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N.A: perdón la tardanza, me esta costando encontrar tiempo y ganas al mismo tiempo para escribir. Tuve que editar el capítulo porque me equivoque en una cuestión puntual que no recordaba que ya había pasado en capítulos anteriores, una disculpa. Los leo en comentarios, saludos!

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- Siempre estas preparada para todo, cariño – la levantó en sus brazos con una sonrisa – vamos

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Nadie de los presentes se sorprendió al ver las inmensas sonrisas que tenían en sus rostros antes de desaparecer pues sabían que esa parte era para que ellos disfrutaran, ya que ellas tenían la intención de compartir más momentos a solas de privacidad después de tantas cosas vividas en la guerra y el tener que ser discretas en Hogwarts.

Al llegar a la cabaña, la castaña no podía apartar su mirada de los terrenos que cubrían la cabaña, lo increíble que era hasta entrar y ver que era absolutamente mejor, queriendo descubrir los detalles, las pequeñas cosas que seguramente había, sintiendo los brazos de su pelinegra rodeando su cintura mientras apoyaba su barbilla en su hombro.

- ¿Te gusta? – dejó pequeños besos en su cuello

- Es increíble, me encantaría poder descubrir todo – se giró atrapando su boca en un beso profundo – pero ahora mismo me interesa la habitación

- ¿Lista para nuestra noche de bodas? – la miró levantando una ceja con picardía, mientras dejaba suaves caricias en su espalda

- Nada me gustaría más que ser completamente tuya, siendo esposas – rodeo su nuca con sus brazos para acercarla a su rostro –

- En ese caso, nuestra cama nos espera – la levantó por los muslos para conducirla a la habitación

Fueron entre besos hasta estar dentro de la habitación, desvistiéndose mutuamente con calma, con toda la suavidad y el amor que sentían por la otra, a pesar de no ser la primera vez que hacían el amor...sentían una magia diferente rodeándolas ahora que habían unido sus vidas de otra forma. Caminaron hasta la cama recostándose, Val sobre su esposa, comenzando a descender con sus caricias, besos en su cuello deteniéndose en su pecho tomándose su tiempo de enloquecerla como sabía que le gustaba.

Tenía tanto amor grabado en sus ojos, pidiendo como siempre permiso antes de avanzar pues quería su consentimiento, sabiendo que si no se sentía cómoda podía detenerse y simplemente acurrucarse en los brazos de la otra. Pero Hermione la miró con tanta decisión, de que quería todo, no se detuvo, así que bajó sus besos hasta su centro dándole atención con su lengua.

Se tomó su tiempo para enloquecerla para que su castaña disfrutara lo más que podía de su primera vez como recién casadas, incluso usando sus dedos, hasta sentir que llegaba al orgasmo, recostándose a su lado rodeándola con sus brazos hasta que su respiración se tranquilizara.

- Eso fue... - respiro hondo antes de tomar su rostro para besarla sintiendo su sabor – increíble

- Te amo, cariño – acarició su cintura con suavidad

- Ahora yo quiero hacerle el amor a mi esposa – se acostó en su pecho mirándola con todo el amor que tenía

- Tienes todo el control, mi amor – acarició su espalda con suavidad – soy completamente tuya

Y, justamente eso fue lo que hizo Hermione, comenzó a repartir besos por su torso deteniéndose cuando sentía sus reacciones donde más le gustaba atención, a pesar de la necesidad de hacerla acabar quería disfrutar mucho más ahora que no tenían ninguna interrupción pronto. Lo único que le importaba en ese momento era verla así, cuando Val llegó al orgasmo pudo notar que sus iris se volvían completamente azules, brillaban tan fuerte que no pudo evitar enamorarse todavía más si era posible, apoyándose en su pecho preocupándose un poco por lo increíblemente rápido que se sentían sus latidos.

- ¿Estás bien, amor? – la miró preocupada – tu corazón está latiendo más fuerte que las veces anteriores

- Fue...fue más fuerte que antes, cariño – sonrió inmensamente enseñando sus colmillos – no sabía que podía latir así

- Te amo tanto, Val – apoyó su mano en su pecho - ¿podemos quedarnos así estos días?

- No tengo intención de dejarte salir de esta cama pronto – la giró para dejarla bajo su cuerpo en lo que besaba su cuello – solo para comer

Sin dudas había cumplido completamente sus palabras, preparándole la comida pues quería que recuperara las energías antes de hacer el amor por todos los rincones de la cabaña, viendo el amanecer juntas, duchándose, conversando sobre sus planes a futuro ya que faltaba poco tiempo para que terminara el año escolar de Hermione, querían encontrar un lugar al que pudieran llamar hogar pues la castaña tenía proyectos laborales en el ministerio al terminar mientras que su esposa seguiría siendo profesora.

- Seguramente podríamos encontrar un terreno en un punto medio – acarició su cintura pues se encontraban en el sofá disfrutando del fuego de la chimenea después de haber hecho el amor – para construir nuestra casa ¿te parece?

- Me encantaría – acariciaba su abdomen, demasiado relajada por todo – la casa de los fritos siempre me pareció un lugar increíble, pero dudo demasiado que este en venta

- Bueno, es considerada la casa más embrujada de Londres – sonrió dejando pequeños besos en su rostro – ahora se sabe que era Remus durante sus transformaciones, así que creo que podría preguntarle a Kingsley

- ¿Es propiedad del ministerio de magia? – la miró con sorpresa que aumento al ver que asentía – quizás estemos más cerca de comprarla

- Voy a escribirle a Kingsley pronto, así cuando termine el año escolar podamos ver nuestras opciones – la acercó a su cuerpo para besarla – ahora solo quiero que disfrutes tus últimos meses en Hogwarts

- Contigo como profesora sin dudas lo estoy disfrutando – se sentó en su regazo besando su cuello con intención de subir nuevamente la temperatura – no pensé que tendría una profesora tan sexy

- Así no creo poder controlarme y no besarla en clases, señorita Granger – llevó sus manos a sus pechos para acariciarlos escuchando sus jadeos

- McGonagall Granger, amor y le recuerdo que soy una mujer casada ahora – sonrió enseñándole la alianza que compartían

- No – negó tomando su rostro para acariciar sus mejillas – es Granger McGonagall, tu apellido va a ir primero siempre

- ¿Por qué? – la miró emocionándose por sus palabras

- Porque estoy completamente orgullosa de la mujer que eres – limpió una lágrima rebelde que se deslizaba por su mejilla – la mejor hechicera que tengo el placer de seguir conociendo, así que sería un completo honor para mí usar tu apellido

- Te amo – acarició su nuca acercándose para besarla – gracias por eso

- Te amo, Mione – sonrió con suavidad mirándola con todo el amor que sentía – y cuando tengamos hijos, quiero que se sientan igual de orgullosos de tenerte como su madre

Hermione entendió que ese era su lugar en el mundo, en los brazos de su pelinegra, pues desde que descubrió que era una bruja recibió demasiados insultos por ser hija de muggles, incluso Draco le dijo muchas veces el término "sangre sucia", pero ahora con su esposa, un vampiro milenio y hechicera de sangre pura...decidiendo usar su apellido con orgullo y honor, le llenaba completamente el corazón de amor y emoción. 

BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora