Viento Fuerte

¿Destinado?

La habitación estaba oscura mientras los rayos del sol se colgaban por la ventana semi-abierta. Solo había una cama y en esa cama estaba el pilar del agua durmiendo relajadamente. Había sido una noche un poco pesada para el y aunque no se encontraba en su finca, no podía sentir más paz.

Se acomodo en la cama irritado cuando la luz golpeó su rostro. Gruñó molesto y se tapó la cara con la sabana blanca.

—Vaya, si que tiene el sueño pesado —el oji-azul abrió los ojos sorprendido y se sentó en la cama viendo a los lados buscando al emisor de esa voz molesta.

Al ver bien, una pequeña mujer se asomaba por la puerta. Con los brazos cruzados y el ceño fruncido con un ligero parentesco a la pilar de la flor.

—Hasta que por fin despertó —hablaba con un tono molesto, pequeña ojos morados y el cabellos sujetado con un clip de mariposa —
Tomate tus medicamentos y largate ¿si? —para nada amable la mujer aconsejo que se tomas sus medicamentos.

—Que me- —fue interrumpido por otra voz que se asomaba por el pasillo y alertó a la oji-morada.

—Shinobu, ¿Que haces? —Kanae apareció buscando a su hermana y sin sorprenderé de verle molesta se preguntó que le irritaba esta vez.

—Nee-san, solo seguía tus ordenes, si el despertaba que tomará sus medicamentos y que se largará —explicó la menor mirando a su hermana apartando se de la puerta.

—uhm... —Kanae se acerco a la puerta y vio Giyuu sentado en la cama —Shinobu, ayúdale a Aoi y a Kanao —dijo con una sonrisa amable para que su hermana se fuera para quedar a solas con el pilar.

Shinobu dio una vista rápida a la habitación y se largo de ahí dejando a su hermana sola con esa persona.
Kanae entro y cerró la puerta, tomando un pequeño banco para estar al lado de la cama donde se encontraba Giyuu.

—¿Como te sientes, Tomioka-san? —su voz era suave y calmada perfecta para sacarlo de su mente sin asustarlo.

—Bien... Creo, no recuerdo nada de lo que paso —bajo la cabeza intentado acordarse de lo había hecho para parar en la finca de la pilar.

—Ayer parecía que había llegado tu momento —refiriéndose al celo —pero tuvo síntomas extraños, no era escandaloso y la fiebre junto con los temblores se desvanecieron una vez que te recostaste... —Kocho se había quedado sin enterder muy bien que había pasado.

Kanae se levantó del asiento, posando su mano en su frente tomando su temperatura para luego ir por sus medicinas.

—¿Cuantos años tienes, Tomioka-san? —pregunto mientras preparaba el té. Miro al oji-azul dándole el vaso para que lo tomará, eso relajaría su cuerpo aun más.

— 17 —le dio un soplido al vaso, tomando un poco —¿es algo anormal? —tomo otro sorbo algo decaído, esperaba vivir su vida normal pero si su cuerpo presentaba síntomas anormales lo depremiria más.