Capítulo Especial

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N.A: Hola! Este es un capítulo especial, con un pequeño flashback al pasado de Val en Hogwarts en homenaje a la gran Maggie Smith, merecía un pequeño capítulo desde el momento en que me enteré de su fallecimiento. Varitas arriba en honor a la gran profesora McGonagall y madre de Valkyria en esta historia. Los leo en comentarios, saludos!

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6° Año de Hogwarts de Valkyria

Desde pequeña no podía considerar su vida más que perfecta, con sus madres viviendo en el castillo que un día se convertiría en el lugar donde aprendería de magia, observando con admiración e ilusión lo increíble que eran en sus trabajos, deseando poder ser, aunque sea un 10% de lo que veía que eran ellas. Cuando ese vampiro la atacó y su transición comenzó con 8 años, honestamente dejó de creer poder convertirse en alguien digno de admiración, pues todo lo que conocía hasta entonces simplemente se había acabado, tener que acostumbrarse a una nueva realidad, que sus sentidos se potenciarán al punto de escuchar cosas que antes no podría ni haber imaginado, poder correr más rápido, los latidos de su corazón.

Tener que dejar a sus madres para protegerlas mientras aprendía a vivir estando muerta, el no verlas más cada día al despertar pues ya no podía dormir, no poder enviar cartas, hasta que Dumbledore se presentó en su nueva casa, en la nueva vida que intentaba controlar para entregarle personalmente la carta que le abría las puertas a Hogwarts, una invitación a regresar al que fue su hogar, al que la vio morir y revivir, al lugar donde seguían viviendo sus madres y esa oportunidad de volver a compartir con ellas aún a la distancia hizo que no pudiera negarse.

Los primeros años en el colegio no habían sido sencillos, tener que pretender que podía dormir, que respiraba copiando los movimientos indicados para que nadie hiciera preguntas incomodas, saltarse las comidas con excusas que cada vez menos personas creían, incluso con la ayuda de Tonks las cosas no podía hacer mucho más que aceptar el hecho de que pronto todos descubrirían que era un vampiro. Pero Dumbledore encontró las palabras perfectas para que no la molestaran, le dio una habitación privada para que no tuviera que esconderse, acceso a la biblioteca para que leyera todo lo que quisiera por las noches donde el sueño no venía a encontrarla desde hacía tiempo y sin dudas dejar en claro que ningún estudiante estaba obligado a asistir al Gran Comedor si no lo deseaba.

Pero cuando el 6° año llegó y su desempeño en el equipo de Quidditch comenzó a ser bastante notorio, algunos estudiantes de Slytherin no pudieron evitar investigar a fondo descubriendo su secreto, decidiendo hacer algo para exponerla frente a toda la escuela, frente a la chica de Ravenclaw que le gustaba y todo se salió de control, habían llenado de sangre todo el salón de pociones dejándola en evidencia cuando sus pupilas se volvieron rojas sabiendo al instante que se trataba de sangre de Thestral ¿Por qué siempre los lastimaban a ellos? No podía entenderlo, pero no tuvo más remedio que huir, porque no podía soportar las miradas de todos, las duras palabras, refugiándose junto al lago.

- Creo que Hagrid mencionó que no era seguro venir al lago a esta hora mientras las criaturas del agua están en su periodo de guerra – escuchó la voz de su madre a sus espaldas, pero no quería girarse – joven Tonks

- Ellos no pueden lastimarme, profesora – se encogió más en sí misma – es más podría decir que me tienen miedo

- Valkyria – se acercó más sentándose a su lado en el tronco – mírame

- Yo...yo no – las lágrimas no dejaban de brotar de sus ojos grises - ¿va a castigarme?

- Hija – rodeo sus hombros con su brazo – mírame, cielo...no estoy aquí como la jefa de Gryffindor

- Ellos lo saben, mamá – se acurrucó en su pecho llorando desconsoladamente – creen que soy un monstruo, van a pedir que me expulsen

- Nadie va a expulsarte, no mientras yo sea profesora – acarició su espalda con suavidad, sufriendo por lo rota que estaba su pequeña – no eres un monstruo, Val

- Vieron mis ojos – miró un momento a su madre a los ojos notando nada más que dulzura – lastimaron a un thestral inocente para exponerme

- Y van a recibir un severo castigo por lastimar a una criatura mágica – acarició sus mejillas limpiando sus lágrimas – el que sientas compasión te hace mucho mejor que ellos, no eres un monstruo ¿sí?

- ¿Y sí lo soy? – se sentía realmente mal por todo lo que había pasado – ella va a odiarme y ni siquiera tuve oportunidad de invitarla a salir

- ¿La jovencita de Ravenclaw? – vio la sorpresa en sus ojos – podrás intentar esconderte, pero soy tu madre...y te conozco demasiado

- Ella me miró con tanto miedo, como si pudiera ser capaz de lastimarla – negó sintiendo nuevas lágrimas deslizándose por su rostro – no quiero irme de Hogwarts

- No vas a irte a ningún lado, Hogwarts es tu hogar – volvió a acercarla a su pecho para darle un consuelo que no sabía si lo tendría en ese momento – y si ella no puede ver la increíble persona que eres, sé que algún día va a aparecer alguien que sí

- Nadie va a amar a un monstruo, mamá, Lupin fue honesto conmigo con eso siendo hombre lobo – se permitió ser vulnerable en los brazos de su madre - ¿Cómo van a amarme si no me amo yo?

- Pues yo te amo muchísimo, eres mi pequeño sol – acarició su espalda con suavidad sintiendo que se escondía más en sus brazos – y sigues siendo mi pequeña a pesar de todo lo que tuviste que pasar...mamá también te ama y no sabes lo agradecida que estamos de poder verte otra vez

- Y yo las amo demasiado a ambas, siempre quise cuidarlas – se separó un momento para mirarla – y estoy feliz de poder verlas, aunque no pueda decir que son mis madres

- Estamos orgullosas de lo que estás consiguiendo, eres la mejor de clases y un miembro importante para el equipo de Quidditch – acarició sus mejillas con una sonrisa – no tienes que cambiar absolutamente nada de ti, Val

- Gracias, mamá – sonrió de lado - ¿no estoy en problemas?

- Por supuesto que no, no lastimaste a nadie...Dumbledore está muy molesto con toda la situación – besó su frente – andando, ya casi es hora de la cena

- No tengo hambre – bajó la mirada apenada

- Aun así, sabes que tienes que alimentarte, cielo – levantó su cabeza para que la mirara – no te escondas, no de mí

- Está bien – asintió

Cuando se levantaron no pudo evitar rodear a su madre con sus brazos atrayéndola a su cuerpo para un gran abrazo, había extrañado tanto poder permitirse ser vulnerable, poder sentir a su madre cuidándola y escuchándola, pues en la escuela no podía decir que la gran profesora McGonagall era su madre...pero ahora mismo con todos los estudiantes dentro, no tenía que esconderse, podía decirle lo mucho que la apreciaba, lo mucho que la extrañaba y sobre todo lo mucho que amaba poder tenerla de nuevo en su vida.

- Te amo, mamá – sonrió de lado – gracias por venir por mí

- Te amo, cielo – sonrió abrazándola nuevamente – siempre voy a estar aquí para ti, no importa que ¿sí?

- Sí – asintió sabiendo que era verdad

BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora