Eight

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Capítulo 8. "Destinos entrelazados pt. 2".

- ¿Quieres que te cargue? - preguntó Alice amablemente.

- Estoy bien, Alice, gracias - respondí soltándome de ella.

- Adelante - dijo Jane, dándonos paso hacia lo que parecía la entrada a un calabozo.

¡Maldición, eran escaleras! Edward volteó a verme, estaba a punto de dar un paso hacia mí.

- Estoy bien - respondí.

Comencé a bajar los escalones, haciendo muecas con mi cara.

- Ugh - gimió de disgusto Jane - Demetri.

El vampiro rubio comenzó a acercarse a mí después de que Jane hablara.

- Yo lo hago - dijo Alice.

Apenas subió un escalón, Jane la detuvo. El tal Demetri me tomó en brazos al estilo nupcial y, aunque yo estaba un poco avergonzada, pasé mis brazos por su cuello. Al terminar de bajar los escalones, llegamos a un elevador y, aunque creía que el vampiro me bajaría, no lo hizo, lo que me causó escalofríos por todo el cuerpo. Edward volteó a verme, dándome un pequeño asentimiento, como si quisiera decirme que todo estaba bien.

- Buon pomeriggio - dijo la recepcionista que nos recibió al bajar del elevador.

- ¿Es humana? - preguntó Bella.

- Sí - respondió Edward.

- ¿Y lo sabe? - volvió a preguntar Bella.

- Sí - respondió Edward.

- ¿Entonces por qué...? - Bella apenas comenzó a formular su pregunta, cuando se dio cuenta - Quiere ser vampiro.

- Y lo será, pronto - dijo Demetri, mirándome a los ojos.

- O el postre - dijo Jane.

Llegamos a la entrada de lo que parecía ser un gran salón. Jane abrió la puerta y todos entramos detrás de ella, yo aún en los brazos de Demetri.

- Hermana, te enviaron a traer a uno y trajiste a dos y... - El chico que estaba diciendo aquello se quedó callado al verme.

No sé realmente qué sucedió, pero dejé de sentir los brazos fríos de Demetri, sentí que iba a caer y cerré mis ojos esperando lo peor. No sentí ningún golpe, en cambio, sentí cómo estaba siendo presionada fuertemente por unos brazos congelados alrededor de mis costillas. Al abrir los ojos, el chico pelinegro de antes tenía su cabeza en mi cuello y me abrazaba tan fuertemente que apenas podía respirar.

No sabía si esto era una táctica para eliminar a los humanos que sabían su secreto, pero me estaba asfixiando.

- A-al-lice - susurré apenas, empezándome a sentir mareada.

- ¡Suéltala! - gritó Edward.

- ¡Le estás haciendo daño! - exclamó Alice, acercándose a mí.

El chico que me tenía en sus brazos, al ver que Alice venía hacia mí, me soltó, dio media vuelta para enfrentar a Alice y me puso detrás de su espalda. De lo mareada que me encontraba, junto con mis pies que aún no respondían correctamente, me aferré a su espalda para no caer al piso.

Ni Edward ni Alice pudieron acercarse porque Demetri y el vampiro musculoso los habían sujetado para evitarlo. Uno de los que parecía ser su líder se levantó de su trono y bajó, dio un par de pasos adelante y volteó a ver al vampiro a su izquierda, de cabello largo y negro, aparentemente mayor, quien asintió a él. El vampiro que estaba de pie bajo los escalones se acercó un poco a nosotros.

Lazos inmortales | Alec VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora