Blood

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N.A: el último de hoy, espero poder seguir actualizando mañana. Saludos!

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Se despidieron con un abrazo extenso al igual que la noche anterior, antes de que la castaña subiera hacia su habitación viendo a la pelinegra salir por el retrato escuchando conversaciones indistintas por parte de estos, sin dudas no sería el último beso hasta su cumpleaños y rogaba que Dumbledore le pidiera estar cerca de ellos todo el tiempo para poder buscar un tiempo a solas para estar juntas.

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Val había saludado los estudiantes la mañana siguiente mientras salían de la sala común, disimulando lo mejor que podía su sonrisa en el momento en que vio a la castaña agradeciendo estar usando sus gafas oscuras pues de otra manera el brillo que sentía en sus ojos la delataría. Después de desayunar se dirigió a la oficina de su madre pues tenían una reunión pendiente, en donde la mujer le preguntó sobre el cambio repentino en sus ojos, aunque la pelinegra no quiso decir mucho sabía que su madre no era tonta.

Las siguientes noches se habían encargado de vigilar la entrada a la torre de Gryffindor nuevamente por pedido de Dumbledore, la más feliz por esto sin dudas era Hermione pues cada día se quedaba un poco más de tiempo despierta, aunque claro no sólo se besaban, sino que la pelinegra aprovechaba para explicarle algunas cosas sobre aritmancia o runas antiguas.

Estaban ambas sin darse cuenta conociéndose y construyendo algo bastante bonito, por lo que la medianoche en la que Hermione finalmente cumplía 17 años, no había podido evitar estar ansiosa de encontrarse con la pelinegra una vez que la sala común quedara completamente vacía...sus amigos habían insistido en permanecer un poco más de tiempo esa noche. Para sorpresa de muchos había sido Val quién entró por el retrato sosteniendo un paquete en sus manos antes de besar la mejilla de la castaña.

- Feliz cumpleaños, Hermione – sonrió de lado entregándole el paquete

- Gracias, Val – sonrió rodeándola en sus brazos ignorando la mirada curiosa de Run - ¿te quedas con nosotros un rato?

- Puede que haya traído algo para todos – se sentó junto a la castaña antes de sacar de su bolsillo cervezas de mantequilla – para que puedan brindar

- ¿Tú también tenías el mapa del merodeador? – Ron estaba sorprendido mientras brindaba con su hermana

- No me hizo falta – le guiñó un ojo - ¿Cómo vienen con las clases?

- Estamos un poco estresados con Snape – Harry bufó y los demás rodaron los ojos como si esa conversación se repitiera con más frecuencia de la que quisieran – pero lo demás va excelente

- Eso porque robaste un libro de pociones y no sabes quién es el dueño – Ginny lo miró regañándolo

- ¿Un libro de pociones viejo? – todos asintieron sorprendidos – lo he leído, anote las cosas importantes de las recetes y lo demás lo deje completamente olvidado

- ¿Por qué? Hay muchas cosas interesantes – Harry la miró sin entender

- Porque no puedes confiar plenamente en cualquier extraño que haya escrito un libro, Harry – lo miró con cierta preocupación – mucho menos con algo tan importante como pociones

- Sigo sin entender cual es el problema si me ayuda en las clases – escuchó a Hermione bufar – seguramente te contó que está celosa porque soy el mejor ahora