Enferma red

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Todo estaba oscuro, teniendo los ojos vendados mientras sus manos estaban atadas, lastimando sus muñecas.

-¿Que mierda quieren? -no podía pararse, el aroma de aquellas personas era tan molesta e irritante.

Maldecia a esas personas tan asquerosas que lo tenían dominado por aquellas fermonas tan espantosas.
Apretó los dientes, Kaburamaru había escapado.

Haciendo fuerzas en desatar esas cuerdas para poder quitarse las vendas qué tenia en los ojos y escapar, mataría a esas personas si pudiera. Los humanos llegaban a ser igual de asquerosos que los demonios, tan repugnante más cuando se trataba de un simple omega.

Las personas aprovechándose de la superioridad qué obtenían por naturaleza, aquellas fermonas que neutralizaban toda acción de su cuerpo, estaba desesperado por salir no querer que volviera a pasar lo mismo.

Las personas aprovechándose de la superioridad qué obtenían por naturaleza, aquellas fermonas que neutralizaban toda acción de su cuerpo, estaba desesperado por salir no querer que volviera a pasar lo mismo

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-¿Donde esta? -golpeó el rostro del alfa qué tenía en sus manos, interrogandolo a su manera.

-¡No lo se! -lloriqueo -Solo solo los entrego no se a donde los llevan -se cubrió su rostro asustado por el aura espeluznante del albino junto aquella serpiente qué rodeaba su cuello.

-¿A quien se lo entregaste? -tenía que encontrarlo, tenía que encontrar a Obanai.

-A un hombre en el muelle, un hombre que lo llevara a unas islas, según una ofrenda -tembló aturdido lloriqueando por piedad, su vida estaba en peligro si no hacía ese tipo de tareas.

El albino gruñó dejando al hombre luego de noquearlo. Lleváselo a una isla ¿por que?.

Dejo escondido aquel hombre entre los arbusto tirándole encima unos vasos de alcohol que tenían donde lo encontró para no levantar sospechas.
Los demonios así de escurridizos eran tan odiosos, con una red de manipulación sobre los humanos.

No sería una tarea fácil. Iría a un nuevo lugar, que desconocía solo por esa enferma red de tráfico humano.

El pilar de la niebla se encontraba algo estresado, no podían ser las misiones más grandes y en mayor cantidad, no le importaba utilizar su cuerpo hasta el cansancio

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El pilar de la niebla se encontraba algo estresado, no podían ser las misiones más grandes y en mayor cantidad, no le importaba utilizar su cuerpo hasta el cansancio... Pero no le gustaba ser regañado por un desconocido no tan desconocido como si fuera su madre.

Viento FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora