Promesa

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Los tonos naranjas en el cielo con un bello degradado del día a la noche. Donde la brisa caliente enfría cualquier cuerpo.
Divinamente puro el suspiro caliente cargado de sentimientos profundos y pesados para un corazón tan rotó.

Oculto entre los grandes tallos de bambú respirando correctamente ocultando su aroma y el rastro del camino. El cántico de las cigarras alrededor cesaron poco a poco ensordeciendose hasta dejarlo en un silencio abrumador.

"Sigue insistiendo"

"Es nuestro alfa"

"No permitiré que desperdicie su corazón conmigo"

"No lo desperdiciara..."

"Suceden cosas cuando amo a alguien"

Sentándose en el suelo abrazando sus rodillas. Sintiendo el palpitar en su pecho, sintiéndose nervioso y su estómago revolviendose. Preucupandolo por su frecuencia cardíaca.

—¿lo amo? —murmuró cerrando sus ojos teniendo una batalla en su mente contra su lobo molesto con el.

—¿Amar a quien, Tomioka-san? —como un gran depredador asechando a su presa se había acercado lo suficiente logrando que su llamativa presencia sea imperceptible para el distraído pilar del agua..

—Rengoku.... —mantuvo su respiración correctamente pero su corazón se había asustado bombeando más rápido por el gran susto.

—Tomioka —la sonrisa inspiradora transmitiendo el aire de confianza más puro que conocía —Debo pedirle algo, Tomioka-san —cambio su expresión a una más seria para el momento adecuado.

Tomioka se puso de pie para apoyarse en un bambú. El pilar de la flama acomodo su capa mostrando su katana nichiri, sacándola dentro de su saya, arrodillandose frente al morocho subió sus manos con la nichiri en ambas manos.

—Tomioka-san, cazador formidable, un pilar maravilloso, un omega reconocido por su belleza y actual tutor de cuatro cachorros —alzó más la katana bajando la cabeza entre sus manos —Le pido la mano de uno de sus cachorros, Kamado Tanjiro, un omega qué llamó mi atención a primera vista, amable, fuerte y un gran potencial como uno de los mejores, mostrando tener un alma pura y sencilla. Estoy consciente de la corta edad del cachorro, así que estoy dispuesto a esperar su edad correcta —levanto el rostro y ver con sus ojos bicolor aquellos orbes azules abiertos —Como mi compañero y amigo, ahora tutor de mi destinado. Permitame besar sus mejillas y abrazar su cuerpo hasta la eternidad —con gran decisión en su corazón, teniendo una idea tan pesimista de él, viviendo solitario el finca Rengoku leyendo los antiguos escritos o entrenando hasta que su cuerpo no de para mas; ahora conoció a su destinado, aquella alma tan seductora bajo su piel, toques sencibles y ronorneos amorosos, cosas que en su vida imagino tenerlo.

—Rengoku... No me considero tutor de Tanjiro, el puede elegir a quien quiera para vivir una vida plena —sus ojos bailaban alrededor buscando un punto de soporte ante el pilar —Si le dices esas palabras a Tanjiro, seguro el te aceptará —sin saber que decir a respecto sudando nervioso a la expresión confusa de Rengoku.

—¿No eres tutor de mi chico Kamado? —ladeo la cabeza djenado que el morocho contestara solo negando con su cabeza —Por lo que se, el joven Kamado lo considera su tutor, su maestro, hasta puntos altos una madre —se reincorporo aún mostrando su katana esperando la aceptación de Tomioka.

—¿El.... Piensa eso....? —las orejas del omega se enrojecieron, el dulce niño campesino al que trato mal al principio lo tenía en el centro de su corazón.

—Tomioka-san, por favor, permitame cumplir mi deber como destinado. Amar y proteger, cuidar y engendrar.
¡El orgullo más grande de un alfa es conquistar a su omega predestinado! —las manos pálidas acariciaron sutilmente la saya.

Viento FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora