantas cosas le había traído a su vida y a la vez que tanto le había intentado quitar, pero que había adquirido un valor más importante pues su esposa seguiría ahí y quizás en un futuro sus pequeñas asistirían ahí.

Se despidieron antes de entrar al Gran Comedor, Val no pudo evitar reírse de la indignación que tenía la pelirroja Weasley de saber que no podría ayudar a encargarse de las arañas por tener que acudir a las clases que se harían una vez que se terminara el desayuno, Lupin se acercó para rodear en sus brazos a su mejor amiga antes de que el pequeño Teddy se arrojara a sus brazos para que su madrina lo mimara un poco, después de todo con el caos de clases no había podido verlo tanto como le gustaría.

Los estudiantes se sorprendieron de ver a Tonks, Lupin y Valkyria luciendo sus antiguos uniformes de aurores al terminar el desayuno, caminando junto a Hagrid fuera del lugar, por supuesto que cuando la pelinegra pasó junto a su esposa no pudo evitar dejar una pequeña caricia en su hombro asintiendo con una sonrisa a su pedido de que tuviera cuidado en la misión que tenían.

Mientras Hagrid se encargaba de alejar a los pocos estudiantes que vagaban por los terrenos del lago, o incluso cerca de los límites del bosque prohibido, los tres amigos montaron sus escobas con las varitas en mano para rastrear y repeler a las acromantulas de terrenos donde podían lastimar a otras criaturas.

Observaron la inquietud que tenían los centauros al escucharlos volar por ahí, lanzando algunas flechas que lograron evadir a excepción de una que se incrustó en el hombro de la pelinegra, quién no tuvo problema en arrancarla completamente furiosa y descender su trayecto para enfrentar a Magorian, el líder de las criaturas semi humanas.

- Quisiera saber ¿Cuál es tu maldito problema? – lo miró con sus pupilas completamente rojas del enojo

- No eres bienvenida en nuestro bosque, colmillos – levantó su ballesta apuntándole directamente al pecho

- Y tú no eres bienvenido a llamarme de esa forma, Magorian – notó la sorpresa al escucharla – estamos intentando mantener a las criaturas a salvó

- ¿Tú? La que se alimenta de sangre – se rio viendo el descontento en el resto de los centauros - ¿Qué les ocurre?

- Ella siempre mostró respeto por nuestra especie, por nuestro bosque – uno de los centauros más adultos que tuvo el placer de conocerla cuando era guardabosques asintió con respeto – Bane la respetaba

- Y es por eso, que ya no es nuestro líder – negó molesto sin dejar de apuntarle - ¿Qué es lo que estas intentando?

- ¿Honestamente? Proteger a los estudiantes que casi fueron atacados por las acromantulas en la noche – vio de reojo a Tonks y Lupin sobrevolando por si se salían de control las cosas – que nadie vuelva a lastimarlos, ni a mis amigos, ni a mis madres, ni mucho menos a mi esposa

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