demonio equivocado - RadioApple

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— Gracias por acompañarme señor Alastor, ha sido todo un honor.— Niffty le sonríe al castaño el cual hace una reverencia mientras que toma la mano de la joven para dejarle un delicado beso en su palma.

— El honor a sido mío mi queridisima Niffty.—

— Oh cierto antes de que de me olvide.– La pelirroja saca de la parte delantera del lujoso auto que aguardaba por ella un pequeño pastelillo con merengue rosado.– Esto es para usted, un pequeño detalle mio.—

— No acostumbro comer cosas tan dulces, pero por usted aceptaré este delicioso detalle.— Alastor pudo notar un sonrojo en la cara de la chica, cuando dio el primer bocado el sabor le hizo dar un pequeño temblor en sus hombros, este sabor era el mismo que el de los brownies de Rosie.

— Espero le guste, son de una pastelería que frecuento mucho.– Alastor mira a Niffty la cual le sonríe aun que sus labios inferior parece temblar un poco.– Se llama Gâteaux Rosie, seguro lo conoce.— Lo último lo dice casi con un susurro que el castaño no logra descifrar si es coqueteo o amenaza.

— Si, lo conozco.– Alastor le dedica una muy parecida sonrisa bastante forzada.– De hecho la dueña es amiga mía.—

— Entonces tal vez nos veamos después, ¿no es así?—

— Quizás.— Ambos se miran por unos momentos más hasta que ambos sueltan a reír como si les hubieran contado un chiste. La gente que pasa a un costado de ellos parece también preguntarse el porque de aquellas risas tan forzadas por parte de Alastor y tan desquiciados por parte de Niffty.

— Hasta luego, señor Alastor.— Niffty se despide y regresa al coche como si nada. Alastor se queda también con una sonrisa pues sabiendo ahora las actitudes tan peculiares que tenía esta chica probablemente iba lograr tomarla por sorpresa.

Ve el pequeño pastelillo, la mordida que le dio esta bien marcada en el pan. Esta próximo a tirarlo a un costado pues no era su idea el comer el día de hoy esta clase de cosa, sin embargo el sabor tan intoxicante que tiene le hace casi babear.
Lo acerca de nuevo y comienza a comerlo de a poco aun que con evidente desespero, ese sabor no podría describirlo con nada parecido. Era tenue porque se mezclaba bien con lo dulce pero era delicioso y adictivo.

Suspiro sonoramente cuando terminó de comer su regalo, incluso hasta se chupo los dedos un poco, cuando da media vuelta para darle unas últimas instrucciones a los encargados de redacción de la estación ve a Lucifer para en la esquina de la calle.

— ¡Luci!– Alastor sonríe gustoso y se acerca a su amado para darle un fuerte abrazo, aun que este no le corresponde.– Que gusto verte por aquí cariño, ¿viniste a buscarme?—

— Si.—

— Eres un amor.– Alastor acaricia suavemente la nuca de Lucifer y le parece extraño que este aún no lo esté abrazando.– Aun tengo algo pendiente que hacer en la estación, si quieres puedes esperarme en la recepción--

— No.– Que frío se escucho esa respuesta para Alastor.– Te acompaño.—

— Pero cariño ahí es una área de trabajo, no habrá nada divertido que hacer y solo me voy a tardar unos--

— Dije que te acompaño.– Alastor ahora se separa de Lucifer notando que su rostro está serio, no parece estar haciendo pucheros y sus ojos se ven totalmente contrarios a los pequeños círculos brillantes que siempre traía.– ¿O no quieres que vaya contigo?, tanto que siempre me pides que me quede contigo y que no me aparte de tu cuidado.—