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Cuando la mañana llego el sol les daba de lleno a la cama, Alastor parpadeo un par de veces antes de tallarse sus ojos con su mano derecha. La luz le molestaba demasiado, busco moverse y taparse con las sábanas pero no recordaba que Lucifer seguía dormido arriba de el, sus alas caía cubriendo la cama y obviamente a ellos dos juntos.

— Luci...– Le llamo aun adormilado, el ángel se removió un poco pero seguía impidiendo que se pudiera levantar.– Luci debo ir al trabajo, si no Don Espinther se enojara.—

— Un ratito más...—

— No.— Alastor empujó a Lucifer de lado, este cayo de la cama y para sorpresa del castaño sonó el golpe que se dio contra el suelo su amigo.

— ¡Ay, Alastor! ¿Qué te pasa?— Lucifer quedo de rodillas apoyando la mitad de su cuerpo en la cama, veía con enojo al castaño el cual miraba intrigado el hecho de que se había escuchado el cuerpo del ángel caer al suelo.

— Lo siento, no pensé que se escucharía tan fuerte el golpe.—

— ¿El ruido te preocupa y no el que yo me haya caído?— Lucifer pregunta notablemente ofendido.

— Ya dije que lo siento.– Alastor se levantó y camino hacia el morral que la noche anterior había dejado tirada en el suelo, sacó de ella una nueva camisa blanca junto con un pequeño moño negro.– Debo ir a trabajar, ya falte ayer así que me espera un posible regaño.—

— Yo te dije que no faltaras.—

— Si ya se que me dijiste.– De mal humor Alastor se quito la sucia camisa color crema que había usado por los últimos días y se coloco la camisa nueva tratando de quitarle un poco de polvo que se había acumulado.– ¿Vienes conmigo?—

— ¿Esta bien si por hoy me voy de paseo?— Pregunto el ángel alzándose un poco con sus alas.

— Si quieres, regresare dentro de 4 horas.—

— Muy bien, te veo luego Ali.— Y dicho así de simple el ángel se alzó traspasando el traga luz del cielo. Pese al ambiente tan feo en el que se encontraba no podía negar que hacía un muy bonito día lleno de nubes y de sol.

Se estiro un poco haciendo que sus hombros tronaran, después de que pudo escuchar el crujir levemente de sus hombros y cuello emprendió el vuelo hacia el norte sin dejar de sonreír.

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Alastor observaba el puesto de periódico donde trabajaba, estaba en una calle poco concurrida. Solo pasaban una que otra persona y un carruaje a lo mucho, la calle era conocida por ser un complejo de edificios donde la gente extranjera se solía alojar; En tan solo un par de cuadras había podido distinguir 3 diferentes idiomas, la gente de estos lares solía ser algo marginada pues todo lo que no fuera estadounidense incluso si hablaban fluidamente el ingles era mal visto.

Al castaño le desagradaba, no las personas porque ni si quiera las conocía como para juzgar si eran malas o buenas personas, no le agradaba el hecho de que las cosas debían de ser separadas para diferentes grupos de persona. Precisamente porque el era ese tipo de persona que la gente de arriba despreciaba.

— ¿Alastor?— Escucho la voz de una mujer, su asentó italiano estába tan marcado que era imposible no saber de quien se trataba.

Dejando sus pensamientos tan enojados de lado, mostró una gran sonrisa y al ver a la preciosa mujer de cabello cobrizo  ondulado llegar con una bolsa de papel llena de pan se acercó a ella.

demonio equivocado - RadioAppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora