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Luci solo podía ver los pocos artículos que se habían logrado salvar de la explosión, eran solo la chaqueta qué le había prestado Alastor para el día que fue al teatro con Rosie, un par de zapatos y el anillo que le había prestado también su pareja qué tenía sus iniciales. Angel le había dejado una maleta enorme para ayudarlo a empacar, aun cuando el insistió qué no.

El peliblanco había sido muy amable y siendo el mejor amigo posible prestandole ropas que ya no usaba y comprándole también artículos personales como un cepillo acompañado de un espejo de mano muy bonito; También de parte de la hermana de Angel le había mandado un poco de dinero que insistió en rechazar pero al final lo guardo por petición de su amigo.
Cualquiera en este tipo de situación estaría encantado, perder todo y tener de contacto a un sujeto de dinero que se encargo de los gastos además de brindarles un nuevo hospedaje en su mansión suena bastante genial e irreal.

Sin embargo el rubio se sentía igual de triste, aquella pastelería y ese cuarto que compartía con Alastor se habían vuelto su hogar por estos meses. Y el plan de regresar de nuevo a la cabaña parecía estar truncado de momento por las investigaciones que estaban realizando; Al menos lo que deseaba era estar a salvo, sobre todo el, Angel casi se infarta cuando le cuenta todo lo que le hizo Vox. Puso en riesgo a su bebé, quizás ahora que Alastor lo había aceptado medianamente (ya que este aún parecía desconcertarle y a veces hasta parecía asustado cuando se fijaba mejor en el vientre de el rubio) se había puesto a pensar en que su manera de actuar debía cambiar.

No era alguien débil, de eso se dio cuenta cuando enfrento a Vox, pero debía tener una mente más fría porque ahora no solo era su vida sino también la de esta criatura.

... Adelantare tu llegada, alteza.

El comentario rondaba por su mente, ¿que quería decir aquello?
Los sueños o ilusiones no habían abandonado su mente al dormir aún que eran más tranquilas y menos agresivas qué otras veces, no dejaba de ver la silueta de aquel ser de cuernos y orejas de ciervo detrás de Alastor, aun que había cambiado algo. A veces lo veía como una sombra aterradora de ojos rojos y otras parecía que era una combinación de la sombra con Al, lo veía borroso pero lo que si recordaba bien eran esos ojos inyectados en carmesí.

Y también tenía sueños recurrentes de aquel bebé en sus brazos, tan pequeño y frágil pero que entre más lo veía notaba rasgos extraños como cuernos o dientes filosos qué distorsionaban al bebé. Y ese en particular, le asustaba demasiado.

— ¿Luci?– Escucha del otro lado de la puerta, abre despacio el castaño ingresando a la habitación que le había prestado sus amigos dentro de su hogar.– ¿Esta todo bien?, no haz salido de aquí.—

— Solo pienso.– Lucifer le sonríe levemente, Alastor se sienta en la cama y su compañero lo sigue después colocándose a su lado recargando su cabeza en su hombro.– ¿Husk no ha preguntado nada?—

— Angel le tubo que mentir diciendo que si eres una chica pero que te agrada más la idea de vestirte como un caballero.— Alastor sonríe incómodo.

— ¿Enserió?, ¿y le cree eso? ¿qué acaso no nota que mi voz es diferente a la de una mujer?—

— Bueno, si quieres le explico que mi pareja es un ángel que deje embarazado.—

— Ugh, gracias por hacer que esto suene raro.— Alastor se ríe, mira la figura de el rubio y al estar sentado de esa manera logra ver que el abdomen de Luci se ve más grande.

— ¿No te duele nada?— Se anima a preguntar.

— No, pero empieza a ser pesado.—

— Será cada vez más difícil esconderlo ¿no es así?—

demonio equivocado - RadioAppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora