...Cuando Yuu abrió los ojos, se encontró en un extenso espacio gris que no parecía tener fin. Por un momento creyó estar soñando, pero seguía llevando el uniforme escolar de siempre y se acordó de la batalla contra Leona. Miró a su alrededor al sentir una extraña sensación de no encontrarse solo.
—¿Hola? —preguntó antes de encontrar a su hermana y dar un respingo—. ¡Yukiko!
Estaba vestida tal cual como la había visto la última vez en la enfermería, con el conjunto de ropa que venía con la túnica ceremonial de la escuela: pantalones negros, camisa del mismo color con adornos dorados, el choker negro en su cuello y los pies cubiertos únicamente con calcetines oscuros. Incluso la camisa mantenía el enorme espacio quemado en el hombro derecho que revelaba su marca azul.
—¡Yuu! —la chica exclamó al verlo y se apresuró en abrazarlo.
El chico le devolvió el abrazo, deseando internamente que llegara en cuanto antes el momento en que dejaran de verse únicamente de aquella forma.
Los destrozos y la suciedad en su uniforme no pasaron desapercibidos ante la vista de Yukiko y esta le sujetó ambas manos.
—Eh, ¿qué te ha pasado? ¡Estás hecho un desastre! ¿Te han hecho daño? ¿¡Quién te hizo esto!? —insistió en saber.
—Tranquila, estoy bien, de verdad —aseguró él con una sonrisa tranquila y le estrechó las manos—. Nada podría ir mejor ahora.
Yukiko no parecía convencida del todo, pero decidió confiar en su palabra y miró a su alrededor.
—¿Qué sitio es este? ¿Otro sueño? —preguntó. Yuu iba a responder que no, pero ella pareció recordar algo y lo soltó—. No, espera. Creo que ya he estado en un sitio como este.
Antes de que Yuu pudiera preguntarle de qué estaba hablando, la figura en blanco y negro de Leona apareció delante de ellos.
—¡Leona! —exclamó Yuu al verlo.
—¿Quién? —preguntó Yukiko, confundida, después de todo era la primera vez en su vida que lo veía.
—Eh... Digamos que es alguien con quien acabo de interactuar... —le dijo Yuu, sabiendo que no era el momento adecuado de decirle a su hermana que había sido atacado por él.
Tal y como había ocurrido con Riddle aquella vez, Leona no parecía darse cuenta de la presencia de los mellizos y fijó una apesadumbrada mirada en el suelo. Él tampoco movía los labios para hablar, por lo que su voz y sus pensamientos se escucharon en forma de un lejano eco:
—Desde que nací, siempre sentí el peso de una enorme piedra inmóvil sobre mi cabeza... —susurró su voz en un tono triste y desolador que Yuu jamás se habría imaginado escuchar en él, el fiero líder de dormitorio que temía.
La imagen de Leona desapareció para dejar paso a lo que parecía ser el pasillo de un edificio grande y ostentoso, seguramente un palacio.
El lugar estaba completamente abierto, sin una pared que lo separara del exterior, una larga fila de columnas sujetaban el techo y el suelo. A la vista se divisaba un extenso paisaje de sabana, lleno de vegetación simplemente conformada por hierba y arbustos, y rocas iluminadas por la bermeja luz del ocaso. Lo más destacable era una enorme roca con un desfiladero que a Yuu se le hizo muy familiar. De hecho, Yukiko lo señaló rápidamente con asombro.
—¡Un momento! ¿No es esa la roca gigante donde estaban los leones? —se adelantó a decir.
—¿Qué? —preguntó Yuu, confundido.
—¿No la viste antes? En ese... sueño en el que un mandril mostraba un bebé león a un montón de animales.
Nada más procesar eso, Yuu dio un suave respingo.
—¡Es verdad! Pero ¿acaso será la misma? La de aquella vez solo fue un sueño, ¿no? —recordó.
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Twisted Wonderland | La Marca De Mickey
FanficYuu Oshiro despierta sin saber cómo en un mundo mágico donde son admirados los conocidos como "Siete Grandes". A pesar de no ser capaz usar magia, es aceptado en la famosa escuela "Night Raven College", donde tiene extraños sueños con esas famosas l...