42. Sin Vuelta Atrás

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Como si se hubieran metido en verdadera gruta submarina, los segundos se volvieron eternos mientras seguían al líder de dormitorio por aquel pasillo hasta dar con el gran portón elegante que llevaba a la Sala VIP.

Azul lo abrió y reveló un lugar muy diferente a lo que habían visto hasta ahora en la escuela: un despacho ordenado con detalles marinos que combinaban con la imagen de Octavinelle y paredes color malva con estantes repletos de libros altos y gruesos. En el centro de la sala había dos largos sofás azul marino situados frente a frente con una mesa baja rectangular entre ellos. Lo que más llamaban la atención eran el escritorio de Azul situado al fondo y, detrás de él, la enorme puerta metálica de una caja fuerte empotrada contra la pared. Yuu supuso que ahí guardaban las ganancias del restaurante.

—¿Qué sitio es este...? ¿Acaso seguimos en la escuela? —preguntó Jack, estupefacto por el inesperado aspecto de la sala VIP—. Y mira esa caja fuerte, esto parece un banco.

—No os quedéis parados ante la puerta; tomad asiento, por favor —les ofreció Azul mientras se sentaba en el sofá a su derecha.

Jack y Yuu se sentaron en el otro sofá, justo delante de él. En ese mismo momento, Yuu se dio cuenta de lo mucho que le aliviaba tener a Jack a su lado en aquel momento; se sentía más seguro con él, como si fuera un guardaespaldas que lo protegía de un posible ataque.

En eso, los gemelos Leech regresaron.
—Disculpen la espera, el té está listo —anunció Jade mientras sujetaba una bandeja con tres tazas y una tetera. Una vez se lo sirvieron, ambos hermanos se posicionaron detrás de su líder de dormitorio.

—¿Y bien? —preguntó Azul mientras cruzaba una pierna sobre la otra y dirigió su atención hacia Yuu—. ¿Qué es lo que deseas discutir conmigo?

No se había demorado ni un segundo en ir al grano; Yuu inspiró aire profundamente y lo miró con toda la seriedad posible, tratando de demostrar seguridad y coraje.
—Quiero que liberes a los estudiantes —respondió, siendo directo él también—. Que les quites las anémonas y que dejes de hacerlos trabajar para ti.

Jack se sorprendió un poco al escucharlo hablar con tanta frialdad. Sin embargo, Azul se lo quedó mirando por unos segundos antes de reírse suavemente.

—Vaya, esto sí que es una demanda bastante repentina. Si me permites cuestionar: ¿por qué querrías eso?

Sabía que quedaría bastante mal si decía que lo estaba haciendo por órdenes del director, así que Yuu apretó los puños y decidió plantarle en cara lo que pensaba de la situación:
—Puede que ellos decidieran firmar el contrato, pero eso no quita el hecho de que les tendiste una trampa. Y no puedo soportar verlos siendo forzados a trabajar en estas condiciones. ¡Simplemente quiero que esto pare!

En respuesta, Azul entrelazó los dedos de forma melodramática.

—Oh, así que tú corazón sufre por los demás. ¡Qué persona tan generosa y leal! —exclamó con una dulce voz llena de sarcasmo antes de regresar a su sonrisa inicial, dejándole en claro que no iba a ser tan fácil—. ¿De verdad esperas que libere a los 225 estudiantes que ya firmaron el contrato?

Aquel número petrificó a ambos estudiantes de primero. Sabían que el número de estudiantes superaba el centenar, pero no que llegaría a tanto.

—¿¡225!? ¿¡Tantos hiciste!? —exclamó Jack, interviniendo en la conversación.

—Jade y Floyd hicieron un trabajo excelente este año. He podido cerrar tratos con muchos clientes gracias a ellos —asintió Azul con orgullo y señaló a los gemelos con una mano, quienes sonrieron malévolamente—. Ahora bien, Yuu, dices querer liberar a todos esos estudiantes, sin embargo... —Usó su magia para crear una copia de los contratos dorados que les hizo firmar y se lo extendió para que lo viera con claridad—. Puede que los controle y estén bajo mis órdenes, pero no los estoy obligando a trabajar de forma que vaya en contra de los estándares laborales. Y tal y como acabas de mencionar, ellos mismos aceptaron mis términos antes de firmar. Los contratos no son algo que se anulen de repente solo porque a alguien le dé pena —Hizo desaparecer el contrato e hizo un gesto de rechazo con la mano—. En pocas palabras: llegas demasiado tarde.

Twisted Wonderland | La Marca De MickeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora