Distrito Rojo (2)

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Su vista estaba borrosa, las voces escuchando se lejanas y poco audibles jadeando aire caliente sintiendo un enorme dolor en su pelvis adormecido en sus piernas y dolor en sus dientes.
Llorando por lo insoportable que su cuerpo se sentía, enrollandose con las sábanas abrazando su estómago y apretando las piernas.

Su nariz aun más sencible percibia el aroma de alguien, sintiendo a su lobo lloriquear por alguien desconocido anelando los frutos rojos y su frescura en rostro llenando sus pulmones de esas dulces feromonas atractivas.

-Genya-kun, no llores pronto te aliviaras -sin importar que tanto su lobo lloriquee por aquel omega, no podía huir del omega maternal qué tenía impregnado el aroma de su hermano.

-T-Tomioka-san, no debería de acercarse a mi -Jadeo con dolor apartandose del arrullo del pilar, el alivio por la espera de tener un omega en su regazo era enorme al tener a su lado el aroma lechoso inundando la habitación -S-si Aniki se entera vendrá directo a matarme -tembló en su lugar buscando como levantarse de la cama mientras se tapaba con las sábanas.

El aroma a sandia solo era eso una expansión marcando territorio, un cachorro presentándose ocupaba un hogar propio, donde su madre lo mantenga en un nido y cuide de él. Carente de ese derecho, Genya solo podía sufrir por el descontrol en su cuerpo y su instinto revuelto.

Tomioka frunció el ceño, el rasguño de su lobo exigiendole ser la protección materna de ese cachorro le estaba hiriendo, salió de la habitación decidido.

-Aoi, necesito varias sábanas y un futon. Le haré un nido a Genya para aliviar su Rut -asustado un poco a la Kanzaki, si no fuera por el aroma juraría que el omega estaba molesto. Asintió y corrió en busca de las peticiones del pilar.

La comida en el pasillo continuaba después de dos largas horas de espera por alguna señal de la esposa del hombre brilloso

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La comida en el pasillo continuaba después de dos largas horas de espera por alguna señal de la esposa del hombre brilloso. Podría no tener la habilidad del omega aroma a frambuesas de percibir a lo lejos, pero a diferencia podía sentir la presencia de algo extraño en esa habitación.

Apretó sus labios frunciendo sus cejas al momento, debía actuar de inmediato, había dado con el paradero de esa mujer no podía perderla. Miró hacia las escaleras escuchando a la distancia a las mujeres que no tenían intenciónes de revisar las habitaciones.

Corrió hacia la habitación, tomando el shoji y abriendo lo para en par. Una habitación vacía a ventanas cerradas y rasgados en las paredes. Aun con su poca exposición de piel sintió una corriente de aire mirando el techo sintiendo un escalofrío horrendo.

Tomo tarro con la comida lanzandola al techo estrellandose en mil pedazos. El gusano comenzó a moverse.

-¡Ya se que estas aquí! -provocando el rechina de la madera, el demonio se estaba moviendo entre las paredes.

Inosuke corrió persiguiendo al demonio qué se arrastraba cual gusano asqueroso entre las paredes ocultando. Correr se le hacia difícil con ese kimono, ese demonio se escaparía de sus manos si no actuaba pronto.
Pasando por dos Oiran a punto de tirarse a golpear la pared para obligar al demonio a salir.

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